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35ª Asamblea Plenaria del Episcopado Español

"La Iglesia necesita la libertad y quiere servir a la pacífica convivencia de los españoles", dice Gabino Díaz Merchán

La independencia de la Iglesia frente a los poderes políticos, el servicio, desde su esfera estrictamente religiosa, a la convivencia pacífica de los españoles y al progreso de la sociedad en la libertad, así como la reivindicación de la libertad para proclamar los principios morales que se derivan de la fe, componen la herencia amasada por la Iglesia en los últimos quince años, que deben servir de marco a las tareas del próximo futuro, decía ayer Gabino Díaz Merchán, presidente de la Conferencia Episcopal, en su discurso programático.

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José Guerra Campos, sistemáticamente ausente en los últimos años de estas asambleas plenarias, se convirtió en el centro de atención de la Prensa gráfica y de los obispos que cordialmente le abrazaban. «Soy un enviado de la agencia Tass», decía con humor, mientras correspondía a los saludos y prodigaba comentarios sobre las elecciones gallegas: «Estoy por la Galicia ceibe», añadía, «pero no por la de los partidos». No pasó inadvertido el abrazo de Tarancón a su antiguo obispo auxiliar, ya que la ausencia de Guerra Campos ha tenido que ver con los dichos y hechos con los que el cardenal de Madrid ha conducido a la Iglesia española en los últimos años. Los buenos servicios del nuncio, Antonio Inocenti, quien le visitó recientemente en Cuenca, no parecen ajenos a la vuelta del polémico obispo conservador.Gabino Díaz Merchán, elegido presidente el día 24 de febrero, rindió homenaje al trabajo realizado por sus antecesores, particularmente a Vicente Enrique Tarancón, bajo cuyos mandatos los obispos «tuvimos luz y espíritu animoso para no perder el norte eclesial, pese a las sacudidas de toda intensidad y dirección que con frecuencia sufríamos». Diez Merchán resumió, en forma de interrogantes, las tareas que el futuro inmediato plantea a la Iglesia. En primer lugar, la actuación de la Iglesia en la España autonómica, manteniendo una presencia pública y respetando la autonomía y el progreso de sociedad. La Iglesia también tiene que afanarse en formar ciudadanos preparados para la convivencia y para la consolidación de la paz; la Iglesia no puede renunciar a la denuncia profética y tiene que clarificar su compromiso religioso en favor de los derechos fundamentales del hombre. Resumiendo, la Iglesia tiene que ver la manera de «realizar su misión de fermento de la cultura humana en la sociedad técnica, consolidar el rearme moral y contribuir a la detención de la carrera armamentista».

Críticas al divorcio y defensa de la libertad de enseñanza

Junto a estas grandes interpelaciones que plantea la sociedad civil, la Iglesia tiene que hacer frente «a los puntos más débiles de nuestro catolicismo», tales como el individualismo religioso, la intolerancia, el permisivismo moral o el clericalismo.

«Esto parece una tesis doctoral», decía el cardenal Tarancón, comentando el ambicioso discurso de su sucesor, del que no faltaron referencias a los principales planteamientos concretos de la Iglesia en los últimos tiempos, que Díaz Merchán hizo suyos, algunos tan polémicos como *el rechazo del divorcio o la defensa de la escuela privada. Refiriéndose a la ley de Divorcio, Díaz Merchán leyó cuidadosamente una larga nota al pie de página donde la calificaba de «daño grave para la familia española», al tiempo que se lamentaba de que no se hubieran tenido en cuenta la ley pactada con la Santa Sede «con rango de tratamiento internacional». Tampoco faltaron alusiones a los cristianos críticos, que negaron el aplauso a los obispos, que contraponía a los «católicos fervientes que en el silencio rezaban por nosotros».

La 35ª Conferencia del Episcopado Español se reúne sin temas particularmente polémicos, lo que no significa consenso previo. Hay cuatro proyectos de declaración: uno, sobre pastoral para divorciados, cuyos documento de base parece disgustar a conservadores y progresistas; otro, sobre el paro; el tercero, se refiere al plan de acción para el próximo trienio, preparado desde la comisión ejecutiva por Delicado Baeza, en el que se podrían incluir algunas consideraciones sobre la situación general del país, y la última sobre la relación entre diócesis y órdenes religiosas.

También habló el nuncio para definir las relaciones entre el episcopado y el Vaticano: «Donde el episcopado no pueda llegar en la conveniente y justa defensa de una recta aplicación de los acuerdos, allí estará la nunciatura apostólica para intentar lograrlo con todos los medios a su alcance», declaración que satisfizo a la concurrencia.

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