Cesado el fiscal general de Escocia por el tema de las violaciones
La polémica sobre las violaciones en el Reino Unido ha cobrado su primera víctima política. Nicholas Fairbairn, fiscal general de Escocia y miembro del Gobierno británico, se ha visto obligado a dimitir de su cargo. El extravagante personaje había hecho unas declaraciones a un periódico escocés, antes que a la Cámara de los Comunes, sobre la discutida decisión de no procesar a tres jóvenes acusados de haber violado y malherido a una mujer de Glasgow en noviembre de 1980.
La primera ministra, Margaret Thatcher, reaccionó tajantemente pidiéndole a Fairbairn que presentase su dimisión, lo que éste hizo en la noche del jueves, reconociendo haber cometido «un error de juicio». La publicidad que ha recibido este caso de violación, en el que los agresores supuestamente jugaron al tres en raya con una cuchilla sobre la cara de la víctima, podría ahora perjudicar a la joven en el único camino que le queda abierto para pedir que se le haga justicia: una acusación privada, ya que la acusación pública, según la ley escocesa, no puede ser retomada.
El tema de las violaciones no es, sin embargo, la causa inmediata para su expulsión del Gobierno, sino el haber hecho unas declaraciones a la Prensa antes que al Parlamento sobre una cuestión que debía explicar ante la Cámara de los Comunes.
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