Unamuno, recordado como filósofo y como ciudadano
Miguel de Unamuno Pérez, nieto del filósofo del mismo nombre, presidió el homenaje a su abuelo organizado por la Cruz Roja Española el pasado día 20. «Tía María me ha contado que Unamuno era un padre corriente y moliente.» dijo al centenar de personas que casi llenaba la sala de actos de la Asamblea Suprema. En el transcurso del acto, Unamuno fue recordado como filósofo innovador y como ciudadano.
Antes de que los oradores iniciasen su turno, una cinta magnetofónica permitió escuchar al filósofo, quien, con voz ronca y casi ininteligible, advirtió a sus homenajeadores que «no hay cosa que más me moleste que oír decir de alguien que habla como un libro». A continuación, intervino el doctor Núñez Puertas, quien en su infancia y juventud conoció al escritor, y que se apresuró a decir que esa no era su voz, «pues la tenía aguda y casi chillona».Habló después «del don Miguel que yo conocí, un vecino y un ciudadano amable, un profesor admirado por los estudiantes y conflictivo para los profesores, porque era un hombre que constantemente rompía moldes», y lo recordó «sentado entre sus alumnos, a los que enseñaba mucho más que el griego de su asignatura».
El Unamuno del doctor Núñez «produjo un gran impacto en Salamanca, que cambió gracias a su influencia», y fue un ciudadano tranquilo, de costumbres fijas, que acudía todas las tardes a su tertulia del casino, y en ella hacía gala de su prodigiosa erudición, al tiempo que construía las famosas pajaritas de papel que después regalaba a sus contertulios. «Recuerdo su última lección en la universidad, en la cátedra honorífica que se le concedió después de jubilado. Con voz emocionada se dirigió a los estudiantes para decirnos: salvadnos jóvenes, salvad a la universidad, salvad a España».
Miguel de Unamuno Pérez, aunque presidió la mesa en función de su nombre y apellido, no pudo decir «me acuerdo» al hablar de su abuelo, pues lo perdió cuando apenas tenía dos años, y tuvo que limitarse a contar a los oyentes lo que a él le han contado en la familia. «Era un hombre a quien se adjudicaban multitud de anécdotas», dijo, «y era difícil saber cuáles entre ellas eran verdaderas y cuáles no. En una ocasión su hija María, mi tía, le preguntó: " ¿Son verdad todas las cosas que cuentan de ti?", y Unamuno contestó: "No, pero algunas están muy bien".
José Luis Abellán contó que estudiando El sentimiento trágico de la vida se encontró con que Unamuno, «influido por las doctrinas evolucionistas de Darwin, apunta elementos para una interpretación espiritualista-evolucionista del universo». Lo que le sorprendía como estudioso al profesor Abellán era no hallar las raíces de esa teoría unamuniana, «ya que yo me había fiado de Unamuno cuando decía de sí mismo que tenía superado el krausismo, y que, aunque conocía la doctrina, no le había influido para nada, hasta que descubrí que el antecedente estaba en las doctrinas krausistas y que él las había recogido quizá inconscientemente de Sanz del Río, aunque añadiéndolas espiritualidad».
El profesor Carlos Paris le recordó como «denunciador de las grandes frustraciones e injusticias de la historia».
Babelia
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