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Un juez denuncia la existencia en Italia de un compló desestabilizador inspirado por algunos países de Europa oriental

Juan Arias

Un plan internacional para desestabilizar Italia fue denunciado ayer por el juez Ferdinando Imposimato, encargado de las investigaciones sobre el asesinato de Aldo Moro por las Brigadas Rojas. El compló tendría por objetivo libanizar a Italia y sus responsables directos, bajo la inspiración de algunos países de Europa oriental, serían grupos extremistas de palestinos, sirios, libios, libaneses, israelíes y egipcios. Se asegura que en los próximos días serán expulsados de Italia una serie de diplomáticos de los países árabes acusados de estar implicados en este asunto.

Según Imposimato, el compló consiste en un plan para crear en Italia un estado permanente de guerrilla y de caos que la convierta en una segunda Beirut. El juez añade que los servicios secretos italianos no se han apercibido de este grave peligro, denunciado hace ya un año por el jefe del Estado, Pertini. Los únicos que se han enterado del mismo, afirma el juez, fueron los agentes de los servicios secretos israelíes, interesados en que se cree el caos en Italia para convencer a Estados Unidos que la defensa del Mediterráneo no puede correr a cargo de los italianos, sino de Israel.El plan está concebido, según Imposimato, en diversos capítulos, entre los cuales figura una campaña de difusión de droga a nivel nacional para corromper a la juventud y para que los promotores del mismo puedan autofinanciarse. Toda una serie de armas han sido entregadas tanto a los grupos subversivos de izquierda como de derecha con la finalidad de desestabilizar el país. Según Imposimato, el atentado al Papa por obra del terrorista turco Alí Agca forma parte de este compló. Por eso se ha trasladado a Perusa, en cuya universidad internacional se había inscrito el terrorista bajo el falso nombre de Fartik Ozgun.

Una matanza

Toda la Prensa italiana publicó ayer con grandes títulos esta hipótesis del juez Imposimato, junto con las últimas noticias filtradas en los ambientes de la policía, que confirman que el grupo de las Brigadas Rojas capitaneado por el ideólogo Giovanni Senzani, capturado en Roma días atrás, intentaba, el día 22, realizar una verdadera matanza durante la reunión del Consejo Nacional de la Democrcia Cristiana en Roma. Esta a previsto el asesinato de cien personas. El ataque a la sede de la Democracia Cristiana debería haberse efectuado a la una y media de la tarde, hora en la cual los terroristas se habrían apoderado de los canales de televisión que iban a transmitir en directo la apertura del Consejo Nacional. Un terrorista habría leído un comunicado y la matanza hubiese sido transmitida en directo por radio y televisión.El juez Imposimato se ha basado para defender esta tesis, que es también la del presidente de la República, Sandro Pertini, en las confesiones de los llamados brigadistas arrepentidos, es decir, los miembros de la organización terrorista que han decidido colaborar con la justicia.

La demostración de que las declaraciones de los brigadistas arrepentidos eran verdaderas se tuvo en estos días de una forma inesperada. Un terrorista detenido de las Brigadas Rojas confesó a Imposimato que algunos militantes de la organización habían sido asesinados recientemente y que dos de ellos fueron arrojados al fondo del lago de Guidonia, a veintitrés kilómetros de Roma. Efectuadas las investigaciones, se encontraron en el lago los cadáveres ya en putrefacción de los jóvenes Vincenzo Travaglione y Gennaro Mondella. Ahora se buscan otros cuatro cadáveres. La magistratura ha emitido a este respecto ocho órdenes de detención por espionaje, homicidio y tráfico de armas.

Las declaraciones de Imposimato han causado profunda impresión tanto en la opinión pública como en los ambientes políticos italianos. Ante la magnitud de los hechos denunciados por el juez hay quien se pregunta cuánto pue de haber en todo ello de verdad Pero lo cierto es que cada día aumentan las sospechas de que sobre Italia esté suspendida la espada de Damocles de un plan desestabilizador que nadie logra averiguar por quién está organizado.

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Bettino Craxi, secretario general del partido socialista, se había referido en el Parlamento al jefe de esta conspiración llamándole "el gran viejo", y calificándole como una especie de monstruo invisible que intenta crear el caos en este país tan vital para la estrategia defensiva del Mediterráneo donde, además, vive el Papa, que es, por añadidura, un Papa polaco.

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