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Pablo: "Intento hacer humor de la ternura"

El creador de "La oficina siniestra" muestra sus "Pajaros"

«Dicen que hago humor de la ternura, y es verdad que lo intento», dice Pablo, el humorista que creó la oficina siniestra de La Codorniz y que ahora ha cuajado una curiosa exposición de pájaros diversos en la galería La Cábala. «A mí me interesa lo social, el humor político no: no tengo yo mucho sentido político, y creo que es más efímero... Yo creo que lo que podría llamarse humor blanco, o humor-humor, dura más».La Codorniz ocupó la mayor parte de su vida profesional, desde 1953 a 1974, y de su imaginación ha salido la que fue considerada como una imagen de la vida nacional, la oficina siniestra, y personajes tan populares como Doña Ursula. «Qué mentira que La Codorniz fuera una revista fascista», dice. «No hace falta aludir a la célebre portada de los veinticinco años de paciencia... Yo tenla», dice, «el proyecto de hacer otra: veinticinco años de pez, pero consideró demasiado alusiva a los deportes de Su Excelencia, y además fue cuando nos cerraron ».

La exposición que se clausuró ayer iba de pájaros. «Me gustan los pájaros. Yo en en la próxima reencarnación seré pájaro, seré águila, que tienen mucha vista y no pasan hambre. Porque ser gorrión, que también está bien, es otra cosa. Pero bueno, no creas que esto ha salido así, sin más. Quiero decir que no es gratuito, que llevaba ya muchos años pintando, jugando con el color, y quería que la gente, sobre todo los del gremio, vieran lo que estoy haciendo. Así que he seleccionado esta serie temática de tintas americanas que aquí ves». Perplejidad: una juraría que son tintas chinas, pero con los humoristas nunca se sabe.

Pablo -así es como se le conoce, con el nombre a secas- ha hecho, pues, una serie de más o menos coloridas radiografías de Ia clase pájaro a tinta americana, y la verdad es que detrás de las plumas borrosas, tiernas o feroces, uno encuentra tipos que sueñan y gente que no extraña. «La próxima exposición será de jefes de personal».

Está muy influido, dice, «por los expresionistas, sobre todo por los alemanes Oscar Kokoshkay, antes que nadie, Nolde: ¡qué animal¡; puede poner un marrón encima de un morado y le queda bien. También Münche y Grosz; bueno, todo lo que sea expresionismo, lo que sale de dentro. Por eso me gusta el jazz y el flamenco».

«Si me toca la lotería», dice, «me compro un saxo alto, porque soy bajito, y a tocar. Yo me matriculé en el conservatorio en el año cuarenta, pero no te puedes imaginar lo que era decir en casa en aquellos tiempos que uno lo que quería ser es dibujante y músico. Hubo concejo de familia y todo, como en La prima Angélica, que es una película donde yo me veo retratado. Pues me sacaron del conservatorio y me dedicaron a la cosa de las oposiciones, que me suspendían siempre, y ale, a la oficina.... Tengo nostalgia de la oficina, un inframundo, pero de buena gente.... los artistas son más puñeteritos».

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