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Las elecciones andaluzas se celebrarán a finales de mayo

El ministro de Administración Territorial, Rafael Arias Salgado, y el presidente de la Junta de Andalucía, Rafael Escuredo, mantuvieron a primera hora de la mañana de ayer una reunión en la que acordaron como fechas probables para la celebración de las elecciones al Parlamento andaluz las encuadradas entre la última semana de mayo y la primera de junio, según informaron ambos a los periodistas en el curso de una conferencia de Prensa. Asimismo, el Pleno del Senado aprobó ayer por aclamación el Estatuto de Autonomía para Andalucía.

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El Pleno del Senado ratifica el Estatuto

El ministro de Administración Territorial indicó que la fecha definitiva para las elecciones andaluzas será fijada en el primer Consejo de Ministros del próximo año, previsto para el día 15 de enero, después de haberse ratificado ayer, por el Pleno del Senado, la aprobación del Estatuto de Autonomía para Andalucía. De esta forma, sólo se necesita la sanción real, que será publicada antes de quince días, en el Boletín Oficial del Estado, y el acuerdo del Consejo de Ministros para fijar la fecha exacta para estos comicios.Por su parte, el presidente de la Junta de Andalucía explicó que, posiblemente antes del primer Consejo de Ministros de 1982, se reuniría de nuevo con Rafael Arias Salgado para ultimar los detalles de esta convocatoria, y que posteriormente fijaría una fecha para celebrar un pleno de la Junta de Andalucía, «para no entrar en un conflicto innecesario entre el Gobierno y la Junta».

Respecto a la actualización del censo de la población andaluza, el ministro señaló que tenía la intención de realizar una gestión ante el Instituto Nacional de Estadística para que este organismo pusiera a disposición de la Junta el nuevo censo, si ello fuera técnicamente posible, antes de la celebración de los comicios andaluces.

En cuanto a la fecha del inicio de la campaña electoral, Rafael Escuredo dijo que le parecía muy grave que se produjera una campaña anticipada, «porque no se puede estar en un proceso electoral casi permanente, y hay que evitar tensiones y dirigir el esfuerzo para resolver los graves problemas planteados al pueblo andaluz».

Otro de los temas abordados en esta reunión fue el de la ley orgánica de Armonización del Proceso Autonómico (LOAPA), a cuyo respecto, Rafael Arias Salgado indicó que cualquier cambio técnico que se introdujera en la ley se sometería al Parlamento y se volvería a renegociar con el PSOE. Rafael Escuredo manifestó, asimismo, que con la celebración de las elecciones al Parlamento andaluz se entraba en la recta final del autogobierno, «aunque no del proceso autonómico, que continuará hasta que la Junta reciba todas las competencias de la Administración central, y eso exige un tiempo, que se extenderá con posterioridad a esa fecha».

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El presidente de la Junta de Andalucía informó a los periodistas que los temas tratados con el ministro se han movido en un ambiente de cooperación y entendimiento. «No hay», añadía, «conflictos fundamentales entre la Junta y el Ministerio, y, por consiguiente, seguiremos en la tónica de la colaboración. En materia de transferencias, seguiremos como hemos venido funcionando hasta ahora, y en todas las cuestiones relativas al Estatuto, continuaremos, como siempre, nuestra política de diálogo».

El ministro de Administración Territorial anunció que durante el próximo año realizará viajes a todas las comunidades autónomas para conocer de cerca sus problemas y dificultades.

Primeras reacciones

La primera reacción en Andalucía ha sido la del presidente de Unidad Andaluza, Manuel Clavero, quien declaró que le parece lógica la decisión de que en mayo se celebren elecciones al Parlamento andaluz.

Clavero dijo que se están programando intencionadamente esas elecciones «como una confrontación entre la izquierda y la derecha, cuando en realidad la dialéctica es votar a partidos de estricta audiencia andaluza o centralistas. Poner fin a la colonización política que ha sufrido Andalucía y romper el modelo centralista, tal como han hecho vascos y catalanes, o por contra, asumirlo, como han hecho recientemente los gallegos».

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