André Chandernagor: "Nada se opone a la ampliación de las conversaciones con España sobre política agrícola"
Diez países, 270 millones de habitantes, la primera potencia comercial del mundo, diez millones de parados (8,7%, de la población activa), 10%, de inflación. Este sería el diagnóstico escueto, bruto, en el día de hoy, de la Comunidad Económica Europea (CEE), creada en 1954 para unir hombres y no Estados (Jean Monnet) y a la que se fustiga como Europa de los mercaderes". Bloqueada, incapaz de superar sus males internos (política agrícola y presupuesto) y no menos incapaz de abrirles generosamente las puertas a España y a Portugal. Al inicio de la segunda generación es cierto que la CEE no es un símbolo ejemplar de algún tipo de unión, pero también es verdad que es mucho más que una organización o alianza internacional tradicional. Tras la reciente cumbre de Londres, que, una vez más, evidenció lo difícil que es avanzar por el camino de la construcción europea, en unas declaraciones a EL PAIS el ministro francés de Asuntos Europeos, André Chandernagor, sesenta años, diputado socialista desde los tiempos de la SFIO, se manifiesta sobre el abanico de problemas comunitarios y sobre la ampliación de la CEE.
Pregunta. Excepción hecha de un breve período al inicio del gaullismo, los Gobiernos de la V República nunca han tenido un ministro europeo. (,Qué significa su nombramiento en el primer Gabinete socialista?Respuesta. Tiene una significación política. Es el testimonio de la voluntad europea de un Gobierno sin prejuicios respecto a la construcción comunitaria. El Gobierno francés de hoy es fiel a la idea europea, tal como fue concebida en el origen, es decir, a una Europa hecha de políticas concretas y reales, en la que se avanza a pasos constantes, más o menos rápidamente.
P ¿Su Europa es federal. confederal o córno?
R. Yo desconfío de esas palabras que llenan la boca. Ya veremos cuando la obra se haya rematado. Lo importante son las políticas reales: primero fue la Comunidad del Carbón y del Acero; después, el Mercado Común; más tarde, la política agrícola comunitaria, y hoy día hay que hacer igual con los problemas de nuestra época, que son dos. La CEE, en efecto, se enfrenta hoy a dos desafíos: la crisis económica y la tercera revolución industrial, en la que -nos aventajan Estados Unidos y Japón. Estos problemas hay que tratarlos en un plano europeo, porque el nacional es reducido. De igual manera, cuando se habla de lucha contra el paro pedimos que se asocie a los componentes sociales. En la CEE se habla mucho de los agricultores, pero no de los obreros industriales, que, por ello, no se sienten interesados. Para interesarlos en la problemática europea hay que dar prioridad a la lucha contra el paro y hay que exaininar conjuntamente la reducción del horario laboral. En la reunión de Londres, hace unos días, estas. ideas no aparecieron en los comunicados, pero tuvieron eco. En efecto, de los tres contenciosos comunitarios estudiados, el que avanzó más fue el relativo al relanzamiento de la CEE, en el que se insertan esos problemas que le he indicado.
P Seis meses después de la llegada de los socialistas franceses al poder, ¿cuál es el cambio que ustedes han introducido en la Comunidad Económica Europea?
R. En primer lugar, este relanzamiento de la construcción europea. Creo que en este aspecto hemos influido considerablemente. Y, en segundo lugar, hemos hecho admitir que el empleo es una prioridad y que conseguirlo no es sólo el resultado de políticas económicas, sino que existen medidas específicas de lucha contra el paro.
P Pero ¿es compatible el desarrollo del socialismo francés con la construcción europea?
"La democracia en Europa no significa votar sólo a la derecha"
R. ¿Quién le ha dicho a usted que la democracia en Europa sólo permite votar por la derecha? Esa sería una concepción europea que no es la mía.
P ¿Tendrán entonces que votar por la izquierda los demás países?
R. Lo único que le digo es que Francia, como España y otros países, vota como quiere. Supongo que no me negará ese derecho.
P Pero ese no es el caso, hoy por hoy, y los países de la CEE se interrogan sobre el futuro del socialismo francés.
R. Pero, bueno, vamos a ver: en definitiva, ¿cuándo hemos dicho nosotros que pretendíamos salir de la economía de mercado? Nunca jamás. Eso no Figura en el programa del Gobierno ni figuró en el programa electoral del presidente de la República, Pues bien a partir del momento en que no pensamos salir de la economía de mercado: se puede administrar un país de varias maneras. Y eso no es nuevo. Me asombra que se hable tanto de distorsiones provocadas por nuestro Gobierno socialista y que no se hable de otras distorsiones europeas. Compare usted el nivel de desarrollo de los países europeos, el de la República Federal, de Alemania. y el de Portugal, por ejemplo. ¿No es eso una distorsión?
P Tras la cumbre de Londres, la CEE parece, una vez más, bloqueada. ¿Qué piensa usted?
R. En tiempos de crisis es más difícil avanzar. Pero convengamos en que no sólo Europa está bloqueada. El mundo entero acusa la crisis. La cumbre de Londres no ha sido tan decepcionante y los resultados son prometedores en materia de relanzamiento. Por lo demás, la Europa comunitaria no debe estar tan bloqueada cuando hay países que quieren ingresar en ella. Eso prueba que la CEE tiene un valor. Hay que imaginar lo que ocurriría si esta Europa comunitaria no existiera. En fin, no hay alternativa: estamos condenados a avanzar, no a retroceder.
P Ese avance, la construcción de la CEE, ¿es más un problema político o un problema de comerciantes?
R. ¿Quiere usted decir que la política agrícola común, por ejemplo, es un trabajo de simples comerciantes? Para mí no lo es. Eso conlleva el destino de millones de individuos europeos. Eso, para mí, es un trabajo de gentes serias. Lo que ocurre, en realidad, es que nos encontramos ante dos concepciones europeas: una, comunitaria, y otra, que tiende hacia una Europa de libre cambio. Esto último sería el fin de Europa. Hay que evitar eso y estamos en un momento crucial para ello.
"Cuando se negocia una ampliación de la CEE, hay que hacerlo seriamente"
P .A propósito de esas dificultades, y más concretamente del caso que representa el Reino Unido, ¿cree usted que De Gaulle tenía razón al considerar a este país extraeuropeo?
R. No me interesa saber si De Gaulle tenía razón o no. El Reino Unido está dentro de la CEE y hay que contar con ella. Para mí, la lección de ese caso es la siguiente: cuando se negocia una ampliación hay que hacerlo seriamente. Ya existe una experiencia desgraciada, la del Reino Unido. Y otra quizá poco preparada: la de Grecia. No quiero decir con esto que no debían haber ingresado en la CEE. Hay que ampliar la Comunidad, pero seriamente.
P ¿Son superables los actuales problemas agrícolas y presupuestarios?
R. Europa ya se ha visto en otras dificultades parecidas. Estimo que se superarán.
P ¿Hará concesiones Francia, puesto que es el país más interesado en la política agraria común?
R. Francia ya ha hecho concesiones en materia de cereales, por ejemplo. Por el contrario, cuando busco las concesiones británicas, desde un principio no encuentro ninguna.
P ¿Es posible hoy una defensa europea autónoma?
R. Somos consecuencia de una historia y hoy por hoy eso no es fácil. De momento, nosotros deseamos que se revigorice la Unión de Europa Occidental (UEO), organismo europeo destinado a debatir materias de defensa.
P Abordemos el contencioso hispano-comunitario y, más concretamente, el hispano-francés referido a la CEE. ¿Qué le ha aportado a España el cambio de poder en Francia?
R. Ustedes me asombran. Cada paso que se avanza intentan negarlo y piden que se dé otro paso, cosa que comprendo. Veamos: entre julio y octubre pasados se ha decidido abrir negociaciones sobre la Unión Aduanera; igualmente se abordaron los problemas agrícolas en la medida en que no interfieran las discusiones intracomunitarias. Y nuestros amigos españoles pidieron que en Londres se hiciera una declaración favorable. Esto último también se cumplió y todos los miembros la suscribieron. Es decir, creo que se avanza.
P ¿Tendrá España que esperar hasta que Francia resuelva sus problemas con los agricultores del Sur?
R. Nadie ha dicho eso. Pero hay que saber lo que se va a hacer con la política agrícola común y lo que va a pasar con los productos mediterráneos, que también le conciernen a España. Esto no se resolvió en Londres, pero aseguro que haremos todo lo posible para concluir esa cuestión. A partir de ese momento, nada se opone a la ampliación de las conversaciones con España sobre la política agrícola. Esto al margen de la negociación comunitaria, que ya veremos cómo se desarrolla.
P ¿De quién depende más una evolución rápida: de España, de Francia o de la Comunidad?
"Nosotros creemos en la Comunidad y trabajamos seriamente"
R. No hay que hacerse muchas ilusiones sobre ese asunto. Lo que ocurre es que nosotros tenemos el coraje de decir ciertas cosas. Y los demás miembros están encantados de que sea así, y hasta se permiten jugar con posturas fáciles. Pero nosotros no queremos acumular dificultades; creemos en la Comunidad y trabajamos seriamente.
P Entre esas cosas que ustedes dicen se cuenta lo referente a la fiscalidad.
R. Sí, sí; ya sé que se nos ha criticado mucho porque dijimos que España no entrara hasta que no aplicase el IVA (impuesto sobre el valor añadido). Pero se ha visto que después se llegó a otro texto que permite abrir la negociación. Aunque es evidente que España, al entrar en la CEE, debe estar en condiciones de aplicar este impuesto, que, de entrada, es un logro comunitario que hay que respetar si se quiere ingresar.
P ¿Cuándo van a entrar en la CEE España y Portugal?
R. Entrarán en un momento o en otro.
P ¿En qué momento?
R. No quiero encerrarme en un calendario. Lo que ya he dicho es que quiero que se negocie seriamente para que el resultado se mantenga.
P ¿Cuáles son sus relaciones en este momento con las autoridades españolas?
R. Mantengo un buen contacto con el embajador Basols. Al margen de los movimientos de Prensa, las cosas no van mal. Poco a poco se observa una evolución positiva por el lado español y, repito, mantenemos contactos informales, pero reales.
P ¿Qué problemas concretos abordan en esos contactos?
R. Hacemos, primero, el inventario.
P La entrada de España y la de Portugal reequilibraría la Comunidad Económica Europea hacia el Sur. ¿Será ésa otra Europa, dada la identidad mediterránea?
R. Existe una sensibilidad de países del Sur. Pero no hay que ilusionarse demasiado. En primer lugar, el comportamiento del Sur y el del Norte no creo que sean tan diferentes. Y, después, lo difícil es sensibilizar al Norte, industrial o con una agricultura avanzada, de la especificidad de los productos del Sur, que sufren aún la existencia de estructuras antiguas.
P Con Ronald Reagan al frente de Estados Unidos, ¿cómo observa usted la actitud norteamericana respecto a la construcción europea?
R. Eso es cuestión nuestra y no de ellos, que, como es lógico, actúan en función de sus intereses.
P Para terminar, señor ministro, la convicción y la voluntad política europea que usted manifiesta, ¿es compartida por los demás miembros de la CEE?
R. Creo que, sobre todo, existe una voluntad política de no fracasar. Y eso es importante.
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