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Tribuna
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El domingo

Es domingo en España y en Lemóniz, allá en la orilla «duramente verde» de un mar de acero y anticiclones. Tierra húmeda, mar alto y sombrío, tiempo. (Hay una central nuclear en construcción o destrucción, por allí cerca.) Es domingo en España y en febrero, y hasta es el día de los enamorados.Sol y sal en Tarifa (una central en proyecto), el Atlántico y el Mediterráneo se encuentran allá abajo, como dos viejos pescadores, hablan de la sardina marroquí y un cielo de salinas discurre por el cielo. En Valdecaballeros, tierra adentro (hay central aprobada), el uranio ha licenciado sus mineros, que es domingo, y en la plaza la gente vive la paz planchada de la fiesta o leen este periódico, despacio. Enusa es un reprocesado de uranio. ¿Esto mata, esto salva, esto qué es? En domingo, quietas las galerías, palpita España de fuerzas represadas, el nücleo nuclear deja tranquilo (como una dulce animal prehistórico) que lo pisen y paseen los paseantes y los niños. L'Atmella, Cataluña (una central en proyecto), o quizá sea Valencia, o quizá Grecia: es la orilla de Venus Bien Plantada. Palpitante de uranios, España se ha levantado tarde, que es domingo. Rota (armamento nuclear) aduerme la ferocidad del proyectil con su tranquila erranza pueblerina. Tengo que hablar en Torrejón un día de estos. Hablaré de la paz al costado dormido de la guerra. Muy cerca, el triángulo de la experimentación. Qué caliente el domingo de inminencias. Lo dijo Robert Graves y lo repito: «Dejemos aflorar todos los venenos que nos acechan en el fango ».

Trillo (dos centrales aprobadas). La mayor concentración está hacia el noreste de la península Ibérico/neutrónica. Luce el domingo de los ecologistas. Valencia de Don. Juan, el pueblo de mi madre, dos centrales aprobadas en el origen mismo de la dulzura, soledades leonesas, alto fresno. Aguilas murciana, pescadora y revolucionaria (una central en proyecto). Laten las energías del domingo, transportes radiactivos detienen su camino, cementerios atómicos como Prometeos mal encadenados o ciegos Polifemos sosegados por Góngora (yo los he visto en Córdoba). España del uranio y del domingo. Ayer hubo movida en el San Juan Evangelista. Una francesa bella, objetora de conciencia, nos explicaba que Mitterrand ha amnistíado a los objetores condenados por Giscard. El socialismo se va quedando -¿quedando?- en un humanismo. flan fundado ya -ironía volterianal- la Asociación de Insumisos Amnistiados. Una alemana vieja nos contaba que algunos políticos, bajo inmunidad parlamentaria, ocuparon las casas berlinesas donde iba a haber ofensiva antiobjetora. Europa pacifista en tres idiomas. Un chico inglés, de mono y barba, explica este mal rollo como puede. No vuela España, hoy domingo, en el hongo nuclear, sino que flota, clara y quieta, en los hangares abiertos de los cielos. Los domingos debieran ser prohibidos. El domingo es apolítico, inmoral; el domingo es pacífico, pariente, y el uranio se estira, los domingos, como un guerrero antiguo y perezoso. Cuando aquella guerra que hubo, la Texaco Oil le enviaba petróleo a Franco. Hoy, los yanquis han creado la Fuerza de Rápido Despligue (no atómica) para intervenciones rápidas. Las bases (cuartel hoy de esa fuerza), ¿nos salvan, nos protegen, nos vigilan?

Queremos estar claros con los yanquis. ¿Somos su asunto interno? Jaruzelsky cumple un año en Polonia de gendarme. Los dos imperialismos se miran ya de frente, no de reojo. Es domingo en Madrid. No madruga el uranio porque es fiesta. Esa espada de uranio en nuestro suelo se le cayó a un gigante hace mil años. Late España en sus pulsos nucleares. (Ecólogos y objetores se pasean.) Entre ambos bloques de poder oscuro sólo se alza el domingo, tan delgado.

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