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RELIGIÓN

El cardenal José Ratzinger, nombrado prefecto de la Congregación del ex Santo Oficio

José Ratzinger, cardenal de Munich, fue nombrado ayer presidente de la Congregación de la Doctrina de la Fe por Juan Pablo Il sustituyendo así al yugoslavo Franjo Seper, de 76 años, designado para este cargo por Pablo VI en 1968.

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Un obispo conservador que fue teólogo progresista

MATEEl cardenal Ratzinger es un teólogo de gran prestigio. A los 35 años fue asesor en el Vaticano II; junto a Rahner y Kung constituía el sector más progresista del concilio. Era también catedrático de Teología en la facultad de Teología de la Universidad civil de Münster, donde enseñaban J. B. Metz y Kasper. Los tres habían hecho de Münster el centro más prestigioso de teología alemán. Pero en 1969, Ratzinger se traslada a Ratisbona, coincidiendo este traslado con un cambio de rumbo hacia posturas conservadoras. Siendo luego cardenal de Munich, intervendrá activamente para que su otrora amigo y compañero Metz no pueda hacerse con la cátedra de Teología bávara.El teólogo dogmático Ratzinger, que había nacido el 16 de abril de 1927, fue nombrado arzobispo de Munich en 1977, pasando a ser una de las personas de confianza de Pablo VI.

La Congregación de la Doctrina de la Fe es el organismo más alto de la curia vaticana y tiene por misión proteger la doctrina de la fe y de la moral. La denominación actual, decretada por Pablo VI, es la tercera de una misma institución que empezó llamándose Inquisición y luego se cambió por Santo Oficio, hasta llegar a Congregación de la Fe.

La Inquisición nace en 1184, en el concilio provincial de Verona, donde se dice que «los habitantes de los pueblos tienen la obligación de denunciar a toda persona sospechosa de herejía». Eran los tiempos de las herejías cátaras y albigenses, que hacían furor en el sur de Francia y el norte de Italia, y cuya existencia no es ajena al nacimiento de los dominicos, orden muy vinculada al tribunal de la Inquisición.

Gregorio IX la transforma en una institución de la Iglesia universal, pasando a ser Congregación del Santo Oficio de la Iglesia en 1542, bajo el pontificado de Paolo III. En los primeros siglos de su funcionamiento, cada parroquia tenía que constituir una comisión para denunciar a posibles herejes. Y esa práctica de juzgar por denuncias, en general anónimas, en base a meras sospechas, forma parte de la dudosa fama que normalmente evoca la Inquisición, que Pablo VI quiso corregir, a raíz del Vaticano II, cambiándola de nombre y de normas funcionales.

Al Santo Oficio está ligado, en tiempos recientes, figuras como las del cardenal Ottaviani, bajo cuyo largo mandato fueron juzgados hombres como Congar, Chenu, Liége y Rahrier. El cambio de nombre no ha impedido un largo desfile de los autores más conocidos de la teología católica: Hans Küng, Pohier, Schillebeeckx, etcétera, sin olvidar a los teólogos latinoamericanos de la liberación, como Leonardo Boff.

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