Una oferta fuera de serie

Tras el éxito popular de Arteder, feria internacional de arte que celebró en Bilbao el pasado año su primera edición y anuncia ya la inauguración de la segunda, Arco'82, desde Madrid, ha montado otra feria de arte contemporáneo de características bastante espectaculares -es una oferta fuera de serie- aunque, dicho sea de paso, no acierto a explicarme cómo no se han coordinado entre sí ambas ferias, como si aquí se pudiera pasar de la nada a hacer las cosas a pares. Con todo está muy bien, en principio, que la animación ferial sacuda la atonía del mercado artístico español y, en cierta manera, se internacionalice, si es que, por otra parte, lo permite el Estado español, cuyos gravámenes fiscales entibian la poca ilusión residual del coleccionista español. En este sentido, el primer dato a favor que trae Arco'82 es la desaparición temporal del famoso impuesto de importación por el que los españoles compran cuadros el 22% más caros que el resto del mundo, incluso cuando traen a nuestro país grandes obras maestras, que teóricamente ya no podrán salír nunca de aquí. ¡Cuánta falta hace arreglar de una vez esta absurda situación que nos proporciona calderilla a cambio de carecer de buenas colecciones!Como vemos, los fines de una feria de arte son múltiples y, en el caso de nuestro país, sería absurdo pensar que se agotan en el negocio mercantil inmediato, cuyo saldo a todas luces ha de ser al principio muy negativo. Por eso, además de posibilitar una oferta excepcional, al concentrar una selecta exhibición de obras de arte que aportan el casi centenar de galerías nacionales e internacionales, Arco'82 es el lugar donde se producen los contactos e intercambios y también el de la promoción cultural del arte contemporáneo. En este último sentido, está programada una serie de actividades, que comprenden conferencias, mesas redondas, conciertos y proyecciones. De hecho, el éxito final de la feria habrá que medirlo por el rasero de la asistencia popular.

Respecto a la posible asistencia multitudinaria, Arco'82 tiene, en principio, un problema: la situación extrarradio del recinto ferial, incómoda para el desplazamiento de un público no especializado. Por ello, en el futuro, creo que los organizadores tienen que hacer un esfuerzo mayor para difundir la convocatoria y, sobre todo, promocionar una gran exposición general que sirva de señuelo, como se hace en otros lugares. Pero la escasez de propagzinda y ciertas deficiencias en la organización, no desmerecen el hecho de la realidad incontestable de la feria, así como la del alto nivel de calidad de lo que se expone. Realmente uno queda sorprendido por el esfuerzo

realizado por las galerías.

La asistencia de galerías extranjeras, como era de esperar en esta primera edición, no ha sido abrumadora, lo que no cluita que estén presentes firmas europeas y americanas, entre las que nos encontramos algunas muy sonoras, como Marlborough y Denise René. Por lo general, sobre todo las galerías centroeuropeas e italianas, nos traen un buen muestrario de figuración cruda y expresionista en la línea de moda que Maurizio Polliti ha bautizado como transvanguardia. En este capítulo merece una mención especial, eso sí, la galería H. Erhardt, de Madrid, que ha traído para la ocasión nuevas obras de Twombly, además de una buena selección de vanguardistas europeos.

Naturalmente, lo que nos ofrecen las galerías esp,añolas es comparativamente abrumador y, en principio, se puede afirmar que está representado casi todo lo que hay de interesante en nuestro arte durante las últimas décadas. Resulta por ello muy dificil destacar algo sin cometer olvidos imperdonables. Como idea monográfica de stand, me ha satisfecho, por ejemplo, el de Yerba con la presentación de la serie de ediciones de bibliografla artística que, sobre bellísimos poemas de J.M. Ullán, han creado Chillida, Miró, Palazuelo, Rojo y Tápies.

Abundan además presentaciones monográficas, entre las que destacan las de artistas consagrados, algunos ya desaparecidos, como A. Ferrant (R. Metrás), o en pleno desarrollo creador, como Canogar y Guerrero (J. Mordó); Genovés y Quintero (Marlborough); Barjola (Biosca); Gordillo (Grupo Quince); Rodríguez Acosta (Tórculo); Hernández Pijuán y Rafols Casamada (Joan Prats), etcétera. Pero no quiero dejar de mencionar a los jóvenes, entre los que me deslumbró una vez más Gerardo Delgado, cuyos últimos cuadros son una auténtica maravilla. También me parecieron notables las cosas de Lamazares -que va cada vez a más-, Pérez Villalta, Uslé, Carmen Calvo, Miquel Navarro, García Sevilla, Lledó, David, Sánchez Hevia, Abot, C. Durán, C. Forns, etcétera.