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Un comando libera de una cárcel italiana a cuatro mujeres terroristas de extrema izquierda

Juan Arias

Un comando de ocho personas consiguió liberar en la tarde del domingo, con una perfecta técnica militar de guerrilla urbana, a cuatro terroristas de extrema izquierda, pertenecientes a Primera Línea y a las Brigadas Rojas, detenidas en la cárcel de Rovigo. Toda la operación, en la que resultó muerto un peatón y heridos otros ocho, no duró más de diez minutos.

Eran las 15.40 (hora de Madrid). La ciudad estaba semidesierta porque a aquella hora se estaba disputando el partido de fútbol Rovigo-Ravenna y el de rugby Sansón-Catania. El grupo de terroristas se presentó en la puerta de la cárcel. Hizo una serie de disparos sin consecuencias contra los centinelas. Era sólo la señal para las terroristas detenidas. Segundos después, hicieron estallar dentro de un coche aparcado contra la pared de la prisión cincuenta kilos de dinamita. La explosión abrió un boquete de varios metros en el muro.Dentro de la cárcel, las cuatro detenidas estaban dando su paseo diario, inmovilizaron a la vigilante y le quitaron las llaves de la puerta, lo que les permitió llegar hasta la pared abierta por la explosión. Salieron protegidas por el comando, integrado por unas seis o siete personas, y lograron escapar en dos coches ante los ojos atónitos de la gente, que empezó a asomarse a las ventanas de las casas asustada por el fuerte estallido, que hizo añicos los cristales en un radio de cien metros.

Brigadistas y de Primera Línea

La cárcel se halla en pleno centro de la ciudad. Las fuerzas del orden aseguran que en menos de diez minutos se dio la alarma. Toda la ciudad quedó bloqueada. El centro fue iluminado artificialmente desde los techos de las casas con potentes focos. Pero todo resultó inútil. Ayer por la tarde no había ninguna pista ni del comando ni de las terroristas liberadas.Se trata de cuatro jóvenes pertenecientes a la organización Primera Línea, que es la segunda organización de extrema izquierda más importante de Italia. De las cuatro, la más importante es Susana Ronconi, de treinta años, hija de un ex oficial de la Aeronáutica italiana. Había sido, junto con Corrado Alunni, fundadora de Primera Línea, tras haber militado en las Brigadas Rojas. Fue ella quien participó, en 1975, en la liberación de la cárcel de Renato Curcio, líder histórico de las Brigadas Rojas. Susana Ronconi trató de dar un tono feminista a la lucha armada publicando un ensayo titulado "Las nuevas brujas".

También se han escapado Marina Premoli, miembro de las Brigadas Rojas, encarcelada desde el pasado mes de junio; Frederica Meroni, perteneciente a Primera Línea, considerada como particularmente violenta por la policía, fue detenida el 20 de diciembre de 1980 en Nápoles tras un, tiroteo, y Loredana Biancamano, de las Brigadas Rojas y que fue detenida en Nápoles en 1977.

Cerca de Verona

Lo que más preocupa al mundo político es que esta fulminante operación del terrorismo se haya realizado a menos de cien kilómetros de distancia de Verona, donde hace dieciocho días fue secuestrado el general americano de la OTAN Jarnes Dozier. Toda esa zona está casi en estado de asedio después del secuestro del general. ¿Cómo han podido, pues, actuar tan impunemente los terroristas?Por eso, de nuevo vuelve a ponerse sobre el tapete el problema preocupante de una posible complicidad de los servicios secretos italianos y extranjeros y la hipótesis de que el terrorismo italiano esté manejado y protegido desde muy arriba. También se recuerda que parece buscarse, a nivel internacional, la desestabilización de este país, estratégicamente situado en el Mediterráneo.

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