La experiencia con Mitterrand debe hacer pensar a otros países, afirmó François Ceyrac
"Ni los socialistas ni la mayoría giscardiana esperaban los resultados electorales del 10 de mayo en que se produjo en Francia la victoria de François Mitterrand. Nuestra experiencia debe permitir a otros países mirar los problemas en profundidad y no dejarse llevar por las apariencias. Una mayoría que se divide y se destruye está condenada a desaparecer", manifestó ayer François Ceyrac, presidente del Conseil National du Patronat Français (la gran patronal francesa), al término de un almuerzo coloquio organizado en Madrid por la Asociación para el Progreso de la Dirección.
Francois Ceyrac, ante la crema y nata de nuestro empresariado (allí estaban los principales dirigentes de CEOE, el presidente de la Asociación Española de Banca Privada, el de CEPYME y los de la mayor parte de las grandes empresas del país), analizó la nueva situación en Francia, tras la victoria socialista, y tras expresar su deseo de equivocarse en el negro análisis que ha realizado la patronal de aquel país sobre el futuro de la economía francesa, manifestó que el desencanto con la gestión socialista comenzará a generalizarse en el último trimestre del próximo año y que las elecciones municipales de 1983 pueden significar el inicio de' un cambió en la situación: "habrá que optar entre el radicalismo o el reformismo".Ceyrac, que a lo largo de su intervención reiteró en varias ocasiones que los franceses habían su bestimado las consecuencias de las nacionalizaciones del programa socialista, dijo que la naciona lización de la banca resquebraja el prestigio y la credibilidad internacional sobre la eficacia de la red bancaria francesa y que el poder político va actuar desde las entidades y grupos nacionalizados para incidir sobre la economía a través de la manipulación del crédito. Criticó con dureza el presupuesto francés para 1982 "que fija un aumento importante del gasto público (se incrementa en un 14%-15% en términos reales) y un déficit de 95.000 millones de francos (aunque según nuestras estimaciones alcanzará los 130.000 millones)". La financiación de este déficit, dijo, detraerá recursos crediticios al sector privado, que por otra parte ve incrementados sus gastos sociales en 30.000 millones y recortados sus beneficios.
Creciente sindicalización
También denunció la creciente sindicalización de Francia. Los sindicatos, según Ceyrac, están presentes en el entramado del Estado y sus intereses se entremezclan con los de éste. Esta situación es muy peligrosa tanto para el Estado como para los sindicatos, ya que ambos pierden su independencia. Asimismo, entre murmullos de satisfacción del auditorio, el presidente de la patronal francesa se refirió al plan de regionalización de Mitterrand "que puede complicar la gestión de nuestro país y agravar el gasto público e incidir negativamente sobre la economía".
Acusó al gobierno socialista de subestimar las relaciones comerciales internacionales y de propiciar la vuelta a un proteccionismo trasnochado. "La exportación solo se hace a través de la competencia, y una política de relanzamiento basada en un aumento del consumo -vieja tradición socialista- sólo puede sostenerse con un incremento gravoso de las prestaciones sociales-, que al final aumentan los costes de las empresas y cercenan la competitividad". El relanzamiento de la economía de Mitterrand, que ha logrado un incremento del consumo y del empleo (aumentando los funcionarios), es frágil y erimero, ya que se basa en unos mayores costos para las empresas y en una pérdida de competividad.
Como factores positivos de la gestión de Mitterrand, Frangois Ceyrac se refirió a la política proatlantista y prooccidental, a la opción energética y nuclear y a la libertad de intercambios e inversión en el extranjero. "Todo ello no basta para tranquilizarnos". Negó las acusaciones que se les hacen de "oposición política" y dijo que si no invertían era porque no había suficientes condiciones para hacerlo.
Ceyrac admitió que muy posiblemente el Tribunal Constitucional rechace algunas de las medidas n acion aliz adoras de Mitterrand, expuso que la mayoría debía elaborar un nuevo proyecto que combinara las preocupaciones de bienestar económico con las de bienestar social, y dijo que probablemente los empresarios deben clarificar las consecuencias de los programas económicos de los partidos, para evitar nuevos "ensoñamientos Rouseaunianos", pero sin dar consignas al electorado.
La intervención del presidente de la patronal francesa ante los empresarios españoles, convocados por la Asociación para el Progreso de la Dirección, recordó a algunos asistentes las palabras pronunciadas por Raymond Barre ante el Círculo de Empresarios después de la derrota electoral del expresidente francés Valery Giscard d'Estaing en el sentido de no repetir sus mismos errores.
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