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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Las economías del Este

LA CRISIS de la economía polaca está arrastrando tras de sí a las restantes economías de los países miembros del Comecón (Comité Económico de Ayuda Mutua). A la angustiosa situación de lento crecimiento, fracasos agrícolas y fuerte endeudamiento exterior con Occidente, se añade ahora la "ayuda fraternal" a la economía polaca. Pero además de los envíos de víveres, con el consiguiente recelo de unas poblaciones mal abastecidas, los planificadores del comercio en el interior del bloque se encuentran desconcertados porque los balances de mercancías físicas no se compensan. El sistema de planificación comunista establece unos planes anuales de obligado cumplimiento en materia de exportación e importación y, en la situación actual, los polacos están incumpliendo sus envíos de carbón (veinte millones de toneladas en 1979, cuatro millones en 1981 e incertidumbre total en 1982), azufre y otras mercancías. Estos productos tienen que adquirirse en divisa libre mientras hay que exportar a Polonia mercancías programadas anteriormente para su venta a Occidente. El resultado es que para prevenir el colapso polaco se está agravando la mala situación individual de los restantes países comunistas europeos.En el decenio de los cincuenta el mito de la reconstrucción sirvió de soporte al desarrollo industrial. Después, en los sesenta, las exportaciones de materias primas soviéticas a cambio de unos productos industriales difíciles de colocar en Occidente, sirvió de sustento a la consolidación del Comecón. En los setenta la extraordinaria largueza financiera de Occidente permitió mantener el funcionamiento del equipo productivo y los intercambios sin graves sobresaltos. Pero estos factores han desaparecido. Las condiciones financieras se han endurecido y los recursos naturales de la URSS fácilmente explotables se están, reduciendo. Se ha estimado que la producción de petróleo soviético pasará de doce millones de barriles diarios a unos ocho millones de barriles en 1990. De hecho los suministros de petróleo de la URSS a sus aliados se han reducido ya en un 10%. Con una explotación más costosa de sus recursos naturales y la necesidad de contar con la inversión y la tecnología occidental para explotarlos, la URSS se encuentra con graves dificultades para mantener su papel de proveedor generoso, de materias primas.

Alemania Democrática se ha presentado como el único escaparate del éxito comunista, pero su crecimiento tropieza con un fuerte endeudamiento externo que corre el peligro de convertirse, como en el caso polaco, en una deuda en divisas convertibles inmanejable. Hungría con un sistema casi mixto de economía oficial comunista y economía de mercado para uso interno ha mejorado notablemente su nivel de vida desde 1956. Sin embargo, el endeudamiento externo, 8,5 mil millones de dólares, y el temor de que el ejemplo polaco provoque una mayor libertad política, pueden ocasionar un parón en la flexibilidad demostrada por Kadar.

Después de la primavera de Praga y la invasión de los tanques soviéticos, Checoslovaquia ha regresado a la más pura ortodoxia estalinista. La economía se encuentra: actualmente en una situación peor que hace diez, años. Si el endeudamiento con Occidente es pequeño, unos cuatro mil millones de dólares, también es cierto que el desarrollo económico está detenido. Quizá sólo en la pequeña y agrícola Bulgaria la amenaza de crisis-económica aparece momentáneamente conjurada, y curiosamente por el azar de que en la división internacional del trabajo socialista le correspondiese una especialización agraria dentro del Comecón. Un poco de agricultura y un poco de industria ligera le han llevado al éxito de tener que cerrar la frontera norte para evitar la llegada de los rumanos, antes orgullosos por su especialización en la industria pesada, ávidos de alimentos, zapatos y lavadoras.

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En Rumanía el fracaso económico es grande: la industria del refino de petróleo se construyó con una capacidad que supera en más del doble a la producción de sus pozos y, ahora, para mantenerla a pleno rendimiento es necesario un esfuerzo importador que incrementa absurdamente el endeudamiento externo, La producción de cereales y de carne está en disminución, las colas son cada vez más largas y el abastecimiento cada vez más escaso. Solo la represión impide la aparición de un movimiento popular de la amplitud de Solidaridad contra el nepotismo y corrupción de la familia Ceausescu.

Al final está la Unión Soviética con sus propios problemas, incluído el rápido crecimiento demográfico en las repúblicas del Asia central, cada vez más vulnerables al nacionalismo islámico. Los presupuestos militares suponen ya el 14% del total, frente a un 5% en Estados Unidos, y el dilema de cañones o mantequilla se ha agudizado después de los últimos cinco años de escaso crecimiento económico. Los éxitos de la Hungría de Kadar y la revuelta polaca, cada uno en su estilo, son una señal inequívoca de la urgente necesidad de reformas económicas y, naturalmente, de reformas políticas. Pero en el contexto actual, con los problemas de Polonia y Afganistán sin resolver, no es fácil prever un clima distendido en el que la reducción de tensiones permitiese a los dirigentes del Kremlin aceptar una mayor participación de sus ciudadanos en la dirección y gestión de los asuntos económicos y políticos.

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