El grupo francés Paribas, acusado de fuga de capitales
La batalla entre el Gobierno francés y el denominado por el presidente Franlois Mitterrand "muro del dinero" llega a los tribunales con la demanda que presentará el primero contra Paribas, el primer grupo financiero- francés, nacionalizado, acusado de facilitar la fuga de capitales. El asunto no está relacionado con la venta de las riliales belga y suiza de Paribas, pero el nuevo poder francés desea sentar un precedente en favor de política económica.
Conviene recordar que Paribas es el primer grupo financiero francés y que, con Suez, fue nacionalizado recientemente al lado de las 36 principales bancas privadas. El director general de Paribas, Pierre Moussa, reaccionó vigorosamente contra la decisión del Gobierno, y semanas atrás, antes de que la ley de las nacionalizaciones fuese aprobada por la Asamblea Nacional, facilitó la fuga de dos filiales de su establecimiento: en efecto, las Paribas suiza y belga fueron vendidas, con el fin de que no cayeran en manos del Estado. El asunto irritó al Gobierno y causó un impacto negativo en la opinión pública. Y la guerra entre el poder mitterrandista y los medios económicos que no digieren su política económica estalló de manera sensacional. El ejemplo de Paribas podría ser imitado por otras empresas nacionafizables.Fue en este momento cuando las autoridades decidieron sacar a relucir los trapos sucios de Paribas y de su responsable máximo, Moussa. En primer lugar, forzando la dimisión de este último, y acto seguido, refrescando un litigio que ya dio mucho que hablar hace un año y que, por razones múltiples, casi se había olvidado.
Temor a la izquierda
Durante el otoño de 1980, los funcionarios de investigaciones aduaneras, al repasar la contabilidad de Paribas, descubrieron que esta entidad bancaria amparaba la fuga de capitales, que ya entonces temía la posibilidad de la llegada de la izquierda al poder. Según esa investigación, Paribas, ya dirigida por Moussa, facilitó la transferencia ¡lícita de capitales a Suiza de 450 clientes. La misma encuesta reveló que el grupo financiero había intervenido en un tráfico de oro hacia Canadá de un valor de veintinueve millones de francos (quinientos millones de pesetas). Este lote de metal precioso, por el que la banca recibió una comisión, fue transportado en sacos de contrabando. Las operaciones de transferencia ¡lícita de fondos se efectuaron según el método llamado de compensación; es decir, que la transacción se hacía entre clientes que deseaban repatriar dinero de Suiza y los que querían exportarlo.En aquellos tiempos, el Gobierno de Valéry Giscard d'Estaing arremetió contra Mousa, entre otras razones porque se creía que el responsable máximo de Paribas, paradójicamente, era un hombre próximo a la izquierda. Por esto último, en efecto, nadie comprende bien el comportamiento actual de un hombre considerado como muy inteligente y de claras tendencias progresistas. Lo cierto es que a finales del año pasado el clima preelectoral enterró el asunto Paribas, y ahora, el Gobierno, para castigar públicamente al "emigrado del interior que considera a los franceses indignos de su dinero" ha decidido llevar a Moussa a los tribunales.
Este tipo de fraude no es nuevo, aunque se acentúa en función de la situación política. Los más conocidos son los de los artistas de renombre, que se las ingenian como pueden para evitar los ¡mpuestos. En casi todos los casos, hasta la fecha, en Francia, esas cuestiones se han resuelto siempre de manera amistosa. Hoy, con el asunto Moussa, el mitterrandismo pretende inaugurar una campaña de saneamiento de costumbres económico-fiscales.
Durante los dos últimos meses, la fuga de capitales se estima que apenas ha alcanzado los veinte millones de francos (350 millones de pesetas).
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.