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El análisis estructural, según Vidal Beneyto

De «una muestra de probidad intelectual» calificó el profesor Fernando Lázaro Carreter el libro recopilado y prologado por José Vidal Beneyto. Posibilidades y límites del análisis estructural, publicado por la Editora Nacional y que fue presentado el viernes pasado por Lázaro Carreter, Antonio Hernández Gil y José Luis Sampedro, en un coloquio moderado por Francisco Umbral.Este libro está montado en torno a una selección de trabajos que aplican o atacan el método de análisis estructural de la obra literaria, en torno al ensayo inicial que el lingüista ruso Roman Jakobson y el antropólogo francés Claude Levi-Strauss realizaron del soneto Les chats (Los gatos), del poeta Charles Baudelaire. Vidal Beneyto ha recogido en este libro el texto inicial, seguido de una serie de intervenciones de profesores, críticas y lingüistas del mundo entero.

Para Lázaro Carreter, que hizo un breve repaso de la historia de la crítica literaria en este siglo, el libro de Vidal Beneyto es de una enorme utilidad para quien quiera conocer lo que ha sido el estructuralismo en su aplicación práctica. Fue en 1958 cuando el ruso Jakobson, procedente de la Rusia de antes de la revolución, y tras haber pasado por Praga y llegado a Estados Unidos, anunció los principios de la crítica estructural, que luego le servirían en 1962 para la publicación del trabajo sobre el soneto de Baudelaire, en colaboración con el antropólogo estructuralista galo Levi-Strauss.

El estructuralismo ha muerto

Sin embargo, para Lázaro Carreter, el primer estructuralismo ha muerto, ha hecho crisis, y queda sólo el método de análisis, el más importante, aunque no el único, va que también recae en el subjetivismo. En esta opinión abundaron también el moderador Francisco Umbral. quien se lamentó de la falta de estudios españoles estructuralistas, y José Luis Sampedro quien, sin ambages, se declaró como «no estructuralista ».

«No he tenido ni tengo miedo del estructuralismo», declaró Antonio Hernández Gil, quien describió sus intentos para este método de análisis a la ciencia jurídica, como un camino para la búsqueda de lo específico jurídico. «Espero que la idea de estructura sobreviva a la muerte del estructuralismo», dijo.

Para Hernández Gil, la aplicación del estructuralismo al derecho tropieza con el grado de estructuración formal que de suyo tiene.

Para Umbral, el estructuralismo es un «cadáver exquisíto», mientras que José Luis Sampedro, en una intervención repleta de humor apasionado, enarboló la bandera «estructuralismo, no; análisis estructural, sí». «Es indispensable, aunque no suficiente, y este libro me deja al final la sensación de un conjunto de despojos. Imagino las carcajadas de Baudelaire ante estos despojos.

Yo ya he perdido la ilusión de la objetividad de las ciencias». Como Final, José Vidal Beneyto dijo que «hacer este libro fue para mí un ejercicio intelectual de límites decididamente orgasmáticos. En la objetividad ya no cree nadie. y si enseñar es un placer, mucho más lo es todavía aprender, que es lo que he hecho al construir este libro».

(Crítica del libro en página 3 del suplemento LIBROS)

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