Alejandro Orfila: "Mejora en América Latina la situación de los derechos humanos"
La más antigua organización regional de Estados del mundo contemporáneo, creada en 1890 por la Unión Internacional de las Repúblicas Americanas y rebautizada en 1948 como Organizacíón de Estados Americanos (OEA), inició ayer su asamblea general en Castriles, en la isla de Santa Lucía (Caribe). El argentino Alejandro Orfila, de 56 años de edad, jurista y diplomático, que ocupa el cargo de secretario general de la OEA desde 1975, considera que "ha llegado la hora" de un candidato latinoamericano para el cargo de secretario general de la ONU. Nuestro corresponsal en Washington, conversó con él.
Pregunta. La OEA, a mitad de camino en la cooperación al desarrollo y su vocación de organismo político regional, atraviesa una situación crítica. ¿Cómo ve su futuro?.
Respuesta. Pienso que la realidad debe estar en un término medio. Creo que lo ideal sería que fuese una entidad completa jurídico-política y de cooperación para el desarrollo, como fue la idea durante la década de los sesenta. Para ello sería necesario impulsar una política similar a lo que fue la Alianza para el Progreso, junto con las contribuciones financieras pertinentes para poder desempeñarlo.
P. La asamblea de Santa Lucía coincidirá en,el área y el contexto de una gran tensión en Centroamérica y el Caribe. ¿Por qué margina la agenda de la OEA problemas como El Salvador o Nicaragua?
R. Yo no sé hasta qué nivel se tratarán estos problemas en la asamblea propiamente dicha. En la agenda, el capítulo de derechos humanos sí es parte del temario. No lo son El Salvador o Nicaragua, porque la OEA actúa en función de las propuestas y los deseos de sus Gobiernos miembros. El caso de El Salvador nunca ha sido tratado y el de Nicaragua lo fue en el pasado, en 1978 y 1979. Cuando hubo una delegación que, fuera del contexto de la agenda, de la OEA, quiso examinar el caso de El Salvador, las reacciones de los demás países miembros fueron muy negativas. De ahí que,nunca se haya tratado el caso de El Salvador.
P. ¿Cree el secretario general de la OEA que de radicalizarse la situación en Nicaragua, concretamente en sus relaciones con EE UU, puede llegarse a la expulsión de Nicaragua de la OEA, como ocurrió con Cuba en 1962?
R. Bueno, no quiero prejuzgar lo más mínimo porque no tengo la menor idea de lo que va a ocurrir. Déjeme decir que este es un organismo que está al servicio detodos sus países miembros.
P. El año pasado. la asamblea vivió horas intensas de debate a propósito de la violación de derechos humanos en varios países miembros de la OEA. ¿Cómo ve la situación en la actualidad?
R. Yo creo que la situación de los derechos humanos en América Latina ha mejorad o sustancialmente en el último año. No tengo ninguna duda al respecto. Eso lo demuestran los mismos informes, que noson deja contundencia que tenían anteriormente.
P. ¿Qué valor da usted a los comentarios periodísticos sobre el hecho de que la OEA podría ser, en un momento dado, el marco de acercamiento para una mejora de las relaciones actuales entre La Habana y Washington?
R. Aquí nunca se ha oído ningún comentario sobre ese tema, ni siquiera en los pasillos. No existe tampoco ningún indicio de que ese tema sea, tan siquiera, de conversación en el futuro.
P. ¿Qué importancia supone para la OEA la presencia de una delegación observadora de España a nivel embajador?
R. España tiene una misión extraordinaria en la OEA; una presencia extraordinaria en la OEA. El Rey de España ha venido tres veces a nuestra organización y nos ha dejado mensajes extraordinarios en cada visita.
P. Al margen de la OEA, para concluir, ¿piensa intentar cambiar ese despacho de la OEA en Washington por el de secretario general de las Naciones Unidas en Nueva York, apuntándose formalmente a la carrera abierta ante las dificultades para nombrar nuevo secretario general de la ONU?
R. Le diré una cosa.. En mi posición de secretario general de un organismo regional y diplomático profesional, qué más podría yo aspirar que llegar al cargo máximo de nuestra profesión, que indudablemente es el de ser secretario general de las Naciones Unidas. Le confieso que me encantaría ser secretario general de las Naciones Unidas. Creo, indudablemente, que ha llegado el momento en que un latinoamericano sea secretario general de las Naciones Unidas. No obstante, también creo que nosotros debemos presentarnos de una manera tal que lo hagamos de una forma coherente. Y que tengamos, un solo candidato que represente nuestra región y pueda representar al mundo en desarrollo.
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