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La nave espacial "Columbia" emprende hoy su segundo vuelo

La nave espacial Columbia despegará hoy, cuando los norteamericanos estén desayunando y los españoles almorzando, impulsada por dos cohetes hacia el espacio para una segunda misión de carácter científico, que durará cinco días, con un total de 84 órbitas, a una altura de unos 250 kilómetros, alrededor de la Tierra.

Prevista para ser lanzada a las 7.30 horas en Cabo Cañaveral (una y, media de la tarde, hora de Madrid), la nave espacial Columbia, especie de ingenio híbrido entre el cohete y el avión, irá tripulada por el coronel Joe Engle, de 49 años, y el capitán Richard Truly, de 43. "Estamospreparados para la segunda misión", declararon los dos astronautas horas antes de que comenzara la cuenta atrás para la segunda operación Columbia.

La Administración Nacional para la Aeronáutica y el Espacio (NASA) llevó a cabo con gran éxito una primera misión Columbia durante el pasado mes de abril. La gran particularidad del transbordador del espacio consiste en que puede ser reutilizado múltiples veces, gracias a su peculiaridad de poder entrar en órbita alrededor de la Tierra, como un gran satélite artificial, y volver al suelo aterrizando como un avión normal.

Millones de personas seguirán el lanzamiento en directo en las playas de Florida, lindantes a Cabo Cañaveral, donde se encuentra instalado el centro espacial Kennedy, de la NASA. Las televisiones norteamericanas cubrirán el acontecimiento en directo, en un tipo de vuelos que poco a poco se convertirán casi en rutinarios. La NASA tiene programados veintiocho en los próximos cuatro años, entre la Columbia y otras dos naves espaciales de la misma serie, actualmente en construcción.

La confianza de lo conocido tranquiliza a los expertos de la NASA para esa segunda operación. Durante el primer vuelo, la Columbia sufrió retrasos por problemas de ordenadores, ligeros desperfectos por vibraciones en la plataforma de lanzamiento, y perdió 208 losetas de protección térmica de las 31.000 que recubren la nave para evitar su desintegración por el intenso calor en el momento en que sale de órbita para entrar otra vez en la atmósfera terrestre.

Un sofisticado sistema de inyección de millones de litros de agua pulverizada debajo de la Columbia en el momento del choque de los escapes de gases de los cohetes contra el suelo, para reducir las vibraciones, y el reemplazamiento de 1.800 losetas de protección térmica caracterizan las reparaciones de la Columbia para su segunda misión.

Cinco días, cuatro horas y diez minutos durará el vuelo de la Columbia antes de que aterrice de nuevo en la Tierra, en la base militar de Edwards, en California, el próximo lunes, día 9. Entre tanto, los dos astronautas habrán llevado una vida normal en la relativamente espaciosa cabina de la Columbia, con capacidad para siete tripulantes.

Comidas habituales americanas y largos períodos de descanso alternarán con las nuevas operaciones de la Columbia, que, a diferencia del primer vuelo, simplemente experimental, desarrollará en esa ocasión trabajos de prueba con un largo brazo articulado, de quince metros, fabricado y donado por Canadá, cuyo futuro servicio consistirá en poder colocar, reparar o retirar del espacio satélites artificiales. Análisis sobre la contaminación de monóxido de carbono en la atmósfera y carga simulada de futuros radares y material calificado, este último con discretos fines militares, completarán la tarea de la Columbia en su segunda edición.

Según el plan de vuelo, a los dos minutos y siete segundos del lanzamiento, cuando la Columbia esté ya a unos cincuenta kilómetros de altura, a una velocidad de 4.600 kilómetros por hora, se desprenderán los cohetes; propulsores, que caerán sobre el Océano Atlántico y podrán ser recuperados.

A los ocho minutos y medio, la nave, impulsada por sus tres motores, alcanzará una velocidad de 26.700 kilómetros por hora. Doce segundos más tarde se separará el tanque de combustible, que se desintegrará sobre el Océano Indico. La Columbia entrará entonces en su primera órbita elíptica que irá, gradualmente, tomando una trayectoria circular, mediante la propulsión de los motores de maniobra, hasta reducir su velocidad a 235 kilómetros por hora.

Durante las horas siguientes, los astronautas realizarán sus ejercicios para adaptarse a la falta de gravedad y comprobarán el funcionamiento de las puertas del compartimento especial, en el que está instalado un sofisticado equipo óptico, para la observación de la tierra.

Mayo y septiembre del próximo año son los meses programados por la NASA para nuevos vuelos de la Columbia, en un programa de unos 10.000 millones de dólares, que escapa milagrosamente a la política de recortes presupuestarios de la Administración Reagan, por el interés, dicen las malas lenguas, de los militares del Pentágono, que sueñan ya con la guerra de las galaxias.

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