Decenas de madrileños pasan las noches festivas trabajando
Cuando los últimos rezagados se bajan del autobús con prisa, porque llegan tarde a la cena familiar de Nochebuena, a lo más que llegan es a romper el silencio habitual y desear al conductor unas "felices pascuas". No piensan que esa persona, como muchas miles más, va a pasar toda la noche trabajando, porque una ciudad de cuatro millones de habitantes, como Madrid, no puede pararse ni una sola noche, por muy buena que sea.
El día 24, los autobuses estarán conducidos por unas mil personas hasta la medianoche, en que empiezan su servicio las líneas nocturnas. En Nochevieja, por el contrario, la EMT trabaja al completo, porque tras las doce campanadas y las uvas la ciudad se vuelca a la calle, y el champaña corre de asiento en asiento en los autobuses; 1.200 personas pasarán, por tanto, buena parte de la noche conduciendo.Algo parecido ocurre con los taxis. La tercera parte de las licencias que hay en la capital, unas 5.000, recorrerán la ciudad en Nochebuena, mientras que en fin de año la cifra sube hasta 8.000. El metro mantendrá su servicio normal de todos los días. El día de Nochebuena se prevé que disminuya el número de viajeros, entre las once de la noche y la 1.30 horas, a 10.000 sobre los 14.000 que habitualmente lo toman a esas horas. Mientras que el día 31, como ocurre con los autobuses, más de 15.000 personas se lanzarán a las bocas de metro a partir de la medianoche, en busca de la fiesta Para dar servicio a estos viajeros estarán trabajando unas mil personas, entre taquilleros, mantenmiento, equipos de limpieza, etcétera.
Alrededor de 3.000 persona atenderán los servicios esenciales de cada noche en las tres estaciones de Renfe y el aeropuerto de Barajas. Entre los grandes centros bancarios y de oficinas, las sedes ministeriales, organismos estatales y municipales, universidades, fábricas, emisoras de radio y televisión, periódicos, etcétera, más de 3.500 personas estarán prestando servicios de vigilancia en las noches del 24 y el 31.
25.000 personas pasarán la noche en los hospitales
Unas 25.000 personas pasarán la noche en los hospitales de la ciudad, 3.500 de las cuales estarán trabajando, la mayoría en los grandes centros: La Paz, Ramón y Cajal, Primero de Octubre, etcétera. .. Aunque esas noches entre cama y cama corra el turrón y los mazapanes, para nadie es agradable cambiar de año entre algodones y olor a alcohol. Especialmente grave es la situación de aquellos que están en los servicios de urgencia, unas 130 personas trabajando, más los enfermos y los acompañantes.
Entre los operadores técnicos de la Telefónica se considera de muy mala suerte tener que trabajar el día de Nochevieja. Solos en cualquiera de las centrales telefónicas de la capital, o acompañados, como mucho, por una de esas pequeñas botellas de champaña, tienen que atender a una auténtica revolución, cuando todo el mundo, a la misma hora, se llama para felicitar el nuevo año con euforia. Las centrales suelen estar preparadas para recibir y transmitir llamadas del 10% de sus abonados, y cuando todos deciden hacerlo a la vez ha llegado el caos.
El servicio de bomberos mantiene sus turnos de noche habituales, con 165 personas. Como en años anteriores, se prevé una media de seis salidas a lo largo de la noche; salvo sorpresas, ninguna de ellas grave. Más trabajo, como otros muchos, tendrán la Policía Municipal y la Nacional la noche del 31 que la del 24. Los municipales, unos doscientos agentes, patrullarán la ciudad en las noches más animadas e iluminadas del año.
Un buen número de madrileños que pasarán la Nochebuena en familia tendrán que ponerse el uniforme de trabajo en Nochevieja para que funcione, con sus mejores galas, la noche festiva. Unas 10.000 personas estarán al pie del cañón en discotecas, bingos, salas de fiesta, cines, teatros, hoteles, pubs, restaurantes, bares,
No van a tener unas noches muy agradables todos los que tengan algún accidente de tráfico. Según la Delegación Municipal de Circulación y Transportes, la experiencia demuestra que el día de Nochebuena es especialmente aciago. Suele haber una media de cuarenta accidentes, con unos sesenta heridos y tres o cuatro muertos. En total, y a pesar de las restricciones de aparcamiento que intentan racionalizar el tráfico durante estas fechas, entre el 17 de diciembre y el 5 de enero se producirán en Madrid unos 350 accidentes de tráfico, con cuatrocientos heridos y entre cinco y diez muertos.
Madrid, capital de los marginados
Y mientras unas personas trabajan, otras hacen guardia en las garitas, otras cenan alegremente en sus casas, o dormitan en un hospital, nacerán en Madrid entre el 15 de diciembre y el 6 de enero 5.000 nuevos madrileños, 215 niños diarios. En la otra cara de la moneda, en el mismo margen de tiempo, morirán en Madrid 1.500 personas, 65 por día.
Aunque es cierto que la mayoría de los madrileños se descargan en estas fiestas de la tensión y los nervios habituales, hay otro grupo de ciudadanos, que permanecen marginados.
Las llamadas que recibe cada día el Teléfono de la Esperanza, entre 80 y 110, descienden un 25% en estas fechas, pero se alarga la duración de las mismas hasta llegar a los veinte o veinticinco minutos. Unas 2.000 personas solicitarán, por tanto, ayuda para seguir viviendo entre el 15 de diciembre y el 6 de enero. De cada cien llamadas, veinte son intentos de suicidio, de los que, con seguridad, uno llega a consumarse. Según los responsables de este servicio, por cada llamada recibida hay otras cien personas que desearían hacerlo y no llegan a descolgar el auricular por desconocimiento de su existencia, por vergüenza u otras causas.
Diez personas atenderán las llamadas en las noches del 24 y el 31 de este Madrid que cobija al 25% de los 120.000 marginados del país, y donde un 30% de la población tiene graves problemas de soledad e incomunicación.
De los 21.000 madrileños con carné oficial de pobre, acogidos a la beneficencia madrileña, sólo mil podrán pasar la noche en los albergues municipales y benéficos, los mismos que cualquier otra noche del año, porque no hay más capacidad. Y si el Madrid festivo no se topa con vagabundos que Guermen en un banco o en las puertas del metro no es porque tengan una cama bajo techo; sólo cuatrocientos de estos marginados dormirán al raso en la ciudad, sobre los 4.000 que lo hacen en primavera y en verano.
Para todos, pobres y ricos, pasarán las noches y un año más habrá sido Navidad, en compañía o solos, como los miles de ancianos que tendrán que aguantar en sus hogares riendo las gracias del cómico de turno en la televisión, o los cientos de solitarios que se dedicarán a pasear por las calles.
La resaca de las fiestas en los días 26 de diciembre, 2 y 7 de enero es para el servicio de limpiezas del Ayuntamiento, que, sin aumentar sus efectivos, tendrán que recoger el doble de toneladas de basura de las que Madrid genera normalmente. De las 2.700 toneladas de un día normal se pasará en estos días a 5,700; botellas vacías, matasuegras rotos, gorritos aplastados, cajas de juguetes destrozadas..., los restos del naufragio.
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