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Lord Carrington visita Zimbabue en plena crisis de la antigua colonia británica

Andrés Ortega

La llegada del jefe de la diplomacia británica, lord Carrington, a Zimbabue, en su primera visita oficial desde la independencia del país, en abril de 1980, coincidió con el descubrimiento, el jueves, de un nuevo almacén de armas en manos del Frente Patriótico de Joshua Nkomo expulsado por esta misma razón del Gobierno de Robert Mugabe la semana pasada. Lord Carrington se convierte así en un testigo excepcional de la crisis de la antigua colonia británica, tema esencial, junto al de la independencia de Namibia, de sus conversaciones con Mugabe.

La visita de Carrington fue programada hace meses, y la coincidencia con la crisis, es pura casualidad. Las divisiones entre Mugabe y Nkomo, que datan de tiempo atrás, alcanzaron su punto culminante la semana pasada, con el descubrimiento de un gran almacén de armas en terrenos propiedad del partido de Nkomo, cuya expulsión del Gobierno decidió Mugabe. El nuevo descubrimiento, cerca de la base aérea de Thurnhill, vuelve a sembrar dudas sobre el futuro del régimen que salió de las negociaciones de Lancaster House en 1979.Mugabe no parece, sin embargo, dispuesto a llevar a cabo una purga entre los seguidores de Nkomo, que, por el momento, tampoco hablan de una rebelión abierta. Pero está en riesgo la integración de los 50.000 antiguos guerrilleros con los 15.000 soldados regulares que quedaron del Ejército rodesiano. La expulsión de Nkomo ha acercado, sin embargo, a Mugabe a la creación de un régimen de partido único. La estabilidad parlamentaria del Gobierno no está puesta en entredicho, al gozar Mugabe de una cómoda mayoría.

El Reino Unido ha destinado trescientos millones de dólares en concepto de ayuda, durante tres años, a Zimbabue, y por el momento el Gobierno británico no incrementará esta cantidad, a pesar de las demandas de Mugabe. La falta de divisas, la inflación y el éxodo de especialistas blancos han provocado graves dificultades en la economía de Zimbabue.

Mugabe explicó a Carrington el problema más grave del país: la redistribución de la tierra. La reforma agraria se retrasa por falta de fondos para la recolonización de las tierras antiguamente en manos de blancos.

Carrington y Mugabe debatieron asimismo la independencia de Namibia. En una cena de gala en la noche del jueves, el jefe de la diplomacia británica declaró su firme convicción en una Namibia "independiente, democrática y multirracial". No existen alternativas a la negociación y el éxito no es posible, afirmó Carrington, "a no ser que tomemos genuinamente en cuenta las preocupaciones reales y los intereses esenciales de todas las partes implicadas", aun a costa de acusación de favoritismo. Carrington indicó así claramente la necesidad de integrar a la guerrilla del SWAPO (Organización Popular del Africa del Suroeste) en estas lentas negociaciones, a las que se resiste Suráfrica.

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