El caos de psicología en Santiago
Los alumnos/as de psicología (1.645 sobre un total de 2.728 en la facultad de Filosofía y C. C. de la E., según datos del centro de cálculo de la universidad, referidos al curso 1980-1981) sufrimos una situación que se remonta a hace cinco años, cuando se planteó la necesidad de independizar los estudios de psicología para poder contar con un plan de estudios específico, en función de las necesidades reales de la psicología moderna; con una titulación propia, con laboratorios, con ¡profesorado!, prácticas, biblioteca, etcétera.Esta petición tropezó con intereses contrarios, como son la ambición de poder, el reparto de presupuestcs, las envidias, y otras que ya entran en el campo de las conductas desviadas, como refleja el hecho de que durante ¡años! hubiera anónimos, amenazas de muerte, no sólo entre profesores de aquí, sino incluso a personaje de la talla de Pinillos, Yela, etcétera. Las clases servían como campo de batalla donde desarrollar en frentamientos personales entre profesores.
Las denuncias, inspecciones, profesorado que echaban (bien directamente, con trampas burocrá ticas, bien imposibilitándoles el trabajo), los documentos que sa lían de Santiago, pero nunca llegaban al Ministerio, etcétera, se su cedían como algo normal, para al fin dar paso a las agresiones personales, como cuando el señor deca no golpeó a una profesora, o est mismo curso, en el que el secretario mordió a un alumno de los que intentaban ver al decano.
La situación de la facultad se deduce fácilmente. A nivel de formación académica, nula; a nivel de profesorado, nadie quiere venir, y el que hay se va; así, para 1.645 alumnos hay ¡26! profesores, de lo cuales sólo uno es numerario. El horario de este año tiene asignaturas de un mismo curso que coinciden a la misma hora, lo que imposibilita la asistencia a ambas; el plan de ordenación docente está sin aprobar, porque se enviaron ya tres al rectorado y no saben con cuál de ellos quedarse. En cuanto a libros, no llegan ni con mucho a uno por alumno, sin contar la carencia absoluta de prácticas y laboratorios; pero el senor decano insiste en hacernos entrar en la clase -no sabemos muy bien a que"-, e incluso amenaza con tomar medidas de fuerza y cerrar "su" facultad.
Intentamos repetidas veces solucionar el problema por el cauce legal de la junta de facultad, pero siempre primaron más los intereses minoritarios y extraacadémicos que obstaculizaban las soluciones del conflicto. Cuando recu
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rrimos al rector para la solución del conflicto, los profesores de Filosofía y alguno de Pedagogía (que casualmente lleva siete años en la facultad sin tener hecha la tesis) fueron a ver al rector para decirle que si Psicología se independizaba ellos se ponían en huelga. Era su único argumento; de nuevo la razón de la fuerza frente a la fuerza de la razón. Tenemos cartas privadas entre el decano y catedráticos que tuvieron que marcharse en las cuales éstos le dicen claramente que el problema de la psicología ni lo entiende ni le interesa, porque se pierde en problemas personales". Y así hasta un largo etcétera.
Nosotros no tomamos parte en la guerra del profesorado, pero tenemos muy claro lo que queremos -una formación que estamos pagando- y por ello luchamos con los que quieran lo mismo que nosotros.
Y así se lo hicimos ver, entre otros, a don Angel Viñas, director general de Ordenación Universitaria, que fue la única autoridad académica que reconoció -pese a que lo ignoraba, pues las autoridades académicas que debían informarle no lo hicieron- la gravedad del problema y la justicia de nuestras reivindicaciones: independencia de la sección, para dentro de algún tiempo su constitución en facultad independiente, y profesorado.
Fruto de ello, al día siguiente de la entrevista, una inspección llegaba a Santiago y, por primera vez, pedía la opinión de los alumnos.
Como prueba de buena voluntad hacia esta medida, abandonamos la huelga de hambre que desde hacía diez días mantenían trece estudiantes, y que era el relevo de la que durante once mantuvieron otros tres compañeros.
Cuando esto se escribe van veintiún días de encierro y 35 de inactividad académica. En principio, nuestra actitud continuará hasta el día 16 de noviembre, en que tendremos una nueva entrevista con el inspector, y de la que esperamos surja la solución.
Ojalá no sea así y por el bien de todos triunfe la fuerza de la razón.
Conocemos, por otra parte, que la independencia que pretendemos no es la panacea para nuestros males, pero sí la base que facilite el trabajo en común, y la participación del alumnado cara a la consecución de una psicología real, y de una facultad de prestigio, para evitar ofertas de trabajo que excluyan a los titulados en Santiago.
Esa puede ser la señal de que en este país la universidad empieza a cambiar en la práctica. /y 140 firmas más. Asamblea de alumnos-as encerrados de la Sección de Psicología de la facultad de Filosofía y C. C. de la E. Santiago.
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