Un candidato de guardarropía
La segunda cadena emite esta noche, para ilustrar un debate de La clave sobre la ley electoral, una película de Michael Ritchie, realizada en 1972 para mayor gloria de la imagen política norteamericana. El candidato tiene, entre otros atractivos de carácter subliminal -se rememora la trayectoria de los Kennedy, esas figuras casi legendarias en su desgracia habitual-, la presencia como actor de Robert Redford, que en este filme iniciaba una trayectoria que quizá conecte con apariciones suyas más recientes: la que hizo en Todos los hombres del presidente.La historia narra la irresistible ascensión de un candidato al Senado norteamericano que encuentra en el camino el favor social y se encuentra, casi inconscientemente, con la desazón íntima: los que le rodean -su mujer, sus parientes cercanos- asisten incrédulos al torbellino, pero él triunfa. En esa moral grandilocuente que suele sostener en público el político cabe el éxito; el fracaso se reserva para la oscuridad de la noche.
A Robert Redford le sienta bien El candidato. A Michael Ritchie, sin embargo, le va ancho el personaje, y le convierte en un showman en el que prima la imagen externa. Las horas intensas del fracaso personal quedan ajenas a estos 110 minutos de celuloide.
La película vende la imagen electoral y expende a raudales la mercancía del falso liberalismo que desde entonces y hasta ahora ha defendido Robert Redford, apoyado en el poder que le ha dado el éxito para apoyar causas que sentimentalmente atraen tanto dentro como fuera de Norteamérica.
Los cinéfilos que aún recuerden con cariño la última imagen del viejo Melvyn Douglas en Bienvenido Mr. Chance pueden volver a admirar en esta oportunidad la eficacia de uno de los más típicos personajes del Hollywood de Scott Fitzgerald. Su presencia en la película es el contrapunto de la juventud exultante del candidato a senador.
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