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La renovación de UCD

( ... ) Hoy recibe Leopoldo Calvo Sotelo en la Moncloa a Iñigo Cavero, secretario general de UCD. Se trata de una audiencia de trabajo, a la que asistirán leis secretarios de la nueva ejecutiva centrista. Aunque la noticia carece -de relevancia, el hecho de que en las altas esferas de UCD hayan desaparecido las tensiones adquiere cierta trascendencia. El afincamiento de Iñigo Cavero en la secretaría del partido gubernamental equivale de algún modo a un desembarco de Calvo Sotelo por delegación. Cavero utiliza la cabeza para deleitarse especulativamerite en los dogmas democristianos, pero usa los pies para recorrer cualquier trayecto de ideología alternativa. Es un pragmático. Y es, por tanto, el hombre de Calvo Sotelo en UCD.De UCD acaba de marcharse el señor Ramallo con destino a Alianza Popular, decisión calcada de la que tomó hace unas semanas el opusdeísta Díaz-Pinés. Pero, más que pena honda por la evasión de estas individualidades tránsfugas, Calvo Sotelo experimentaría honda satisfacción por la permanencia de los democristianos en el centrismo. Los democristianos no tienen ya coartada ética para dejar el barco. Ya lo han abandonado los reformistas de Fernández Ordóñez y las dos personalidades citadas al abrirse este párrafo. UCD es ya la derecha que soñaban juntos Oscar Alzaga y Herrero de Miñón. Entre la realidad y ese, sueño hay, sin embargo, una diferencia: UCD no se ha convertido en la CEDA; empieza a ser la peana sobre la que se está labrando Calvo Sotelo su futuro político. (...)

21 de enero

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