Culpable de un delito de injurias un sacerdote que falleció hace meses

Un sacerdote, que fallec ó hace varios meses, ha sido condenado por el Tribunal Supremo de Justlcia a cuatro meses de arresto mayor por haber cometido un delito de injurias graves contra el alcalde de la localidad de La Victoria de Acentejo (Tenerife),El alcalde, Alfonso Fernández García, miembro de un grupo político independiente y médico del pueblo, había sido duramente criticado durante las elecciones municipales por el citado sacerdote, Nicasio Moreno, a través de unas mil octavillas anónimas que encargó a una imprenta, distribuidas entre los vecinos, en las que se le tachaba de estar desequilibrado psíquica y emocionalmente, de ser un frustrado en su vida y en sus quehaceres y de descargar sus iras y sus venganzas sobre los que le rodeaban, pudiendo, gracias a su puesto, según dicho panfleto, "hacer daño y aniquilar a tantas familias", así como "dividir a las corporaciones municipales con una acción corrosiva o soterrada, como fruto de sus frustraciones". El citado sacerdote había apoyado públicamente a UCD durante la campaña electoral.

A pesar del carácter anónimo de aquel escrito, Fertiández García inició una querella contra el cura, con el asesoramiento del abogado Cándido Estévez. Una sentencia inicial de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife fue recurrida por el afectado ante el Tribunal Supremo, que ahora le ha dado la razón al entender que el querellante fue víctima de desprestigio.

El mismo sacerdote se convirtió posteriormente en noticia por haber dirigido graves acusaciones, ante sus fieles, contra los miembros de la corporación y maestros del lugar. Estos últimos y el Ayuntamiento, que celebró un pleno extraordinario para tratar el tema, presentaron sendas denuncias contra el cura. El padre Nicasio había cambiado sus simpatías políticas anteriores por UCD, al visitar el pueblo Blas Piñar para inaugurar un local de Fuerza Nueva. En unas palabras que pronunció entonces llegó a comparar a Blas Piñar con Jesucristo.

Su animadversión hacia el médico Fernández García se originó, al parecer, anteriormente, cuando una tía de este último debió ser enterrada sin la presencia de cura.