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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Soldados y Constitución

El domingo 29 de noviembre del año en curso, un capitán, al mando de dos secciones de la Policía Militar, disolvió violentamenta una manifestación que se celebraba en La Coruña en contra del ingreso de España en la OTAN.La noticia escueta es suficientemente grave, por cuanto supone unas profundas tendencias involucionistas, amén de la tremenda extralimitación de funciones, con el consiguiente desprecio de los derechos reconocidos en la Constitución. Y, sin embargo, no termina aquí el drama. Varios manifestantes fueron ilegalmente detenidos por la Policía Militar, y uno de ellos fue, al parecer, apaleado.

Pasados dos días -escribo esta carta el día 1 de diciembre-, nos enteramos que el capitán que ordenó estos hechos se encuentra arrestado en el castillo de La Palma, y ante esto aumenta mi preocupación, pues, si la brutalidad de los hechos reseñados habla por sí misma, compruebo que se están conculcando varios artículos de las Reales Ordenanzas.

Las Reales Ordenanzas, en su artículo 3, confieren al Ejército la defensa del ordenamiento constitucional; en el 26 ordenan a los militares el conocimiento de la Constitución; en el 34 -esto tuvo suficiente publicidad con motivo de la intentona golpista del 23-F- ordenan el incumplimiento de toda orden delictiva, fundamentalmente de aquellas que atenten contra la Constitución, haciendo constar que al obedecerlas se estará bajo la propia responsabilidad. Y, sin embargo, nuevamente, al igual que sucedió el 23-F con los soldados de la Policía Militar que participaron en la ocupación del Congreso de los Diputados, tampoco ahora nadie, hasta el momento, ha procesado a ninguno de los soldados y suboficiales implicados en los hechos denunciados, a pesar de la evidencia de los artículos de las Reales Ordenanzas conculcados y a que nuestra Constitución reconoce los derechos de reunión y manifestación pacíficas.

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Mientras no se acometa seríamente este problema y no se procese a todos y cada uno de los implicados estaremos en peligro de que la locura del primer megalómano nos pueda conducir a una escalada involucionista sin permitirnos salir de la tensión. /

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