_
_
_
_
Tribuna:SPLEEN DE MADRID
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El Gobierno/Scala

Fiesta Scala la noche del cambio de Gobierno. Robles Piquer, que va y viene mucho por el salón, parece el maître político de la fiesta, paralelo del maître gastronómico. Algo así como el paramaître. Y de eso es de lo que está haciendo,realmente, en su tele, con respecto de su gran maestro y cuñado de ceremonias propagandísticas, don Manuel Fraga. Llega Oliart y saluda al general Diez-Alegría:-Encantado de verle, mi general.

Y dice Diez-Alegría:

-Pues no lo parece, porque llevo tres meses esperando que usted me reciba.

Corte y refugio en la carta del menú. Pero van a estar frente a frente toda la noche. El locutor del show confirma como ministros perdurables en el nuevo Gobierno a Rosón y el citado Oliart, ambos presentes, yes. Pero Oliart se va antes de que salga el ladrón/artista francés que le roba veinte duros al ministro del Interior, unos tirantes al conde de Montarco, la corbata a Cabeza y la cartera a Múgica. Cuando las chicas salen de marines y se toca Barras y estrellas, parece un homenaje a la OTAN y el representante yanqui está contento. Robles y otros listeros van y vienen repartiendo listas ministeriales. «Soledad Becerril, a Cultura». A mí me parece una humillación recíproca a la cultura y a Soledad Becerril. Se ve que la cultura sigue siendo cosa de poco momento para la clase política que disfruta con este circo de lujo. Y se ve, sobre todo, que la mujer sigue siendo una curiosidad zoológica postergable a las labores de ganchillo cultural.

Saludo al general Gutiérrez-Mellado, que está en mesa contigua, y observo lo bien que fuma este hombre. Una cosa, más o menos, como ver fumar a Alfredo de Vigny. Cuando llega la gran fiesta de los glúteos, espero que Robles Piquer, por coherencia con su biografía, se salga a dar la lista ministerial a los porteros, pero no.

Carmen Garrigues me confiesa que es la primera vez que ve unos senos de mujer, aparte los suyos. Yo le aseguro que es exactamente a la inversa por mi parte. El personal ha aplaudido poco y ha pateado algo el renombramiento de los ministros presentes. Sara/Antonia Montiel se deja registrar, no sé por dónde, en manos del ladrón francés. Esto es como una convención americana, como la involuntaria celebración del nuevo Gobierno mediante caballos, música y desnudos. Sólo hay ucedé e independientes, como Ramón Tamames. A su Carmen, el espectáculo le parece una horterada. Rafael Ansón me emplaza para cena privé y su Inmaculada me tira un beso de aire y protocolo. Está en el aire la lista de ministros, una lista marengo de ir tirandillo, a la que le mete colorín, progresismo y europeidad este espectáculo de zíngaros apócrifos, todo muy entre Los vieneses de los 40/40, el viejo cabaret de Berlín, en versión petrodólar para los jeques del piso de arriba, y music-hall parisiense de un litografista asténico que imitase a Toulouse-Lautrec. Pienso si el nuevo Gobierno viejisimo no es también eso: nostalgia de la autarquía, nostalgia del hermanismo ilustrado que nos ilustró hasta el cuarenta y tantos, más un excipiente de liberalismo francés y champaña de garrafa marsellesa. Aunque don José Melíá/Castilla, por su parte, no ha podido estar más generoso. Pero este presidencialismo que se queda sin los suyos (la escuela Nácar/Colunga, del canónigo señor Nácar y el profesor Colunga) y, tiene que recurrir al enemigo residual para formar Gobierno, no va a ilusionarnos electoralmente con unas estampas iluminadas de cosmopolitismo apache.

Luis y María Jesús Berlanga se van al flamenco de Vijande. Sisita Pastega/Dencuve, nacida Milans del Bosch, me dice que al espectáculo sólo le ha faltado un elefante. Ha sido el funeral alegre de UCD.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_