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El PSOE de Euskadi critica la resistencia del PNV a establecer acuerdos con otras fuerzas

El III Congreso del Partido Socialista de Euskadi (PSE-PSOE), abierto ayer en Bilbao bajo el lema El compromiso socialista, tiene por objeto armar políticamente al partido no sólo de cara a las próximas elecciones, sino en la perspectiva más general de la actitud de la izquierda ante la hipótesis de un triunfo electoral en el conjunto de España, que implicaría probablemente la necesidad de un pacto con los principales partidos nacionalistas.

Las dificultades del PSE para, por una parte, afianzarse como principal fuerza de oposición parlamentaria al PNV en el ámbito de la comunidad autónoma y, por otra, supeditar cualquier estrategia particular al objeto del triunfo electoral en el conjunto del Estado, se reflejaron en el discurso con el que Txiki Benegas abrió ayer el congreso.Benegas, que mañana será reelegido -sin mayor oposición- secretario general del partido, centró su discurso en la crítica a lo que consideró aspectos s chirriantes de la política seguida por el Ejecutivo de Vitoria, pero se creyó en la obligación de precisar previamente que la crítica es únicamente la primera obligación de la oposición en un régimen democrático, y a lo largo de toda su intervención reiteró los ofrecimientos de colaboración al PNV para construir una "comunidad autónoma para todos, en la que nadie pueda llegar a sentirse extraño en su propia tierra".

Los reveses electorales de los socialistas en Euskadi -desde el 15 de junio de 1977 el PSE ha perdido más de la mitad de sus electores- fueron atribuidos por Benegas a la necesidad en que se ha encontrado su partido de "ir por delante, abriendo caminos, aun a riesgo de toda clase de incomprensiones". Tal sería el caso de su firme postura de defensa de la Constitución, cuyo rechazo por parte del PNV en 1978 ha determinado, entre otros efectos, que "el proyecto político del actual Gobierno vasco no sea participativo en la construcción de un nuevo modelo de Estado y siga basándose en una estrategia de enfrentamientos con la Administración central, en buena medida impulsada para ocultar las incapacidades en la gestión de gobierno".

Ciertas características de la ideología nacionalista vasca, permanentemente tentada de identificar "al Gobierno vasco con la comunidad autónoma como tal, a ésta con el PNV y al PNV con una mítica causa nacional vasca", ha evitado, hasta el momento, un "amplio acuerdo sobre la articulación política, social, económica y, cultural de Euskadi". Como acaba de poner de relieve el contencioso del Gobierno con el diputado general de Alava, ese acuerdo no existe ni siquiera en el interior del propio PNV, que podría caer en la tentación de considerar que, puesto que en su seno conviven Gobierno y oposición, no tiene necesidad de llegar a acuerdos con la oposición exterior, es decir, con los partidos de izquierda o simplemente no nacionalistas.

Por ello, frente a quienes han dicho que "Ia oposición es un caballo de Troya" introducido en las instituciones vascas, el PSE recuerda al PNV que, pese a ser mayoritario, "no representa sino el 22% del censo", por lo que, si se quiere hacer una comunidad autónoma que encuentre adhesiones más allá de las filas del partido del Gobierno, es preciso un amplio acuerdo en torno a las cuestiones fundamentales: paro y reactivación económica, lucha contra la violenciay institucionalización autonómica.

Pero donde el carácter exclusivista de la ideología del PNV se revela con mayor nitidez es, en opinión del secretario general del PSE, en su sectarismo cultural y en la aparente voluntad de construir una Administración pública partidista. Sectarismo cultural expresado en la "pretensión de definir unilateralmente lo que es y no es genuinamente vasco", olvidándose "la diversidad y pluralismo de todo pueblo desarrollado". Las situaciones de "nepotismo y favoritismo en la provisión de las plazas de la nueva Administración vasca" sería el efecto de la otra manifestación de exclusivismo nacionalista.

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El congreso, que se clausurará mañana, deberá presentar una alternativa concreta a esta situación denunciada, pero presionando ahora también desde la izquierda de origen nacionalista por el afianzamiento de Euskadiko Ezkerra. El Partido Socialista de Euzkadi, superadas ya las divisiones internas que marcaron su anterior congreso, en noviembre de 1979, deberá también encontrar el punto de equilibrio entre su condición de componente de un partido que aspira al poder en Madrid y su vocación de oposición creíble, desde la izquierda, en el marco de la comunidad autónoma al proyecto nacionalista del PNV. Teniendo en cuenta además la previsible necesidad a medio plazo de alguna forma de acuerdo global del PSOE con las minorías nacionalistas, el contencioso de la LOAPA y demás efectos de los pactos autonómicos del pasado año se convierte en el obstáculo principal con que se enfrentan los socialistas vascos para colmar simultáneamente los dos objetivos que en la actualidad se marcan.

El hecho de que el PNV haya desarrollado parte de su ofensiva contra la LOAPA en base al argumento de que dicho proyecto de ley "favorece el modelo de sociedad propugnado por los socialistas" no hace sino señalar las dificultades de ese doble objetivo de los socialistas vascos.

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