Cementeras, Renfe, Enagás y 'pyme', primeras beneficiarias de los créditos de la Comunidad Económica Europea

Antes de que finalice el primer semestre, España habrá hecho uso de préstamos del Banco Europeo de Inversiones (BEI), cuyo capital está repartido entre los distintos estados integrantes de la CEE, por un valor de cien millones de unidades de cuenta europea (ecu), que equivalen -al cambio actual- a unos 10.400 millones de pesetas. Estos primeros préstamos del BEI, destinados a facilitar nuestra integración en la CEE, irán destinados a dos empresas nacionales (Renfe y Enagás) y a dos entidades de crédito oficial (Banco de Crédito Local y Banco de Crédito Industrial) en calidad de prestatarios.Una misión del BEI, presidida por Luciano Rotondi, jefe de la división para España del citado banco, ha concluido en los últimos días con las autoridades de nuestro país los distintos proyectos que serán financiados por el mismo. Estos créditos responden al protocolo firmado por el Gobierno español y la CEE en Bruselas, en mayo de 1981, por el que el BEI se comprometía a facilitar créditos por un importe de hasta 200 millones de ecus a lo largo de dos años. En estos momentos se estudia la posibilidad de establecer algún mecanismo para compensar los riesgos de cambio de paridades.

El BEI, que cuenta con un gran prestigio y la máxima clasificación para captación de recursos (la llamada triple A) en los mercados internacionales, tiene como principal objetivo la contribución a la financiación de los proyectos que contribuyan al desarrollo europeo, a la corrección de desequilibrios regionales, a la reconversión de sectores industriales determinados y a la menor dependencia energética del petróleo. Los proyectos a financiar deben estar ubicados preferentemente, cuando la naturaleza de los mismos lo permita, en zonas atrasadas o de menor desarrollo.

Las primeras operaciones con España se suscribieron el 16 de diciembre del pasado año y fueron destinadas a la financiación de las pequeñas y medinas empresas, actuando como prestatario el Banco de Crédito Industrial, y a la reconversión del fuel al carbón en la industria cementera. Cada una de estas operaciones se realizó por un importe de 20 millones de ecus (unos 2.000 millones de pesetas).

En estos momentos están prácticamente ultimadas otras cuatro operaciones que completarán la primera parte del protocolo firmado por España con el BEI. Se trata de un crédito de 20 millones de ecus en la modalidad de préstamos globales al Banco de Crédito Local, con el objetivo de financiar proyectos de su cartera; de otro de 40 millones de ecus (en dos fases de 20 millones cada una) a Renfe, destinado a la mejora de las comunicaciones; de un tercero de 15 millones de ecus a Enagás, para ayudar a financiar la red de gasoductos en construcción, y de un cuarto de 5 millones de ecus, en la modalidad de préstamos individuales, a través del Banco de Crédito Industrial.

Este tipo de préstamos no necesitan garantía o aval del Estado. En el caso de los dos bancos oficiales citados se han intercambiado mutuamente el aval, en el caso de Renfe -por ley- no es necesaria la garantía del Estado, y en el de Enagás, ha hecho de avalista el Instituto Nacional de Hidrocarburos. El Banco Europeo de Inversiones siempre exige dos firmas para sus operaciones crediticias, pero puede aceptar indistintamente garantías públicas o privadas.

Los créditos del BEI, en estos momentos, tienen mayor importancia por cuanto acercan la realidad española a las personas y organismos de la CEE relacionados con temas de financiación que por su cuantía. Por otra parte, la relación fluida entre los técnicos del BEI y las autoridades españolas permite tener listos una serie de proyectos que son susceptibles de financiación por parte de la CEE -prácticamente no hay techos- desde el momento mismo de nuestra integración en la Comunidad. El desarrollo de determinadas áreas, como Extremadura o Andalucía, podría potenciarse -como está haciendo Italia e Irlanda con algunas regiones- a través de créditos del BEI.