La mala conciencia del Partido Comunista de la Unión Soviética
Oscuro, dogmático y siempre en el centro de cualquier conspiración política en la URSS y los países de su órbita. Mijail Andreyevich Suslov, al que altos nomenklaturistas soviéticos llamaban "la mala conciencia del PCUS" ha fallecido a los 79 años compartiendo el papel de número 2 oficial del régimen con dos de los más fieles aliados de Leónidas Breznev, Andrei Kirilenko y Constantin Chernenko.Desde la caída de Nikita Jruschov, en 1964, se dedicó a salvaguardar la ortodoxia marxista-leninista desde la más alta cúspide del poder.
A este hijo de campesinos de Saratov, en la región del Volga, le llegó su gran oportunidad política al finalizar la segunda guerra mundial y cuando la confrontación con Estados Unidos, el aliado de la contienda, comenzaba a perfilarse. Suslov, el eficiente depurador estalinista en Lituania y comandante de partidas guerrilleras contra los nazis, encontró un puesto destacado en el departamento de propaganda del PCUS, que en contacto con los líderes del momento le catapultó a la dirección de Pravda.
Dos años mas tarde, aún convida el dictador Stalin, Mijail Suslov accedió al Politiburó (entonces Presidium). Desde la atalaya privilegiada del periódico del partido conoció los entresíjos de la intriga política y el "ideólogo jefe" del estalinismo, Andrei Dzhanov, le otorgó el puesto de delfín por su ardor en atacar a la Yugoslavia de Tito.
Su fama de intransigente con los cambios que se pretendían introducir en países del Este europeo (Hungría, 1956) y en el proceso de distensión con Washington, tras a la muerte de Stalin, no se debe exclusivamente a sus peroratas y artículos, tales como: "La vía húngara es un peligro de restauración capitalista y de contagio fascista en nuestros países", o bien al calificar a la política de EE UU de "rapiña imperialista americana", sino también a su decidida acción política.
En 1956, junto a Jruschov y Mikoyan hizo abdicar al húngaro Janos Kadar de toda veleidad democrática, con amenazas que repitió doce años después con Checoslovaquia y hace escasas semanas con los dirigentes polacos.
En toda su ascendente trayectoria política hay un solo lapso: su depuración del Presidium en 1953, al morir Stalin. Durante dos años "atravesó el desierto político" por su compromiso con el anterior régimen. Su retorno será si cabe más fulminante en 1955. Si bien el documentado historiador del período jruschevista, Michel Tatu, le colocó entonces en el cuarto puesto de la jerarquía soviética, será de hecho el principal valedor de Jruschov durante su etapa de desestalinización.
Ayudó al "camarada K" a desembarazarse del llamado "grupo anti-partido" (Molotov-Kaganovich-Malenkov) y documentó "las desviaciones estalinistas" en el famoso 20º Congreso del PCUS.
Suslov pasó entonces su factura y obtuvo el suficiente poder como para organizar su propio equipo ideológico en el interior de la URSS (Ponomariov, Zagladin y Arbatov), así como en la Europa del Este, donde los dueños de la ideología oficial dependían de sus órdenes. Sus directrices ideológicas no se discutían, como tampoco sus artículos en la revista Problemas de la paz y el socialismo, desde donde se imparten los cánones ideológicos al mundo comunista dependiente de Moscú.
Además de Tito, Mao Zedong fue otro de los enemigos personales de Mijail Suslov. Aunque fue el actual hombre fuerte de Pekín, Deng Xiaoping, quien consiguió irritarle en la reunión comunista internacional de Moscú en 1959. Se afirma que Suslov dijo en aquella ocasión que nunca más conversaría con Deng.
Una troika (Breznev-Podgorni-Kosiguin) sucedió a Jruschov en octubre de 1964. Suslov no figuraba en la misma, pero fue al alma mater de la conspiración. Consiguió frenar las iniciativas de los jruchevistas para controlar el Comité Central del PCUS, otorgó garantías a los militares y durante horas estableció con Breznev la forma de efectuar el "golpe" en el Presidium (Politburó). Naturalmente, Suslov, tuvo el papel de fiscal contra Jruschov en el pleno del PCUS que decidió destituirle.
Jamás en la historia de Rusia se consolidaron los poderes compartidos y la historia soviética no es una excepción. La imagen de "eminencia gris" y hábil hacedor en la sombra le había reportado a Suslov poder e influencia, por ello continuó en ese papel por encima de las primeras e importantes querellas entre Breznev y Kosiguin y las posteriores entre aquél y Podgorni.
Más fortalecido que nunca, durante la década de los sesenta hizo frente a la reforma checoslovaca y al estallido polaco, y siempre con energía. Circula una historia según la cual en una reunión del Politburó, días antes de la invasión de Praga, Suslov utilizó tales términos de dureza para sofocar la primavera de Praga, que Alexei Kosiguin dijo que "no quería saber nada del futuro" y un periódico inglés llegó a publicar que había presentado la dimisión. Su última acción fulminante la ha llevado a cabo en Polonia, donde ha ejercido una presión constante para el retorno a la normalización. Es su legado a los sucesores de la gerontocracia gobernante en el Kremlin.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.