Los conspiradores contaban con la División Acorazada para la toma de Madrid
Concluimos hoy la publicación de los perfiles biográficos de los implicados en el golpe de Estado del 23 de Febrero, así como el relato de sus respectivas participaciones en los hechos, según un reciente informe del Fiscal. Destacan en este grupo figuras como la del general Luis Torres Rojas, antiguo jefe de la División Acorazada en quien pensaron los golpistas como la persona idónea para asegurarse la adhesión de la DAC, de vital importancia para el éxito del proyecto. En este mismo sentido debe entenderse la implicación del coronel José Ignacio San Martín, jefe del Estado Mayor de la División, y redactor de las órdenes para que las tropas ocuparan puntos neurálgicos de la capital de España. El comandante Cortina, como miembro del CESID, también aparece como clave en la infraestructura del golpe. El teniente coronel Mas Oliver y el comandante Pardo Zancada tuvieron importantes misiones de enlace y coordinación. El coronel Manchado, como jefe del Parque de Automovilismo de la Guardia Civil resultó un colaborador de primera fila en la tarea de reclutar a la fuerza que, al mando del teniente coronel Tejero entró en el Congreso. Se incluyen también referencias; de Juan García Carrés, el único civil procesado en esta causa, y que aparece en el sumario como la persona que pone en contacto a Tejero con el ayudante del teniente general Milans del Bosch para los preparativos de la operación.
LUIS TORRES ROJASSiete meses en la DAC
No es la primera vez que el general Luis Torres Rojas, nacido hace 63 años en Melilla, ocupa espacio en los medios informativos por razones no estrictamente profesionales. Este militar, de cuya cualificación técnica nadie duda, con una larga hoja de servicios en diversos destinos, ya protagonizó algunos incidentes.
Sus posiciones políticas, de signo claramente conservador, han sido profusamente conocidas; nunca trató de ocultarlas. Es más, en alguna ocasión sus compañeros de armas le aconsejaron moderar el tono de sus intervenciones públicas, que, de manera permanente, criticaban el sistema democrático.
Sin duda alguna, el puesto más importante de su carrera profesional ha sido la jefatura de la División Acorazada Brunete número 1, la unidad de intervención más poderosa del Ejército español. Fue nombrado para este cargo en junio de 1979, tras ostentar el mando de la Brigada Paracaidista.
Siete meses más tarde, y de forma que los medios de comunicación interpretaron como fulminante, el general Torres Rojas fue relevado del mando de la DAC. Aunque el Gobierno lo desmintió formalmente y aseguró que el relevo estaba previsto desde dos meses antes, se vinculó su cese con las posturas duramente críticas expresadas por el general contra el Gobierno. El mismo día de su cese, el ministerio de Defensa debió salir al paso de unos rumores que hablaban de una inminente intentona militar, que consistiría en la presión al Rey, para que ilegalizara el Partido Comunista y nombrara presidente del Gobierno al teniente general Vega, en situación de reserva. Por explicar en público este plan, calificado de fantasioso en medios oficiales, fue arrestado en Melilla el capitán Tormo Rico.
Días después, el secretario general del PCE, Santiago Carrillo, confió a un grupo de periodistas que disponía de información sobre reuniones mantenidas por el general Torres Rojas; con otros jefes militares en torno a la situación del país.
Estos antecedentes pesaron, con toda probabilidad, en los organizadores del golpe a la hora de decidir que Torres Rojas era la persona indicada para poner al mando de la DAC, vital para el éxito de la operación.
En la reunión celebrada en Madrid el 18 de enero de 1981, en la casa del teniente coronel Mas Oliver, ayudante del, teniente general Milans, éste indicó al teniente coronel Tejero que asistiría a la conversación el general Torres Rojas, a quien ya conocía Tejero por haberle visitado cuando el teniente coronel cumplía prisión en Alcalá de Henares.
Torres Rojas llegó tarde a la reunión; al incorporarse a ella, explicó que se había entrevistado con el coronel José Ignacio San Martín, jefe de Estado Mayor de la DAC, quien veía con buenos ojos la operación y se había comprometido a preparar lo necesario para que el general Torres Rojas pudiera hacerse cargo del mando de la División.
Es el propio Milans del Bosch quien, el 22 de enero, encarga al comandante Pardo Zancada, desplazado a Valencia por orden del teniente general, avisar al general Torres Rojas. Este recibe en La Coruña, donde ocupa el puesto de gobernador militar, una llamada telefónica de Pardo Zancada el mismo día 23 por la mañana; el comandante transmite al general las órdenes de Milans. Torres Rojas, alegando motivos personales, pide permiso a su capitán general y se desplaza a Madrid en avión.
Desde el aeropuerto de Barajas, a donde había ido a esperarle Pardo Zancada, Torres Rojas se desplaza a la DAC, cuyo jefe, general José Juste, se encontraba camino de Zaragoza, en compañía del coronel San Martín. En el trayecto, el comandante Pardo informó al general Torres de los detalles concretos de la operación, cuyas líneas fundamentales conocía el general. Tras el almuerzo, Torres Rojas se reunió a tomar café con los jefes de las brigadas y las unidades. A las cinco menos cuarto de la tarde, previamente avisados, regresan a Madrid el general Juste y el coronel San Martín, que se incorporan a la reunión.
A petición del coronel San Martín, el comandante Pardo comienza a explicar, a los asistentes la operación prevista, exposición que es matizada en diversas ocasiones por el propio general Torres Rojas. El general Juste preguntó si el capitán general de la I Región conocía los acontecimientos, a lo que respondieron San Martín y Pardo Zancada que lo había hecho ya el teniente general Milans.
Se dan las órdenes correspondientes para que las distintas unidades de la DAC cumplan sus objetivos, para lo cual abandonan la reunión los respectivos jefes. Quedan en el despacho el general Juste, el coronel San Martín y el general Torres Rojas. En ese lapso llega la noticia de la ocupación del Congreso. El general Juste llama a La Zarzuela para confirmar si, como le habían dicho, estaba allí el general Armada. Al recibir respuesta negativa, el jefe de la DAC se comunica con el capitán general de la I Región y da orden de acuartelar inmediatamente las tropas.
En este momento, el general Torres Rojas se dio cuenta de que la operación había fallado. Juste informó a su inmediato superior de la presencia allí del gobernador militar de La Coruña. El teniente general Quintana informó de ello al capitán general de Galicia, que ordenó el inmediato regreso a La Coruña del general Torres Rojas. Poco después tomaba un avión para reincorporarse a su destino.
JOSE IGNACIO SAN MARTIN
Un experto en información
La biografía del coronel de Artillería José Ignacio San Martín López, nacido en San Sebastián en junio de 1924, señala circunstancias poco habituales entre los militares. No lo es, por ejemplo, la amplia formación universitaria de San Martín, que, además de ser el número uno de su promoción, diplomado de EM de Ejército y Armada, posee la licenciatura en Ciencias Económicas y es diplomado por el Instituto de Ciencias Políticas de Madrid.
A instancias del almirante Carrero Blanco, el coronel San Martín creó y dirigió hasta enero de 1974 el Servicio de Documentación e Información de la Presidencia del Gobierno, instrumento político de notable importancia en el pasado régimen. Fue también director general de Tráfico.
En alguna ocasión se ha identificado políticamente a José Ignacio San Martín como convencido fraguista. Cuando Manuel Fraga fue nombrado ministro de Gobernación, en el primer Gabinete de la Monarquía, se habló insistentemente del ofrecimiento hecho por aquél a San Martín para que ocupase el cargo de director general de Seguridad.
Igualmente, en varios medios de información se le citó como inspirador, e incluso redactor, del llamado manifiesto de los cien. San Martín desmintió reiteradamente tales acusaciones, así como otras que le señalaban como integrante del colectivo Almendros, bajo cuya firma aparecieron en el diario El Alcázar varios artículos de signo claramente golpista.
La primera cita que hace el fiscal del coronel San Martín en su escrito definitivo de acusación es para señalar su conocimiento del plan golpista a través del general Luis Torres Rojas, que había sido su superior en la División Acorazada Brunete, de la que San Martín era jefe de Estado Mayor. Según el fiscal, el coronel prometió, el 18 de enero, todo el apoyo necesario para que su antiguo jefe pudiera hacerse cargo de la DAC.
El día 22 de enero San Martín conoce, por encargo del teniente general Milans del Bosch, que el comandante Pardo Zancada, destinado en el EM de la DAC, ha recibido la orden de desplazarse a Valencia para ponerse al tanto de los últimos detalles de la operación.
San Martín pide al comandante que le informe inmediatamente después de su regreso. A las 23.15 horas de ese mismo día, domingo, el coronel recibe en su domicilio de Madrid al comandante, quien le pone al corriente de lo hablado con el capitán general de Valencia. Al enterarse de que la fecha señalada para la operación era el día siguiente, San Martín hizo un comentario negativo, ya que ese día el jefe de la División, general Juste, y él mismo debían desplazarse a Zaragoza. El coronel encarga a Pardo Zancada que avise al general Torres Rojas y que, una vez producida su llegada a Madrid, se lo comunique a través de la consigna "la bandeja está grabada", lo que provocará su regreso y el. del general Juste. El día 23, desde el parador de Santa María de la Huerta, donde se habían detenido para almorzar, San Martín llama a la DAC y recibe la consigna. Comunica a su jefe de División que están ocurriendo cosas gravísimas, sin explicarle nada sobre el plan. El general Juste decide el inmediato regreso.
Cerca de las cinco de la tarde, Juste y San Martín llegan a la DAC. El general pide a los jefes allí reunidos con Torres Rojas que pasen a su despacho. Allí, a instancias de San Martín, Pardo Zancada explica pormenorizadamente el plan. Es el coronel quien, tras la exposición, encarga al Estado Mayor la distribución de misiones, entre las que figuraban la ocupación de RTVE, el Campo del Moro y el parque del Retiro.
Cuando los mandos de las unidades abandonan la reunión, San Martín, junto al general Torres Rojas, permanece en el despacho del general Juste. Allí escucha la contraorden del general quien, tras hablar con el capitán general de Madrid y el palacio de La Zarzuela, decide el inmediato acuartelamiento de las tropas.
Producida ésta, aconseja al comandante Pardo Zancada, quien le ha comunicado su decisión de sumarse, por solidaridad, a los ocupantes del Congreso, que desista, haciéndole ver la gravedad de la situación. A las tres y media de la mañana, el coronel recibe la orden de trasladarse a. capitanía general, por considerar que es la persona indicada para convencer al comandante Pardo para que abandone el Congreso, donde ha entrado con una unidad de la Policía Militar. San Martín se desplaza al palacio de la Carrera de San Jerónimo, transmite las órdenes a Pardo, que éste no cumple, y se retira a la DAC.
Los conspiradores contaban con la División Acorazada para la toma de Madrid
MIGUEL MANCHADOConvencido por Tejero
El coronel Miguel Manchado García aparece citado en el escrito de acusaciones del fiscal como antiguo amigo del teniente coronel Tejero. No se conocen, sin embargo, datos anteriores sobre posibles circunstancias de afinidades ideológicas entre ambos.
Para poder llevar a cabo su plan de ocupación del Congreso, Tejero necesita disponer de las fuerzas suficientes. Por esa razón acude a su amigo Manchado, a la sazón jefe del Parque de Automovilismo de la Guardia Civil situado en la calle Príncipe de Vergara, de Madrid, a quien, en sucesivas visitas, y sin comunicarle expresamente los detalles del compló, convence de que es preciso hacer algo para evitar que siguieran produciéndose atentados contra miembros del Ejército y las fuerzas de orden público.
El 23 de febrero, por la mañana, el coronel Manchado recibe en su despacho la visita de Tejero, quien le pide seis conductores para recoger en Fuenlabrada los autobuses que previamente había adquirido para el traslado de las fuerzas al Congreso.
El mismo coronel explicó, pasadas las dos y media de la tarde de ese día, las circunstancias del plan y sus objetivos al grupo de capitanes de la Guardia Civil que, previamente advertidos por Tejero, habían manifestado dudas sobre el proyecto. Manchado invocó el nombre del general Armada y explicó que en ese momento estaría comiendo con el Rey. Como consecuencia de esta conversación, los capitanes resistentes decidieron seguir al teniente coronel Tejero.
A las cuatro de la tarde de ese día, y ante el retraso en la llegada de los autobuses de Fuenlabrada, Tejero pidió a Manchado que le facilitara cincuenta hombres y autobuses suficientes para cumplir la misión encomendada, a lo que el segundo accedió, arengando, incluso, al personal de tropa que estaba formado para pasar revista de armas.
CAMILO MENENDEZ VIVES
Un golpista marginado
Capitán de navío y conocido por sus tendencias ultraderechistas, Camilo Menéndez Vives cuenta en su haber con una copiosa historia de relaciones con hechos desestabilizadores, aunque siempre haya sido como observador o tercero solidarizado.
Descendiente de familia militar, es sobrino del que fuera ministro del Ejército durante el pasado régimen, Camilo Menéndez Tolosa, entre 1964 y 1969. Sus concomitancias con grupos ultraderechistas se encuentran también en su propia familia. Su hijo, secretario local de Fuerza Nueva en Guadalajara, tuvo que ser desalojado en agosto del pasado año, junto con un grupo ultra, del Ayuntamiento alcarreño.
El capitán de navío, a través de su hijo, emparentó en 1978 con el líder de Fuerza Nueva Blas Piñar. Camilo Menéndez hijo casó con Esperanza Piñar, hija a su vez del presidente fuerzanovista.
Camilo Menéndez fue subdirector de la Escuela de Guerra Naval hasta ser expedientado y cesado como consecuencia de un incidente que protagonizó ante el entonces vicepresidente primero del Gobierno, teniente general Manuel Gutiérrez Mellado, en el entierro de tres policías asesinados por los GRAPO en Madrid el 28 de enero de 1977, cuando prorrumpió en gritos y cantos mientras eran trasladados los féretros. En ese momento, el teniente general Gutiérrez Mellado ordenó que se hiciera silencio: "Todo el que lleve uniforme, firmes, y quien sepa y quiera, que rece", palabras éstas a las que replicó el capitán Camilo Menéndez.
Otros incidentes, siempre del mismo dogmatismo ultra, han llevado al marino a expedientes y arrestos disciplinarios, entre otras cosas por la habitual firma de artículos periodísticos, básicamente en El Alcázar.
Alrededor de la media noche del 23 de febrero, quien ya se solidarizó con Tejero durante el proceso sobre la llamada Operación Galaxia, se personó en las inmediaciones de la Carrera de San Jerónimo. Tras intentar sin éxito que la policía de permitiese el acceso a la Cámara, Camilo Menéndez se dirigió al Hotel Palace para pedir autorización al director de la Guardia Civil, Aramburu Topete, para "dar un abrazo a Tejero", a lo que aquel no accedió y le ordenó que se fuera a su casa.
Poco tiempo después, y sin que se sepa claramente cómo, el marino consigue entrar en el Congreso. Tejero, cuando le ve, le ordena también que se vaya a su casa, a lo que no hace caso. Se entregó a un contraalmirante de Marina, tras finalizar el asalto. El fiscal pide para él cuatro años de prisión.
PEDRO MAS OLIVER
El contacto de Milans del Bosch
El teniente coronel de Infantería Pedro Mas, ayudante de campo del entonces capitán general de Valencia, Milans del Bosch, es el nexo de unión de su superior con el resto de implicados en la intentona del 23-F. Ya en mayo y junio de 1980, Antonio Tejero Molina y Mas Oliver sostuvieron en Madrid, en un restaurante próximo a la plaza de Roma, sendas entrevistas en las que el teniente coronel de Infantería decía hablar en nombre de su superior Milans de Bosch, y en las que se trató la situación política española y la posibilidad de llegar a un acuerdo para realizar alguna acción concreta que pudiera solucionar la deteriorada situación que entendían vivía España.
En el segundo de estos almuerzos, se encargó al teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero que elaborase un proyecto de ocupación del Congreso de los Diputados. A una de estas reuniones asistió el único paisano procesado hasta el momento, el ultraderechista Juan García Carrés.
El diez de enero del pasado año se celebró un almuerzo en la capitanía general de Valencia entre Milans, Mas, Armada Comyri y el coronel Diego Ibánez, segundo jefe del EM de la III Región, con sus respectivas esposas. En la reunión se decide que es necesario realizar una acción concreta que pueda acabar con los problemas a que se enfrenta el país, cuya concrección se emplaza a una reunión en Madrid el día 18 de enero.
Efectivamente, el día previsto se reúnen en Madrid, en un piso de la calle General Cabrera, propiedad del teniente coronel Mas, Milans, el general Torres Rojas, los tenientes coroneles Mas y Tejero y el paisano Juan García Carrés.
El día 22, Armada se pone en contacto con Milans para comunicarle que la acción está prevista para el día siguiente, por lo que el capitán general de Valencia encarga al teniente coronel Mas que llame al comandante de la División Acorazada, Ricardo Pardo Zancada, para que se desplace a la capital del Turia.
JOSE LUIS CORTINA
Un hombre clave en los servicios secretos
José Luis Cortina Prieto, comandante de Infantería, de 43 años, fue procesado tres meses después de producirse el asalto al Congreso. Semanas antes había sido destituido como jefe de la Agrupación Operativa de Misiones Especiales del Centro Superior de la Información de la Defensa (CESID), que controla los servicios de la inteligencia española, destino en el que continuó después de que se llevara a cabo el intento golpista.
En la persona del comandante Cortina se dan circunstancias muy contradictorias. En 1975 aceptó la defensa de uno de los militares procesados por pertenecer a la Unión Militar Democrática, el capitán Antonio García Márquez, aunque meses más tarde renunció a esta defensa.
Perteneciente a la promoción del re y Juan Carlos, este comandante salta a la opinión pública como involucrado en la intentona golpista a finales de abril, cuando trasciende la noticia de su destitución del CESID. Posteriormente se supo que Tejero y Cortina mantuvieron un encuentro en Madrid, previo al asalto al Congreso, en éste comunicó al jefe de los rebeldes que conocía la operación. Tejero es informado por Cortina, según las declaraciones del primero al juez, de que "el mando es bicéfalo", pero la cabeza del águila del general Armada es mayor que la de Milans del Bosch, que el Rey conoce la operación y que "los socialistas no iban a dar la menor guerra". Milans del Bosch comunicó después a Tejero que Cortina era de confianza.
El encuentro Tejero-Cortina se celebró a instancias del capitán de la Guardia civil Vicente Gómez Iglesias, destinado en el CESID. Cortina fue quien comunicó a Tejero que a las dos horas del asalto al Congreso llegaría la autoridad militar, lo que llevaba consigio el relevo de los ocupantes.
"El fin fundamental de esa entrevista", indica el relato del fiscal sobre el encuentro Tejero-Cortina, "fue el comunicarle al teniente coronel Tejero que debía ponerse en contacto con el general Armada Comyn y que se le facilitarían los medios de comunicación que precisara el CESID a través del capitán Gómez Iglesias".
El comandante Cortina, para quien el fiscal pide 12 años de reclusión, fue en las postrimerías del franquismo uno de los más activos colaboradores -junto con su hermano Antonio- del actual presidente de Alianza Popular, Manuel Fraga, en la sociedad política Godsa. Este comandante estuvo trabajando en los servicios de información de Presidencia del Gobierno, en la época del almirante Carrero Blanco, cuando estaban dirigidos por el hoy coronel José Ignacio San Martín, también procesado por el 23-F.
RICARDO PARDO ZANCADA
Hombre clave en la División Acorazada
El comandante Pardo Zancada es periodista. En calidad de tal ejerció la jefatura de redacción de la revista de pensamiento militar Reconquista. A él y al subdirector de la publicación, el también comandante Eduardo Fuentes Gómez de Salazar, se ha atribuido en ocasiones su pertenencia al colectivo Almendros, firma bajo la que se publicaron artículos de matiz golpista en el diario El Alcázar.
A Pardo Zancada se le considera el hombre puente entre los golpistas del 23-F y una de las piezas clave en la intentona del pasado año: la División Acorazada Brunete número 1. Muchos son los observadores que entienden que la inviabilidad del golpe se hizo evidente cuando la división no llegó a Madrid y, por tanto, quedaron sin control los puntos estratégicos de la capital.
En las primeras horas del 23-F, el comandante Pardo asiste a la reunión de jefes y oficiales convocada por el general Torres en el acuartelamiento de El Pardo, en la que informó de la entrevista que mantuvo el día anterior con Milans del Bosch en Valencia, en el transcurso de la cual el capitán general de Valencia le comunicó que el 23 de febrero se produciría un hecho de extraordinaria gravedad en Madrid. A continuación, Pardo Zancada afirmó que todas las actuaciones que fueran necesarias estaban preparadas con la conformidad del Rey.
Alrededor de la una y media de la madrugada del día del golpe, 113 miembros de la Policía Militar de la División Acorazada entran en el Congreso. Pardo lleva a sus órdenes al capitán Alvarez-Arenas, jefe de la Compañía de Policía Militar, y a los capitanes José Pascual Gálvez, jefe de la Compañía del Cuartel General, Francisco Javier Dusmet, agregado al cuartel general, y José Cid Fortea, capitán cajero de la mayoría centralizada del núcleo de tropas divisionario.
El capitán Abad conduce, siempre según la versión del fiscal, a Pardo Zancada ante Tejero, a cuyas órdenes se pone. El mismo Pardo declaró que "entré en el Congreso para que Tejero no se sintiera sólo ni traicionado".
El general Aramburu Topete, al tener conocimiento de que la Policía Militar se ha unido a los golpistas, envía a su ayudante al Congreso, que habla con Pardo. El comandante de la Acorazada manifiesta que solamente sigue las órdenes de Milans; momentos después, Tejero ordena la salida del recinto parlamentario del enviado de Aramburu. El fiscal solicita para él la pena de quince años de reclusión.
JUAN GARCIA CARRES
El único paisano procesado
Juan García Carrés, el único paisano procesado por la intentona golpista, es heredero del sindicato vertical del régimen anterior. Su actividad en la política viene precisamente de los cargos que ocupó en la organización sindical, y, más directamente del padrinazgo de José Antonio Girón de Velasco. Es conocido por sus ideas ultraderechistas y fue uno de los llamados a declarar, junto a otros testigos del mismo signo ideológico, a raíz del asesinato de cinco abogados laboralistas en un despacho de la madrileña calle de Atocha.
García Carrés, a propósito de la llamada Operación Galaxia y de uno de sus artífices, el teniente coronel Téjero Molina, escribió un artículo en el diario en que suele colaborar, El Alcázar, en el que se refería al sublevado Tejero como "un soldado con honor y un hombre fiel a sus pensamientos".
Un ex secretario de García Carrés, Arturo de Gregorio, fue al parecer el encargado de comprar los autocares que habrían de llevar a las tropas que asaltaron el Congreso el 23 de febrero. Asimismo, García Carrés es el presunto me-
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diador para la publicación en El Alcázar del manifiesto que redactó el teniente coronel Tejero para justificar el golpe. Estuvo presente al menos en una de las reuniones que mantuvieron en Madrid, a mediados de 1980, los tenientes coroneles Tejero Molina y Pedro Mas, ayudante de Milans en las que se decidió encargar a Tejero la elaboración de un plan para la toma del Congreso de los Diputados.
García Carres permanece desde hace varias semanas internado en una clínica privada madrileña. En ella contrajo matrimonio el pasado domingo con la viuda de un militar.
VICENTE GOMEZ IGLESIAS
Otro hombre del CESID El capitán de la Guardia Civil Vicente Gómez Iglesias, adscrito a la Unidad Operativa de Misiones Especiales del CESID, actuó de mediador entre el comandante de Infantería José Luis Cortina y el teniente coronel Tejero para la entrevista mantenida en la madrugada del día 21 de febrero entre estos dos últimos.
A la reunión llegó el capitán Gómez Iglesias con el comandante Cortina, destinado en la misma unidad del CESID. La reunión estuvo motivada porque el capitán Gómez Iglesias le había dicho al teniente coronel Tejero que para obtener material de vehículos y radioteléfonos del CESID hablara con el comandante Cortina.
El capitán Gómez Iglesias, en la fecha del 23 de febrero, coordinó la marcha de la tropa mandada por el capitán Muñecas desde un vehículo Seat 124 que pertenecía al CESID y que estaba dotado de un radioteléfono que utilizaba frecuencia distinta a la usual.
CARLOS ALVAREZ-ARENAS
Tres años y medio en la policía militar
El capitán de Infantería Carlos Alvarez-Arenas, hijo del general de división José Alvarez-Arenas y sobrino del que fue ministro del Ejército, Félix Alvarez-Arenas, nació en Madrid el 25 de noviembre de 1952. A los diecisiete años ingresó en la Academia General Militar de Zaragoza. Teniente en julio de 1974, fue destinado al CIR número 1 (Colmenar Viejo, Madrid). En noviembre de ese mismo año realizó un mes de prácticas en el Sáhara.
En 1975 es destinado a la COES 61 de Burgos, y, en septiembre, obtiene en Jaca el diploma de operaciones especiales y de paracaidista. En agosto de 1977 asciende a capitán y es destinado a la Compañía de Policía Militar número 1, perteneciente a la División Acorazada Brunete; en este destino se encontraba el 23 de febrero de 1981.
Según las conclusiones del fiscal, después de dada la orden de acuartelamiento en la División Acorazada Brunete, alrededor de las 20.30 horas del 23 de febrero, el capitán Carlos Alvarez-Arenas se adhirió a la actitud del comandante Pardo Zancada de acudir al Congreso de los Diputados como muestra de solidaridad con los guardias civiles asaltantes. Así, a la 1.35 horas del día 24 llegó al Congreso bajo el mando del comandante Pardo Zancada, atravesó los cordones de seguridad formados por la Policía Nacional y la Guardia Civil, formó en la Carrera de San Jerónimo y pasó al edificio nuevo del Congreso, donde permaneció hasta el final de los acontecimientos.
Al tener conocimiento el general Aramburu Topete que las fuerzas de la División Acorazada estaban dentro del edificio del Congreso, se dirigió hacia allí, encontrándose con el capitán Alvarez-Arenas, al que ordenó que depusiera su actitud, contestándole éste que únicamente obedecía al comandante Pardo Zancada.
Al igual que el resto de los mandos de la División Acorazada que habían penetrado en el Congreso, el capitán Alvarez-Arenas no aceptó las instrucciones de retirarse del mismo, que habían sido entregadas al comandante Pardo por el coronel San Martín. El fiscal pide para él la pena de siete años de prisión.
FRANCISCO DUSMET
El portador del manifiesto
Francisco Dusmet García-Figueras, capitán de Infantería, agregado al cuartel general de la División Acorazada Brunete número 1, para quien el fiscal pide la pena de seis años de prisión, llegó a las 13.35 horas del día 24 al Congreso bajo el mando del comandante Pardo Zancada. Permaneció en el interior del Congreso hasta que momentos antes de las cuatro de la madrugada se dirigió a la sede la emisora La Voz de Madrid. Cuando fue consultado por Pardo Zancada sobre la posibilidad de rendirse, el capitán Dusmet se pronunció en contra.
Sobre las cuatro de la madrugada, el capitán Dusmet García-Figuera, con un suboficial y dos soldados, se presentan en La Voz de Madrid, procedentes del Congreso y por orden del comandante Pardo Zancada. Su misión es la de llevar el manifiesto redactado por el teniente coronel Tejero y el comandante Pardo, en el que se quiere justificar la ocupación del Congreso. El capitán Dusmet entregó el manifiesto al capitán Batista González, que ya se encontraba en la emisora, y éste al jefe de programas de la misma. El manifiesto llegó al conocimiento del director de la Seguridad del Estado, Laína, quien prohibió su transmisión. Sobre las 4.30 horas los ocupantes se retiraron de la emisora.
En una carta dirigida al director del diario EL PAIS y publicada el 4 de octubre de 1981, el capitán Dusmet retaba al director a acudir al acuartelamiento. "Le demostraré, señor Cebrián, su error; le demostraré que el cobarde es usted", añadía el capitán.
JOSE CID
Solidaridad con los asaltantes
El capitán de Intendencia José Cid Fortea, capitán cajero de la Mayoría Centralizada del Núcleo de Tropas Divisionario, de la División Acorazada Brunete, después de dada la orden de acuartelamiento, se adhirió a la actitud del comandante Pardo Zancada de sumarse a los ocupantes del Congreso, como muestra de solidaridad con los guardias civiles.
A la 1.35 horas del día 24, llegó al Congreso el capitán Cid Fortea con el resto de la tropa de la División Acorazada , que mandaba el comandante Pardo. Sobre las 3.30 horas, el capitán Cid Fortea rechazó las instrucciones de abandono del Congreso que le hizo llegar el comandante Pardo Zancada, a quien le habían sido entregadas, escritas y firmadas, por el coronel San Martín. El fiscal pide para él la pena de cinco años de presión.
JESUS MUÑECAS
Relevado del mando en Tolosa
El capitán de la Guardia Civil Jesús Muñecas Aguilar es un gran amigo del teniente coronel Tejero. Con ocasión de la detección de la operación Galaxia y de la detención de Tejero se pidió la opinión al capitán Muñecas sobre los citados hechos, y éste se negó a hacer declaraciones. Este capitán fue relevado del mando en Tolosa tras las lesiones producidas a Amparo Abengoa, que le produjeron múltiples magulladuras en los glúteos, después de un interrogatorio.
El capitán Jesús Muñecas, del escuadrón de la Primera Comandancia Móvil de Valdemoro en la fecha del 23 de febrero, conocía la operación que proyectaba el teniente coronel Tejero de ocupación del Congreso, según las conclusiones definitivas del fiscal. El teniente coronel Tejero llamó al capitán Muñecas a las cinco de la tarde del día 23, comunicándole que tenía problemas en las Cortes y que, con el personal de que pudiera disponer, se dirigiera al Congreso de los Diputados. Previamente, para dicha finalidad, el capitán Muñecas había hecho una relación de los pertenecientes al escuadrón de la Primera Comandancia Móvil para que estuvieran preparados alas cuatro de la tarde, con el pretexto de ir a la instrucción. Preparó a tal efecto un autobús y un número aproximado de veinticuatro hombres, y avisó a los tenientes, también procesados, César Alvarez Fernández, Vicente Carridondo y Jesús Alonso Hernaiz.
Al llegar al paseo de las Delicias, el capitán Muñecas mandó parar el autobús y, dirigiéndose a todos los ocupantes del mismo, dijo que tenían orden de entrar en el Congreso a proteger al Rey y evitar que se repitiera lo del Parlamento vasco. Veinte minutos más tarde reanudaron la marcha hacia el Congreso, siendo precedidos por un vehículo Seat 124, al que esperaban, desde el que coordinaba la marcha el capitán Gómez Iglesias.
El capitán Muñecas, después de ocupado el palacio del Congreso, se dirigió a los diputados para anunciarles que "dentro de poco, cuestión de veinte minutos o media hora, llegaría la autoridad competente; por supuesto, militar".
El capitán Muñecas, para quien el fiscal pide la pena de ocho años de prisión, abandonó el Congreso de los Diputados con todos los demás ocupantes, una vez aceptadas las condiciones de entrega.
JOSE PASCUAL
Desobedeció las órdenes de acuartelamiento
José Pascual Gálvez, capitán de Infantería, jefe de la compañía del cuartel general de la División Acorazada Brunete, fue uno de los mandos de la División que, desobedeciendo las órdenes de acuartelamiento, se sumó a la ocupación del Congreso de los Diputados, como muestra de solidaridad, a donde llegó a la 1.35 horas del día 24, permaneciendo en el mismo hasta el final de los acontecimientos.
Según el relato de los hechos, el capitán José Pascual Gálvez, sobre las 3.30 horas, rechazó la posibilidad de abandonar el Congreso, según unas instrucciones trasladadas por el coronel San Martín al comandante Pardo Zancada, instrucciones que posteriormente le fueron entregadas escritas y firmadas en presencia del teniente coronel Bonelli.
JUAN BATISTA
Conocido en los medios de comunicación
El capitán de Artillería Juan Batista González es un hombre muy conocido en los medios de comunicación, ya que estuvo destinado durante algún tiempo en la Oficina de Difusión, Información y Relaciones Públicas del Ministerio de Defensa, concretamente en la etapa en que este departamento fue dirigido por el general Andrés González de Suso, asesinado en Madrid por la organización terrorista GRAPO, en mayo del pasado año.
El citado capitán solía escribir con frecuencia sobre temas técnicos, concretamente monografías y trabajos de tipo profesional.
Según el relato del fiscal, quien solicita para el capitán Batista la pena de seis años de prisión, entre las 19.00 y las 19.30 horas del día 23 de febrero, el procesado capitán del estado mayor de la División Acorazada salió con veinte soldados armados para ocupar la emisora La Voz de Madrid, misión que se le asignó en la reunión celebrada en el cuartel general de la DAC, en razón a la amistad que dijo tener con el jefe de programas de esa emisora. Allí permaneció unos veinte minutos, regresando a la División como consecuencia de la orden de acuartelamiento dada a las unidades. Posteriormente, y siempre según el relate, del fiscal, pidió permiso para volver a la emisora, donde se presentó sobre las 0.45 horas, con siete soldados armados del cuartel general, procediendo a su ocupación y concentrando en la habitación de control, donde eran vigilados, a los siete empleados de la emisora, transmitiendo al capitán Tamarit desde la misma, por teléfono, las noticias que a dicha emisora llegaban.
Más tarde, sobre las cuatro de la madrugada, el capitán Batista recibió de manos del capitán Dusmet el manifiesto escrito por el. teniente coronel Tejero y el comandante Pardo, y lo entregó al jefe de programas de la emisora. Al tener conocimiento del mismo el director general de la Seguridad del Estado, Francisco Laína, prohibió su difusión. A las 4.30 horas, el capitán Juan Batista regresó a la División Acorazada.
JOSE LUIS ABAD
Dudas
En la madrugada del 23 de febrero, el teniente coronel Tejero avisó al capitán de la Guardia Civil José Luis Abad Gutiérrez, jefe del Subsector de Tráfico de la Guardia Civil de Madrid. El capitán Abad, enterado del contenido de la operación que se preparaba, le dijo que estaba prácticamente sin dormir desde el día 20 a causa del accidente de tráfico en el que había muerto uno de sus hombres y que se encontraba totalmente agotado. El día 23 por la mañana se decidió a apoyar los propósitos del teniente coronel; convocó por radioteléfono a sus oficiales, y les expuso, en primera instancia, el plan trazado por Tejero. Explicó más tarde -siempre según el relato de conclusiones definitivas del fiscal- sus dudas ante el retraso de la llegada de los autobuses particulares y, ya dentro del Congreso, fue quien en compañía de Tejero se dirigió a la centralita para hablar con Milans y franqueó el paso al general Armada cuando éste le dio la consigna Duque de Ahumada.
El capitán Abad, para quien el fiscal pide una pena de ocho años de prisión, abandonó el Congreso en compañía del teniente coronel Tejero, en el coche que cerraba el convoy.
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