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La reconversión del cobre consolidará un oligopolio de los bancos Hispano Americano y Bilbao en esta industria estratégica

El plan de reconversión de Ibercobre, empresa que controla cerca del 60% del sector, fue aprobado ayer por el Consejo de Ministros. Cerca de 1.800 millones de subvención, más otros 2.800 millones en créditos oficiales, para reflotar una empresa a la que se le han dedicado titulares de prensa del cariz: "Ibercobre: una residencia para ministros en paro", (El Nuevo Lunes, 4 de mayo de 1981) o "El avance de Ibercobre. Cómo nace un oligopolio" (Actualidad Económica, 11 de septiembre de 1980). Dos de los siete grandes de la banca, Hispano Americano y Bilbao, evitarán por un lado la total dependencia del extranjero en este sector, que se hubiera producido si se cierra Ibercobre, pero habrán logrado al mismo tiempo hacerse con un control cuasimonopolístico de una industria estratégica.

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En los dos últimos años, ejercicios de cuantiosas pérdidas y vísperas de la solicitud del plan de reconversión, Rodolfo Martín Villa, ex ministro del Interior, de Administración Territorial y actualmente vicepresidente del Gobierno para Asuntos Políticos; y Juan Rovira Tarazona, ex ministro de Sanidad y delegado del Gobierno en Cataluña, han desempeñado la presidencia del consejo de administración de Ibercobre. Pese a las continuas pérdidas y a la acumulación de unas deudas bancarias de más de 5.000 millones de pesetas, Ibercobre -capitaneada por Martín Villa- se metió en una gran batalla empresarial por la adquisición de la Sociedad Industrial Asturiana Santa Bárbara.Al imperio por Martín Villa

La batalla por la adquisición de Santa Bárbara enfrentó a Ibercobre, donde estaban minoritariamente Hispano Americano y Bilbao, con el grupo Banesto-Masayeu-Abaitúa, que controlaban un paquete mayoritario de la firma asturiana. Santa Bárbara era una empresa con 600 empleados, cinco mil millones de pesetas de facturación anual, pérdidas en los últimos años y una presencia en el sector del cobre que suponía el 13% de la producción nacional de semitransformados. Su capital ascendía a 566 millones de pesetas.

El propio Martín Villa, alejado por unos meses de responsabilidades de Gobierno, convocaba a los periodistas, el 11 de julio de 1980, a un desayuno de trabajo en el Hotel Palace para informarles que "el grupo Ibercobre había efectuado, a través de la Compañía Inversora de Asturias, SA, una oferta pública de compra de 477.000 acciones de la Sociedad Industrial Santa Bárbara, SA, y que si la operación fructificaba -como era previsible- controlaría pronto el 75% del sector del cobre español".

La solución no fue tan sencilla como la pintó Martín Villa y al final hubo un acuerdo entre Ibercobre y el grupo Banesto-Masayeu-Abaitúa para repartirse Santa Bárbara. Acuerdo, todavía hoy no cerrado por problemas jurídicos, por el que Ibercobre se quedaría con la factoría de Lugones y el grupo de Banesto con la Sociedad de Trefilería de Moreda.

Renacer de las cenizas

Pese a estos delirios de expansión, Ibercobre siguió acumulando pérdidas. En 1981 rondaron los 4.000 millones de pesetas, y las acumuladas ascienden a cerca de 6.000 millones. La situación se hizo insostenible y a finales de noviembre del pasado año se presentó ante el Ministerio de Industria un plan de viabilidad.

En Ibercobre se encuentran integradas la Sociedad Española de Construcciones Electromecánicas (SECEM), Pradera Hermanos y otra sociedad llamada Earle. El capital de la empresa es de 1.700 millones de pesetas, de los que un 26% corresponde a las personas físicas que componen el grupo Pradera Hermanos; un 22%, a Río Tinto Minera; un 19%, al Banco de Bilbao; un 13%, al Banco Hispano Americano, y el resto de las acciones está muy repartido entre personas individuales, muchas de las cuales pertenecen al sector.

El plan de viabilidad, en su aspecto financiero, propone reducir el capital a cero, absorbiendo pérdidas existentes 1.700 millones. Una ampliación posterior de capital de 5.500 millones, que cubren los bancos Hispano Americano y Bilbao mediante cancelación de créditos concedidos a Ibercobre. Una venta de activos ociosos por valor de 1.275 millones a los citados bancos y la consolidación de los créditos restantes a cinco años, con dos de carencia e intereses preferenciales (unos 3.000 millones al 13%-14%). Con las mismas características, y por igual cuantía, se abre una nueva póliza de crédito para compra de materiales.

Del lado oficial, hay un aval del Instituto de Crédito Oficial para un préstamo de 2.800 millones de pesetas a cinco años, con dos de carencia, y un 13% de interés a conceder por los bancos mencionados. Una subvención directa de 800 millones y otra, para jubilaciones anticipadas, de 1.100 millones del Ministerio de Trabajo.

Sobran 913 trabajadores

En el plano laboral se propone una reducción de plantilla en el período de 913 personas, regulaciones temporales de empleo y contención de incrementos salariales.

En los aspectos industriales, el plan de reconversión de Ibercobre se propone reducir la capacidad instalada de 225.600 toneladas/ año a 177.800 toneladas/año. Se plantea una especialización de las factorías: alumbrón y planos, en Córdoba; tubos de cobre y especiales, en Zaratamo; y tubos latón, en Lejona. Esto supone el cierre de distintas instalaciones: maquinaria diversa, en Córdoba; trefilería y maquinaria diversa, en Zaratamo; y planos y maquinaria diversa, en Lejona.

Estas transformaciones van acompañadas de una inversión de 1.100 millones para instalación de colada continua en Córdoba y otra de 500 millones en la planta de tubos y en los hornos de Zaratamo.

Como objetivos se producción se propone pasar de las 70,4 horas-hombre por tonelada en 1981 a 29,3 horas-hombre por tonelada en 1985. También se propone reducir la relación coste laboral/ventas del 25,9% el pasado año a 13,4% en 1985.

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