No se ha reproducido el proceso seguido por los dos circuitos de aceite presuntamente tóxico
Pruebas experimentales in vitro e in vivo con células de cultivo y animales, respectivamente, señalan que cierto aceite de colza desnaturalizado es tóxico, según ha declarado a EL PAIS el doctor Manuel Serrano Ríos, presidente de la comisión científica del síndrome tóxico. El doctor Serrano afirma que ese aceite es el vehículo del síndrome, «aunque las sustancias tóxicas encontradas en él no justifiquen por si mismas los cuadros clínicos». El doctor Serrano admite la posibilidad de existencia de un factor coadyuvante al aceite tóxico. Por otra parte, se reconoció que no se han reproducido en laboratorio los dos procesos seguidos por los dos circuitos de aceite desde su importación hasta su venta, así como que quedan sustancias no identificadas.
«El aceite de colza desnaturalizado produce el síndrome tóxico, aunque pudiera haber un agente coadyuvante junto a ese aceite», afirma Manuel Serrano Ríos, presidente de la comisión científica que investiga el síndrome.En el curso de la entrevista, el doctor Serrano Ríos quiso que fuese aclarado, como pórtico de la misma, que no ha existido por su parte ningún intento de eludir esta conversación con EL PAIS. «Yo soy un técnico, no un político, y no tengo ninguna estrategia dilatoria. Al parecer, la entrevista no la hemos mantenido antes por algún fallo en los servicios del ministerio encargados de las relaciones con la Prensa».
El doctor Serrano Ríos, a lo largo de la entrevista, aludió varias veces a «la necesidad de ser minucioso, y preciso en la terminología y los matices», así como recurrió a la consulta de distintos funcionarios cuando, además de aspectos generales, se le solicitó detalle de cuestiones específicas que no conocía con exactitud.
«Las razones para creer en ese aceite como vehículo del síndrome son de tres tipos», dijo: «epidemiológicas, cuyos datos los tienen los doctores Valenciano y Clavero; clínicas, que señalan la desaparición de casos desde la retirada del aceite, y experimentales». Sobre las hipótesis experimentales indicadoras de la toxicidad del aceite explica lo siguiente: «Se han encontrado efectos tóxicos en células de cultivo mediante trabajos in vitro dirigidos por el doctor Isidro Valladares, del Instituto Nacional de Oncología. Dichos efectos están producidos por aceite consumido por afectados del síndrome. Estos daños consisten en detención del crecimiento de las células y degeneración de las mismas. Efectos de toxicidad se han experimentado también en fibroblastos y en animales in vivo».
En cuanto a los interrogantes persistentes sobre el aceite como causalidad directa o indirecta del síndrome, el doctor Serrano dice: «Ciertamente existen interrogantes, pero que no invalidan la hipótesis. El hecho de que entre personas que han consumido aceite tóxico unas padezcan la sintomatología del síndrome y otras no, no significa más que la susceptibilidad individual es diferente. Si no fuera así, en una epidemia de gripe resultaría afectado todo el mundo».
En este sentido, añade: «Lo mismo ocurre con los tóxicos. Si varias personas ingieren un determinado tóxico, no todas acusan los mismos efectos. Quiero decir que la posibilidad de que algún otro factor actúe junto al aceite podría tal vez explicar por qué unos están afectados y otros no, y no es despreciable, pero existe certeza científica de la toxicidad de parte del aceite de colza desnaturalizado desviado a consumo humano y de que éste ha sido el vehículo».
Los distintos aceites
Para hablar con precisión de la toxicidad o no toxicidad de los aceites, el doctor Serrano solicita la presencia de Antonio Borregón, director del Centro Nacional de Alimentación y Nutrición de Majadahonda.
La historia de los aceites es la siguiente, según fue explicado a EL PAIS: «La anilina fue el único agente desnaturalizador del aceite de colza. La anilina se transforma en anilida por oxidación. Este proceso se puede producir por efecto de temperatura (calentamiento) o espontáneamente (diversas causas). Todos los aceites de colza desnaturalizada desviados al consumo humano contenían gran cantidad de anilidas antes de ser refinados. La diferencia entre los aceites distribuidos por la empresa Raelca, de Alcorcón, que coinciden con al área geográfica afectada, y los distribuidos por empresas catalanas en el área costera sur-levantina, es la siguiente: el aceite catalán, una vez puesto a la venta, contiene gran cantidad de anilidas, nada de anilinas y no afecta a los consumidores; el aceite madrileño, una vez puesto a la venta, contiene gran cantidad de anilidas, pequeños residuos de anilinas y afecta a células y animales. La anilina es el único marcador tóxico. Está presente en todos los aceites que han producido afectados».
Estos datos son matizados según las siguientes puntualizaciones: «La comisión científica no tiene noticias oficiales respecto a la información facilitada por la Secretaría de Estado para el Consumo en torno al resultado de una investigación de la comisión interministerial en las refinerías de aceite, que constata haber realizado de igual forma el refino de todos los aceites de colza desviado al consumo».
«Si así fuera, se descartaría, la transformación de las anilinas en anilidas por el refino. El hecho de que los aceites catalanes, después del refino, carezcan de anilinas, y el de Madrid contenga parte de anilinas, podría significar que, antes del refino, los catalanes eliminaron la anilina, mientras que no lo hicieron los empresarios de Alcorcón. De momento, esto no pasa de ser una hipótesis, porque no se ha reconstruido en laboratorio esta posibilidad».
«Debe entenderse por marcador tóxico un indicativo de toxicidad, no el agente causal de la toxicidad. Este indicativo, en medicina, no es cuantitativo, sino simplemente señalizador. Un marcador hepático indica que una persona tiene hepatitis, no el grado de hepatitis.
«Hay que distinguir, por tanto, entre aceites potencialmente tóxicos, como los catalanes u otros, de los que no hay evidencia de que causen daños, y el aceite tóxico. La lista de aceites tóxicos facilitada por la Secretaría de Estado para el Consumo, lamentablemente, ha mezclado ambos tipos. Todas las marcas de aceite tóxico que se han detectado contenían mezcla del aceite distribuido por Raelca.
«Los marcadores tóxicos hallados en el aceite de colza que ha servido de vehículo al síndrome no explican por sí solos los cuadros clínicos producidos. Hay que seguir buscando la posible existencia de un tóxico desconocido o el factor coadyuvante el aceite para la toxicidad mortal.
«Tampoco explican esta toxicidad los productos químicos ajenos al aceite encontrados por espectrometría de masas en los aceites consumidos por los afectados:azobenceno, metil anilina, quinoleína, metilquinoleína, dimetilquinoleína, bromoanilina, bromodicianobenceno y oleanilida. La espectrografía señala todavía algunas puntas de productos no identificados, además de las anilidas, que son los más abundantes. Es el conjunto de aquellos cien productos extraños que en un principio se habló que contenía el aceite adulterado».
«Estas investigaciones», aclara el doctor Serrano Ríos, «coinciden con la bibliografía internacional sobre este tipo de sustancias».
En el mes de septiembre, un químico y una farmacéutica plantearon, también basados en bibliografía internacional, que las sustancias citadas no correspondían a los cuadros clínicos del síndrome. El hecho de que las autoridades sanitarias lleguen a esta misma conclusión dos meses después, en cuyo intermedio se trató este tema con la última comisión de expertos extranjeros que visitó nuestro país para estudiar el síndrome, no es explicado por el doctor Serrano. Al respecto, dice: «No tengo referencia de esa comunicación, pero ese tema ya lo había sometido a consideración, en agosto, el Instituto de Toxicología».
La línea del doctor Muro y otras investigaciones
La imposibilidad de que tales sustancias extrañas encontradas en el aceite ocasionaran por sí la toxicidad fue expuesta, junto a un proyecto de investigación, sobre aflatoxinas, por los doctores Fernando Montoro (químico) y Carmen Sáenz (farmacéutica) a finales de septiembre. El doctor Serrano ordena que se le facilite la lista de investigaciones seguidas. Figuran dos proyectos sobre aflatoxinas, fechados en los días 5 y 6 de octubre, y una nota interior de fecha 5 de octubre sobre un trabajo en torno a las aflatoxinas, firmado por el doctor Montoro. La hipótesis de la toxicidad de las aflatoxinas, sustancia contenida en la colza bruta, no parece haber arrojado luz sobre el síndrome, dado que no todo el aceite de colza es tóxico.
Otras líneas de investigación, al margen del aceite, seguidas oficialmente, según informa el doctor Serrano, han sido las siguientes: sobre la leche, sobre productos sintéticos (anilidas sintéticas), sobre hongos (tres investigaciones), sobre nitrosulfatos, tiosulfatos y tiociamatos (varias); sobre metales pesados (varias, la más destacada la realizada por el doctor Fontela), y, a nivel epidemiológico, la del grupo de los doctores Muro y Clavero. Al plantear el doctor Serrano la extrañeza de que Sanidad apoyase ahora una línea de investigación del doctor Muro, cesado hace siete meses de su cargo (véase EL PAIS de ayer), señaló que «el doctor Muro ha mantenido conversaciones con el secretario de Estado para la Sanidad y tengo entendido que su hipótesis se está admitiendo para el estudio».
«Tengo entendido», añadió, «que es una hipótesis sobre la toxicidad de un fertilizante. Yo he hablado con el doctor Muro un par de veces, pero él ha preferido dirigirse a la Secretaría de Estado ».
Sobre este extremo cabe señalar que el doctor Muro se ha negado a hacer declaraciones, si bien ha desmentido a EL PAIS que investigue en relación con fertilizantes.
Fuentes oficiosas de Sanidad, y en ausencia del secretario de Estado, cuyo padre falleció el jueves, han señalado a EL PAIS que los contactos del doctor Muro con la Secretaría de Estado para la Sanidad en los últimos días han sido establecidos en presencia de un notario.
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