Tres mujeres
Aunque el público no lo crea, a veces, en los festivales cinematográficos, lo dificil no es elegir la película mejor, sino dejar desierto el primer premio. A fin de cuentas, un certamen de tal índole es, sobre todo, una feria de muestras,en donde capital y publicidad suelen a veces saltar por encima de otro tipo de intereses.Este año, en Venecia, según las proyecciones y los plazos se cumplían, de nuevo este vacío particular comenzó a cernirse sobre tanto filme indígena o extraño. Entre la actual sequía, que parece empeñada en asolar los en otro tiempo jardines del edén del cine y el miedo, a arriesgarse de los ya consagrados, el León de Oro cada vez se alejaba más de las playas del Lido, hasta que, ya en las postrimerías, apareció un buen día la Von Trotta.
Las hermanas alemanas
Dirección y, guión: Margarita von Trotta. Fotografía: Franz Rath. Música: Nicolás Economou. Intérpretes: Julia Lampe, Barbara Sukowa, Rudiger Vogler, Doris Schade. Dramática. Cine Luna.
Con su aire de colegiala demasiado mayor, flanqueada por sus dos protagonistas con su aspecto de buenas chicas germánicas, parecían tres que, de paso por Venecia, se asoman al Excelsior un día a fin de comprobar si son de carne y hueso también las-últimas estrellas italianas. Vestidas entre tanto desnudo, recién planchadas y pulidas las tres, nadie diría que llevaban bajo el brazo el mejor filme del festival, donde realizadores de toda índole habían puesto humor ya conocido, medievo, oportunismo o claro folletín, estas tres mujeres habían colocado recuerdos, días de sangre y plomo presentes todavía en Alemania. Su película, sin embargo, no se resolvía, corno tantas generacionales, en añoranzas o melancolías ni con saldos de cuentas lanzadas a la espalda cuando se mira hacia atrás con ira.
Margarita von Trotta, estudiante en París, actriz y militante feminista, no es ninguna recién llegada más o menos brillante autodidacta.
Tiempos de plomo, título que ha debido de asustar a los exhibidores españoles, nos cuenta la aventura de dos hermanas verdaderas, enroladas, cada cual a su modo, en la marea del Occidente actual; una de ellas, en la famosa banda Baader-Meinhoff, la más antigua y, por tanto, la más idealista. La vida de las dos, entendiendo cada cual su propia militancia a su manera, aparece narrada con esa pasión desapasionada que tantas veces engaña.
Con una precisión poco frecuente, que evidencia trabajos anteriores, y un oficio tan sólido como preciso, interpretada a la medida, esta biografía doble de Christiane y Gudrum Ensslin, la terrorista suicida, oficial en la cárcel especial de Stammheirn, viene a ser algo más que un testimonio capaz de ser interpretado por cada cual a su modo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.