La CNT existe

El día 13 de enero del presente año fui requerido por miembros de la redacción del programa En este país, que dirige Lalo Azcona, para realizar unas declaraciones filmograbadas sobre la situación actual de la CNT, grabación que habría de ser incorporada al programa que sobre la evolución del sindicalismo dicha redacción preparaba, y que se emitiría el viernes 29 de enero, a las 23.30 horas.Desde que se realiza esta emisión, de siete minutos de duración, hasta que se emite el programa, no vuelvo a tener noticias de ello, lo que hacía suponer que la voz de la CNT, necesaria y justamente, se iba a oír en representación de una de las opciones más diferenciadas y repyesentativas del panorama sindical actual.

El programa se emitió la noche indicada, pero, para nuestra sorpresa, la Confederación Nacional del Trabajo únicamente fue considerada como referente historico (por intermedio de nuestra compañera Federica Montseny), lo que, por otra parte, resulta imprescindible si se quiere hablar de los orígenes del sindicalismo. Pero de una manera absolutamente inadmisible, desde el punto de vista de la libertad de expresión y de la ética profesional, se eliminó por completo la grabación que me había sido hecha, sustituyéndola por una voz en off, que mencionó a la CNT como "un sindicato prácticamente inexistente en la actualidad".

Ante estos hechos nos cabe plantear las siguientes preguntas: ¿Puede hablarse del panorama del sindicalismo en la actualidad sin tener en cuenta a la única organización de trabajadores que conserva incólumes los principios que dieron vida al asociacionismo sindical: la independencia total de partidos políticos y Gobierno, la defensa directa y sin manipulaciones de los intereses de los trabajadores y la lucha por la construcción de una sociedad nueva basada en la solidaridad y el apoyo mutuo? ¿Es que los baremos cualitativos para valorar la importancia de una central sindical están basados en la mayor o menor aparición de las siglas respectivas en los medios de comunicación, aparición que, en nuestra opinión, está determinada por intereses políticos de aquí y de allá? ¿No resulta extraño que, para la dirección del programa, la CNT sí existiese quince días antes de la emisión y por ello se la grabase una secuencia de quince minutos? ¿No será que el contenido de la entrevista ha molestado a alguna de las personas que tienen acceso a la edición del programa, las cuales han decidido por ello censurar y manipular por su cuenta y riesgo la emisión? En última instancia, es el director del programa el responsable, no hay que olvidarlo, por más que ahora intente eludir esa responsabilidad.

Para terminar, me gustaría decir, ya al margen de estas consideraciones, que, cuando menos, una simple razón de cortesía obliga a comunicar a los interesados los cambios de actitud que, en casos como éste, tengan los ejecutores del programa./

secretario general de CNT.