La reina Isabel II reafirma el apoyo del Gobierno británico a la entrada de España en la CEE

El Gobierno británico "apoya la entrada de España y Portugal en la Comunidad Europea", declaró ayer la reina Isabel II de Inglaterra en el discurso de la corona que abrió formalmente la nueva sesión del Parlamento de Londres. Una nueva ley sindical y la lucha contra la subida de los impuestos locales por algunos ayuntamientos fueron, sin embargo, los temas dominantes.

, El discurso, de seis minutos de duración, mencionó los deseos de mejorar las relaciones con Dublín y el apoyo del Gobierno de Margaret Thatcher a la Comunidad Europea y a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Con anterioridad, el Gobierno británico siempre ha dejado claro su apoyo a la ampliación de la CEE y a la entrada de España en la Alianza Atlántica.Por otra parte, a pesar de la situacíón en Afganistán y en Camboya, el Gobierno se mostró deseoso de crear un mejor ambiente en las relaciones Este-Oeste y de llegar a una pronta conclusión de la Conferencia de Seguridad de Madrid. La reina señaló que su Gobierno dedicará más recursos a la defensa de su país, lo cual no debe interpretarse como un aumento del presupuesto militar mayor de lo esperado.

Con la meta primordial de reducir la inflación, el Gobierno se propone proseguir su política económica monetarista, reduciendo asimismo el sector público. Para ello, este año se legislará sobre la privatización de parte de la Corporación Nacional Británica del Petróleo y de la Corporación del Gas. Por otra parte, ayer se especulaba con la posibilidad de una subida de los impuestos y el posible desligamiento de los seguros sociales de la tasa de la inflación.

El discurso de la reina Isabel sólo mencionó que se presentará un nuevo proyecto de ley sindical. Es sabido, sin embargo, que el Gobierno quiere suprimir la inmunidad de los sindicatos, para que las empresas puedan llevarlos ante los tribunales por daños y perjuicios causados por alguno de sus trabajadores individuales, legislándose asimismo contra la militancia sindicalista en exclusiva.

En cuanto a los ayuntamientos el ministro del Medio Ambiente, Michael Heseltine, quiere que las subidas de los impuestos municipales que superen lo recomendado por el Gobierno -y este caso se aplicaría a una minoría de ayunta mientos bajo control de los laboristas- sean decididas por un referéndum local.

La reacción de Michael Foot, el líder laborista, fue la de pedir un referéndum nacional siempre que el Gobierno presente su presupuesto general. En el discurso no mencionó la posibilidad de legislar sobre la repatriación de la Constitución canadiense, como quiere el primer ministro de aquel país, Pierre Trudeau. La última sesión parlamentaria aprobó cincuenta proyectos de ley, una cifra considerada como excesiva por numerosos diputados.

El acto se desarrolló con toda la pompa y ceremonia tradicionales. Lo que resultó negativo ¿NEGATIVO? fue la masiva presencia de la policía, temerosa de un posible atentado por parte de algún grupo paramilitar republicano de Irlanda del Norte.