Los jueces determinarán sobre las nulidades eclesiásticas en Italia
La Corte Constitucional, órgano supremo del Estado italiano para dirimir si una determinada ley está o no en conformidad con la Carta Constitucional, tomó la pasada semana una decisión importante en materia de concordato eclesiástico que ha despertado malhumor y protesta en ambientes vaticanos. De ahora en adelante, cuando la Sacra Rota declare nulo un matrimonio entre bautizados, no será automáticamente nulo ante los tribunales italianos, como ocurría hasta ahora. Serán los jueces quienes determinarán, caso a caso, si tal matrimonio anulado por la Iglesia sigue teniendo o no valor jurídico civilmente.La decisión es importante y delicada, porque en la práctica modifica unilateral mente el actual concordato entre la Santa Sede y el Estado italiano. Las motivaciones de la sentencia de la Corte Constitucional se fundan en el hecho de que todo ciudadano tiene que tener el derecho a la «tutela jurisdiccional», es decir, que hay que asegurarles a todos y a cada uno de los italianos «un juez y un juicio». Hasta ahora ocurría, por ejemplo, que si la Sagrada Rota declaraba nulo un matrimonio, una de las partes podía sufrir una discriminación en relación con el divorcio civil, y que en este último caso existe la obligación para el cónyuge separado que trabaja de pasar los alimentos a la parte más necesitada. En caso de declaración de nulidad de matrimonio, no existe ninguna obligación jurídica de ayudar a la parte más débil o de contribuir a al alimentación de los hijos.
La Corte ha declarado también que la dispensa por matrimonio «rato y no consumado» ya no tendrá en adelante ningún valor civil y, por fin, que los matrimonios de los menores, que para la Iglesia son válidos, no podrán ser transcritos civilmente.
En los ambientes laicos, la decisión de la Corte Constitucional ha sido muy aplaudida, primero, por lo que significa de autonomía de Estado en relación con el Vaticano, y también porque existía una cierta preocupación de que en el futuro puedan aumentar notablemente los casos de anulación de matrimonios por parte de la Iglesia confreno a los divorcios civiles. Como ha pasado hasta el presente, normalmente eran las mujeres y sus hijos quienes salían perdiendo.
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