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Entrevista:

Castoriadis: "Lo ocurrido en Polonia demuestra la quiebra total del comunismo como régimen de una sociedad que intenta moverse"

El golpe de Estado del general Wojelech Jaruzelski ha reactivado la ebullición del mundo intelectual francés, que mantiene un profundo debate con el poder político a propósito de la defensa de las liberta des en Polonia. El pensador Cornelius Castoriadis, de origen mar-xista y revolucionario, ha emergido de nuevo porque su resistencia intelectual al totalitarismo desde que fundó el grupo Socialismo y Barbarie, en 1948, revela ahora su dimensión profética.

En su último libro, Devant la guerre, aparecido hace algunos meses, explicaba cómo en la URSS el Ejército ha reemplazado al partido, dando lugar a dos sistemas: uno, militar, eficaz, y otro, civil, descompuesto. Su análisis inédito de.la sociedad rusa se ampliará, al início de 1982, con la segunda parte de la obra citada. En unas declaraciones a EL PAIS, Castoriadis, a partir del drama polaco, discurre sobre las cuestiones político-militares del mundo presente.Pregunta. En la evolución del comunismo o, más concretame.nte, del comunismo en la URSS ¿qué significación le concede usted al golpe de Varsovia?

Respuesta. De entrada, permíta me advertir que yo no empleo nunca esas siglas de la URSS, sin que hablo siempre de Rusia. ¿Por qué? Porque esas cuatro letras entrañan cuatro mentiras: no hay unión, sino cárcel de los pueblos o nuevo imperio de los zares; no hay repúblicas, sino un régimen dictatorial; no hay ni un gramo de socialismo, sino una explotación tan feroz como en cualquier país explotado del mundo, y los soviets no son asambleas populares, sino impuestos por el partido. Por lo que se refiere a la significación del golpe de Varsovia, conviene recordar brevemente la trayectoria del comunismo ruso tras la revolución de octubre. Desde el origen, la revolución fue expropiada por el partido bolchevique, que Lenin ya había organizado según un modelo totalitario, es decir, militar-industrial. En torno a este partido se organiza una nueva clase explotadora, privilegiada: la burocracia que se consolida con Stalin. Tras la última guerra mundial ese régimen se extiende a los países del Este, en donde el pueblo es igualmente oprimido. De aquí las rebeliones sucesivas en Berlín Este Hungría, Checoslovaquia y Polonia varias veces. ¿Qué ha ocurrido ahora en Polonia? Que el partido es incapaz de imponerse e incapaz de reformarse y, en consecuencia, de elaborar un compromiso con la Iglesia y con Solidaridad. Esto le crea problemas a Rusia, que no puede consentir que el ejemplo polaco sea imitado en el Este. Por ello fuerza el golpe, de cuya ejecu ción encarga al Ejército de Varsovia. En definitiva, ¿qué prueba lo ocurrido en Polonia? La quiebra total, ideológica, política y de organización del comunismo como régimen de una sociedad, a partir del momento en que esta sociedad intenta moverse. Por ello, el aparato militar es el último recurso.

"La opinión púbfica rusa es inmutable"

P. ¿Llegará a ocurrir igual en Rusia?

R. El. caso es diferente, porque hasta ahora no ha habido movimientos de rebelión determinantes. Esto se explicaba en tiempos de Stalin, como consecuencia del terror. Pero después se fueron eliminando uno a uno todos los dirigentes sucesivos y la opinión rusa no se movió. Ni se inmutó ante las invasiones de Hungría, Checoslovaquia, -Polonia, etcétera. ¿Por qué? Esta creo que es una de las cuestiones más graves de nuestro tiempo: ¿dónde está el pueblo ruso? A mi modo de ver existen dos posibilidades. Primera: los fermentos de rebelión se están acumulando y un día estallarán. Segunda: también es posíble que el régimen comunista haya conseguido crear un tipo de individuo humano para el que la obediencia al Estado, el cinismo, la indiferencia ante la cosa pública, son algo así como constitucional. Esto puede parecer aberrante, pero lo es menos si se estudia la historia rusa. Ya en tiempo de los zares el poder era adorado. Se puede argumentar que ha habido más que eso en Rusia, que en el siglo XIX se abría poco a poco a las libertades. Eso es cierto. No se trata de un problema de raza rusa o del alma eslava, sino un problema social e histórico. Y el comunismo no ha hecho más que explotar esa característica de indiferencia por el sistema para crear es tipo antropológico humano que se deja cortar la cabeza ante el poder.

P. Según usted, el partido, en la Unión Soviética, apenas cuenta. ¿Qué es lo que a su juicio dirige esa sociedad indiferente o qué aguanta el sistema?

R. El partido ya no tiene nada que proponer. Ha prometido la so ciedad comunista varias veces y ni siquiera es capaz de administrar la economía. El partido es un cadáver que apenas se remueve. Lo que queda es la subsociedad militar que yo llamo estatocracia, compuesta no sólo por militares, sino por unos veinticinco millones de personas que giran en torno a la economía militar-industrial.

P. Ha hablado usted de la indiferencia de los rusos ante todas las rebeliones que se han producido en el mundo del Este. Pero la opinión occidental no es menos indiferente, como lo prueba la movilización mínima tras el golpe de Varsovia. Por el contrario, cientos de miles de occidentales salen a la calle para manifestarse cuando se trata del pacifismo, que, esencialmente, apunta hacia Estados Unidos y no contra los soviéticos. ¿Cómo explica usted este fenómeno?

R. Esa es otra gran interrogante del mundo actual. Personalmente creo que sólo los movimientos popalares podrán imponer el desarme para que, acto seguido, esas sumas colosales se canalicen hacia el desarrollo del Tercer Mundo. Ahora bien: en la situación actual, quienes piden el desarme unilateral, como los pacifistas, que, en efecto, sólo se dirigen a EE UU, me parecen imbéciles o agentes rusos.

P.¿No piensa usted que esa actitud puede obedecer a una ignorancia de los problemas, de la que son responsables estas sociedades?

R. Existe ignorancia, sí. Y las sociedades son responsables, también es cierto. Pero no se puede inocentar a las gentes. Hoy, en un país como Francia o como Esparla, el que quiera saber, sabe. Lo que ocurre es que las gentes no quieren enterarse de todo aquello que concierne a Rusia y a la guerra. Y eso porque enterarse conduce a conclusiones desagradables. Aún seguimos llorando por los crírnenes del nazismo y no queremos enterarnos de que Europa del este es un campo de concentración. Le pongo un ejemplo: los ecologistas. Cualquiera de ellos lo sabe todo sobre los riesgos que conlleva una central nuclear, pero no quiere saber los cohetes nucleares que almacenan los rusos y los americanos. No les interesa saber.

"Las gentes vuelven a la religión"

P. ¿A qué se debe el papel influyente que está desempeñando la Iglesia, tanto en los países comunistas como en los occidentales, y ello a pesar de la creencia según la cual el desarrollo económico merma ese protagonismo religioso?

R. Al mundo comunista se le ofreció un proyecto que hoy se ha hundido. Y las gentes vuelven a la religión para encontrarle un sentido a la vida, como ha ocurrido desde siempre. Esto a mí me parece una ilusión, pero incluso en Occidente, como la sociedad no crea nuevas expectativas, se opera el mismo proceso o se instala esa especie de. descomposición psicolóbgica y moral que nos caracteiza más cada día.

P. El socialismo, en consecuencia, no es lo que usted mismo peinsó en un momento. El capitalismo tampoco responde a las aspiraciones del ser humano. ¿Qué es el socialismo y, en todo caso, qué sigriifica a su entender el llamado socialismo a lafrancesa de Mitterrand?.

R. El socialismo, en efecto, es una noción demasiado equívoca. Yo creo en una sociedad autónoma en la que las gentes puedan autogobernarse. No sé cómo esto se realizará, pero el movimiento poolaco iba en ese sentido. Y por ello, Rusia ha intervenido; por ello también los Estados occidentales han protestado platónicamente, porque, en el fondo, ese tipo de momientos les molestan. De no ser así, emplearían los medios que tienen, económicos sobre todo, para hacerle frente a los rusos. Por lo que se refiere al socialismo a la francesa, yo le niego toda validez como auténtico socialismo. Más que nunca estamos ante el ejercicio solitario del poder, que ya ejercieron De Gaulle y Giscard d'Estaing. Todas las reformas que propone Mitterrand, cualquier Gobiemo inteligente liberal las haría también. Sólo el cretinismo de Giscard y de sus antecesores explica el que ellos no las realizaran..

P. Sin embargo, en Francia como en los demás países del sur de Europa particularmente, no es posible criticar a la izquierda sin ser condenado.

R. Eso es consecuencia del chantaje permanente de siempre. No es que la derecha no represente una actitud conservadora, pero la izquierda actual es la continuición de una ideología obsoleta y no representa nada nuevo.

P.¿Qué explicación le encueritra a la actitud sectaria de los comunistas franceses durante los últimos años?

R. Una de dos: o el secretario general del Partido Comunista francés, Georges Marchais, es un irracional, o sabe muy bien lo quie hace. En este último caso, Marchais trabaja por la ocupación rusa de Francia o por la finlandización de Europa. Y esa política, para él, tiene un sentido.

P. ¿Piensa usted igual de los comunistas españoles e italianos?

R. No. La cabeza de estos partidos es diferente.

P. Pero no cortan el cordón umbilical que les une a la URSS.

R. Eso es imposible para un pairtizio comunista, por razones economicas y porque la base de estos partidos necesita de ese mito de la Rusia socialista.

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