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Peligra la supervivencia de los colegios de huérfanos de ferroviarios

La supervivencia de los colegios de huérfanos de ferroviarios aparece amenazada no sólo por la baja ocupación de los centros -menos de ochocientos alumnos para 1.500 plazas-, lo que hace prever el cierre de varios de ellos a finales de curso, sino fundamentalmente por un exceso de plantillas, que en la mitad de los casos es de más de un empleado por cada dos alumnos, según un comunicado hecho público semanas atrás por CC OO.El caos en la gestión financiera de los colegios regentados por la comunidad religiosa salesiana desde la década de los cincuenta llega al extremo de que cada alumno de EGB del centro de Madrid cuesta mensualmente 61.794 pesetas, pagadas por los trabajadores de Renfe y Ferrocarriles de Vía Estrecha (FEVE), a los que se les descuenta un 0,75% de sus salarios. CC OO opina que "por mucho menos dinero se les podría internar en el mejor colegio de nuestro país".

Las tres cuartas partes del presupuesto de los centros se van en costes de personal (45.666 pesetas por alumno y mes en Madrid) y el resto (entre 16.000 y 10.000 pesetas, según los casos) tiene que repartirse entre comida, vestuario y calzado, calefacción, material escolar, conservación de los edificios y una larga relación de gastos menores. Según el presupuesto de 1982, los colegios tienen contratados a 82 religiosos y religiosas, entre los que figuran los directores y administradores, y 255 empleados seglares.

Las previsiones de gastos del mayor de los centros -el de León, con 262 alumnos de BUP, COU y formación profesional- resultan particularmente elocuentes. De los 136,4 millones presupuestados, más de 98 corresponden a costes de personal, y de estos, sólo 32 al profesorado; el resto, hasta 57,7 millones, corresponde a administrativos, personal subalterno, camareras, cocinero, plantilla de sanidad y "oficios varios", sin incluir un vigilante nocturno contratado a la empresa Esabe Express por casi 180.000 pesetas mensuales.

Como anécdota cabe señalar que el centro prevé comprar artículos alimenticios por valor de sólo 11,3 millones de pesetas, frente a los 25,3 millones que cuesta pagar al personal de cocina. Del mismo modo, la adquisición de calzado y vestido está presupuestada en 4,5 millones, mientras la nómina de las costureras empleadas por el colegio asciende por sí sola a 15,8 millones de pesetas.

En Madrid -199 alumnos de EGB y 108 empleados- los gastos de personal suman 109 millones sobre un presupuesto global de 142. El colegio gastará 8,6 millones en la compra de alimentos y tendrá que pagar 39,1 millones de pesetas en la nómina de cocineros y camareras. Por el contrario, el profesorado cuesta sólo 29.

Esta danza de cifras ha empujado al consejo de administración de los centros a replantearse el destino de las cuotas que aportan los trabajadores de ferrocarriles para sostener solidariamente su funcionamiento: dos internados masculinos, en León y Madrid, y dos femeninos, en Palencia y Alicante, que cuestan anualmente casi 500 millones (una media de 600.000 pesetas por alumno, sin contar las ayudas que perciben los que se quedan en sus casas).

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