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Intoxicación informativa y crisis económica en Portugal

La campaña en curso en Portugal, en el seno del Partido Socialdemocrata y en la Prensa de derecha, contra los proyectos de poder personal atribuidos al presidente Eanes empieza a ceder el paso a las preocupaciones acerca de la situación económica del país. El ministro de la Gobernación acaba de decir a los representantes de los municipios de la provincia de Oporto que la situación financiera es dramática, y se anuncia una intervención del ministro de Hacienda en televisión para hablar a los portugueses el lenguaje de "la verdad y de la sinceridad".

El Gobierno debe ultimar esta semana el proyecto de presupuesto para 1982, y el comentario que circula en los medios financieros es que el nuevo equipo ministerial se ha encontrado con una situación de una gravedad no prevista, sobre todo en materia de gasto público. Se dice que ninguna de las previsiones en que se basó el presupuesto anterior ha sido confirmada por los hechos, y que el Estado se encuentra confrontado con gravísimas dificultades de tesorería para concluir el ejercicio 1981.

Nadie sabe muy bien a qué atenerse , porque lo cierto es que se ha llegado en Portugal a un grado sin precedentes de intoxicación informativa, que hace extremadamente difícil separar las noticias de las campañas de opinión.

En algunos casos, como el del reciente escándalo levantado alrededor de un documento atribuido al jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, y que sirvió, para denunciar la existencia de un supuesto golpe de Estado, existe el recurso a la legislación vigente. Pero es más difícil juzgar cuando se trata de procesos de intenciones, o de análisis de indicios.

Ya no existen fuentes dignas de crédito o bien informadas, y el hombre de la calle, sometido al juego constante de las acusaciones y desmentidos, está fortaleciendo su desconfianza hacia la política y los políticos, desconfianza alimentada por cincuenta años de propaganda salazarista.

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