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Pugna en torno al "contrato del siglo" para el suministro de tecnología nuclear a México

La tecnología nuclear canadiense tiene estos días en México un vendedor de lujo en la persona del primer ministro, Pierre Trudeau, igual que lo tuvieron los franceses en François Mitterrand, con ocasión de su visita oficial a este país a finales de octubre pasado. Ambas ofertas, junto con las de General Electric y Westinghouse (España entra en la carrera de la mano de los norteamericanos), parecen llevar ventaja en el concurso internacional convocado por la Administración mexicana para poner en marcha su programa nuclear.

Está en juego un contrato del siglo, ya que quien se adjudique esta primera central se situará en posición privilegiada para todo el plan: 20.000 megavatios de origen nuclear antes del año 2000, lo que, a precios actuales, supone una inversión del orden de dos billones de pesetas.El concurso se ha limitado a empresas poseedoras de la tecnología nuclear básica. De ahí que ni Japón ni España figuren en la lista de siete participantes iniciales. Pero General Electric y Westinghouse han implicado en sus respectivos proyectos a las filiales españolas, en parte para demostrar con hechos la existencia de una transferencia real de tecnología, tema este que interesa vivamente a México.

La participación española en el programa nuclear mexicano puede variar de acuerdo al proyecto ganador, siempre que éste sea uno de los presentados por las dos empresas norteamericanas citadas. General Electric incluye en uno de sus proyectos a la sociedad española Empresarios Agrupados como cabeza de fila para el suministro de bienes de equipo. Este sería el techo mínimo. A partir de ahí están contempladas casi todas las posibilidades, hasta el punto de que Westinghouse Española aparece en una de las propuestas como responsable total del proyecto, llevando a Initec como cabeza de fila de ingeniería.

De entrar España en este programa, en cualquiera de sus variantes, se está hablando de una inversión mínima de cuatrocientos millones de dólares, con grandes posibilidades de prolongarla a lo largo del plan nuclear mexicano, probablemente el más ambicioso del Tercer Mundo, junto con el de Brasil.

En opinión de un experto español, esto supondría una cierta garantía de que las exportaciones españolas a México se situarían durante los próximos veinte años en torno a los seiscientos millones de dólares, lo que supone un 40% de la factura petrolera.

Relanzamiento del programa nuclear

México ha elaborado un ambiciosísimo programa nuclear, basado no tanto en sus necesidades energéticas, sino en razones nacionalistas, como palanca para una transferencia masiva de tecnología. El presidente José López Portillo aparece como el principal impulsor de esta teoría desde que ocupó la dirección de la Comisión Federal de Electricidad.La llegada de López Portillo a la presidencia supuso un relanzamiento del programa nuclear, tras la paralización del sexenio de Luis Echeverría. El Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ) y el Sindicato Unico de Trabajadores de la Industria Nuclear (SUTIN), de tendencia maoísta, se declaran abiertos defensores del plan desde una posición de izquierdas, que contempla la energía nuclear como una nueva forma de reafirmar la auto suficiencia nacional frente a Estados Unidos. De ahí que estos grupos vean con mejores ojos la tecnología del uranio natural que ofrece Canadá que la del uranio enriquecido de los norteamericanos.

El plan energético nacional, aprobado por las dos Cámaras hace poco más de un año, incluyó el programa nuclear: 20.000 megavatios antes del año 2000. Esto se interpretó como una victoria de los pro nucleares; pero, en última instancia, el grupo opositor consiguió que se llegara a un compromiso de que el programa se llevaría adelante sólo bajo condiciones estrictas de control mexicano de la tecnología.

En estas condiciones se convocó este concurso internacional, que servirá de botón de muestra para comprobar si las empresas adjudicatarias del concurso están dispuestas efectivamente a transferir su tecnología.

La presentación de ofertas se cierra el próximo 5 de febrero. A partir de esa fecha, el Gobierno se concede el plazo de cuatro a seis meses para adjudicar el concurso. Para estudiar las ofertas cuenta, entre otras, con la asesoría de la empresa española Sener para cuestiones de ingeniería.

Las siete empresas convocadas por México son las siguientes: Canadian Atomic Energy (Canadá), Aseatoin (Suecia), KWU (Alemania Occidental), Framatome (Francia) y las norteamericanas General Electric, Westinghouse y Combustion Engineering.

No parece que las ofertas de KWU, Combustion Engineering y Aseatom tengan grandes posibilidades, pese a que en este último caso los suecos vayan a contar muy pronto también con su propio vendedor de lujo, el rey Carlos Gustavo, y a que estén dispuestos a vender incluso la empresa sí con ello pudieran adjudicarse el programa mexicano, lo que equivaldría a una transferencia total de su tecnología.

Quedan finalmente las ofertas de General Electric y Westinghouse, que, a juicio de los técnicos, disponen de la tecnología más avanzada y la más probada. Al realizarse las ofertas a través de España, tienen la ventaja de que se trata de una tecnología ya traducida al español, tema este que los técnicos mexicanos siempre han tomado en cuenta.

Finalmente, pueden poner como ejemplo de transferencia real de tecnología el hecho de que España fabrique ya el 90% de los componentes nucleares partiendo de una tecnología norteamericana.

Entre las ofertas de Westinghouse figura una en la que Westinghouse Española aparece como responsable de la tecnología básica y, por tanto, de todo el proyecto, contando sólo con la asesoría técnica de la central estadounidense. Initec, la empresa del INI, va en este proyecto como cabeza de fila de ingeniería y bienes de equipo.

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