Escopetas robadas en Eibar y fusiles de varios países formaban el arsenal descubierto
La mayoría de las armas intervenidas a ETA Político-militar en el caserío de Playabarri son escopetas robadas en una armería de Eibar y fusiles de asalto fabricados en diferentes países, concretamente Estados Unidos, Bélgica y la Unión Soviética. Entre todas ellas destaca un lanzagranadas que tiene borrado el número de serie y el país de origen, aunque en medios policiales se sospecha que haya sido fabricado en la URSS. El ministro del Interior, Juan José Rosón, acudió anoche en compañía de los máximos responsables de la Seguridad del Estado a la nave de su departamento donde fueron exhibidas las armas. Este arsenal fue trasladado en la madrugada del miércoles a Madrid por dos camiones fuertemente custodiados por la Guardia Civil.
Rosón examinó detenidamente el material, previamente clasificado por expertos en armamento, y mantuvo un cambio de impresiones con los responsables policiales de la operación, entre los que se encontraba el comisario Domingo Martorell, jefe de la Brigada Central de Información, bajo cuyo mando se realizan las investigaciones. Precisamente este comisario, jefe de la operación que condujo a la liberación del padre de Julio Iglesias, manifestó a Europa Press, mientras eran exhibidas las armas ante los periodistas, que ETA Política-militar "lo va a pasar muy mal a partir de ahora, ya que prácticamente se ha quedado sin material". En medios policíales se calcula que el material bélico incautado supone un 95% del que dispone la organización.La mayoría de las armas intervenidas proceden, según la policía, del atraco perpetrado por ETApm en 1979 a una armería de Eibar, donde fueron robadas trescientas escopetas. Sin embargo, hay también metralletas tipo Beretta, fusiles de asalto M-16 (norteamericanos), kalaslinikov (soviéticos) y FAL (belgas), un bazuca tipo RPG-7 (de origen desconocido) y pistolas y revólveres, de diferentes modelos. Fuentes policiales expertas en armamento indicaron anoche que el examen de cada una de estas armas durará más de un mes. La policía revisará minuciosamente cada armamento con objeto de identificar su posible utilización en atentados terroristas. El explosivo, por su parte, será depositado en la Maestranza de Artillería.
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