La "cumbre" árabe de Fez, aplazada ayer a causa de las controversias provocadas por el plan Fahd
La cumbre árabe de Fez ha fracasado. Pocas horas después (le haber comenzado, fuentes de la cumbre han informado que ha sido suspendida y que los ministros de Asuntos Exteriores árabes se reunirán para decidir otra fecha para una nueva reunión, que se celebrará también, según se ha dicho, en Marruecos.
El rey Hassan II de Marruecos intervino ante las cámaras de la televisión marroquí para declarar, en una brevísima alocución, que tenía que confesar que la cumbre de Fez fracasó porque no fue posible encontrar terreno para un compromiso.Los jefes de Estado, de los que en realidad sólo nueve habían decidido asistir, han comenzado ya a marcharse después de una breve estancia en la ciudad de Fez, capital espiritual del reino marroquí.
El plan Fahd, que tantas oposiciones había suscitado desde un principio, parece haber sido el causante de este fracaso, aunque la opinión más generalizada entre los pasillos de la cumbre era que nadie buscaría un enfrentamiento directo con Arabia Saudí y que se buscaría una fórmula de compromiso que, sin convertir en vinculante al plan Fahd, dejara a una comisión su posterior estudio y eventual enmienda.
Cuando todavía son escasísimas las informaciones relativas a los motivos profundos que han dado lugar a este fracaso, se cree que Arabia Saudí, en cierta medida, estuvo también de acuerdo en la suspensión de una conferencia cumbre en donde de todas maneras no estaba representada Siria, al menos por su jefe de Estado, sin el cual la aprobación del plan Fahd tampoco tiene sentido.
La influencia de Siria sobre la resistencia palestina y el papel importante que este país debe jugar en cualquier solución de paz han debido aconsejar a los participantes en la cumbre que un proyecto de paz que debe poner fin a un conflicto que lleva 33 años suscitando guerras y pasiones no podía aprobarse por un quórum tan reducido de mandatarios.
La oposición de los palestinos del proyecto, los verdaderos afectados e interesados, tampoco han debido ayudar a mantener la voluntad de hacer aprobar el proyecto Fahd en esta cumbre, y a toda costa. Los israelitas, la otra parte de cualquier acuerdo, tampoco habrían aceptado la iniciativa saudita por considerar que los acuerdos de Camp David en curso eran algo mucho más tangible, y por supuesto más favorable para ellos.
Queda sin embargo la enorme movilización inútil de medios que se ha puesto al servicio de la cumbre, los cerca de mil periodistas hechos venir de todas partes del mundo con todos los gastos pagados, los circuitos gratuitos de télex y teléfonos, los hoteles, la enorme movilización policial y de seguridad que se puso al servicio de esta cumbre por Marruecos, y los cerca de 3.000 millones de pesetas gastados por este país en la ciudad de Fez para recibir a sus huéspedes.
Para el rey, Hassan II, que contaba mucho con el éxito que podría resultar de una cumbre en la cual Marruecos puso todo su empeño a favor del plan Fhad, el tema más controvertido de ella, ha debido significar un duro golpe.
La noticia de la suspensión de la cumbre causó gran sorpresa y estupefacción entre los periodistas asistentes.
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