La punta del iceberg
(...) Mientras la OTAN se dispone a admitir en sus filas al miembro número dieciséis, en España se disputa aún sobre la forma en que el candidato al ingreso se unirá a la Alianza Atlántica: todavía como una democracia o ya como una dictadura. El manifiesto de cien militares, que provocó en el Gobierno y en el alto mando militar un susto brutal, por lo menos, tan grande como entre la población, no puede considerarse representativo de un par de locos extremistas de derecha, sino que hay que tomarlo en serio. Los nombres de los firmantes son solamente la punta de un iceberg. La mayoría del cuerpo de oficiales piensa del mismo modo, tan abiertamente antidemocrático, como esos capitanes y suboficiales han formulado su posición reaccionaria. Que el Gobierno haya conseguido vincular a algunos viejos generales a la democracia no supone ningún seguro contra un golpe. La joven generación de militares, educada en un tiempo en que el franquismo y el clericalismo se abrazaban estrechamente, se muestra ocasionalmente todavía más intolerante y fanfarrona que la de sus, no precisamente moderados, padres.(...)
, 8 de diciembre
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