Toledo pretende incorporar un museo de escultura al aire libre a su geografía urbana
Chillida, Serrano, Chirino y Canogar ceden sus obras para apoyar la iniciativa
Ya en 1962 el pintor Fernando Zobel conectó con el Ayuntamiento de Toledo para ubicar allí su luego famoso Museo de Arte Abstracto, emplazado definitivamente en Cuenca. Desde entonces, después del acto fallido, Toledo ha seguido intentando salir de su letargo y reincorporarse a la corriente artística contemporánea, creando uno de los primeros museos de escultura al aire libre de España. Artistas como Chillida, Martín Chirino, Serrano, Feliciano o Canogar han cedido sus obras para ello. Ahora sólo falta ponerlo en marcha. El proyecto ha sido elaborado por el grupo artístico Tolmo.
Toledo, una de las ciudades españolas de más raigambre cultural y artística, ha decidido salir de su letargo. Los monumentos, las calles y el ambiente toledanos parecían haberse quedado suspendidos en el tiempo. Sin embargo, esta ciudad castellana nunca ha carecido de inquietudes artísticas e intelectuales. Basándose en ello, la Asociación Cultural Tolmo, formada por pintores, escultores, arquitectos y amigos del arte, planteó muy seriamente la manera de conseguir que Toledo diera un salto en el tiempo; eso sí, sin perder su pasado: interrelacionándolo con el presente y el futuro.¿Qué ocurriría si en el conjunto urbanístico de la ciudad se colocaran algunas esculturas modernas pertenecientes a los mejores artistas contemporáneos? ¿Se resentirían las callejuelas? O, por el contrario, ¿se lograría integrar el pasado con el presente, sin que Toledo perdiera por ello su sabor tradicional? El experimento, a primera vista, puede parecer descabellado, pero no es nuevo. Otras ciudades monumentales han intentado con éxito la aventura. En Viena, por ejemplo, delante de la maravillosa Pinacoteca, puede verse una escultura moderna del artista inglés Henry Moore. Nadie se ha rasgado todavía las vestiduras por ello.
Escultores como Chillida, Pablo Serrano, Feliciano, Chinino, y pintores como Canogar, han ofrecido desinteresadamente sus obras para que se colocaran en lugares estratégicos de Toledo: en los jardines de la muralla, a la derecha de la puerta de la Bisagra, en el paseo de Recaredo y en diversos emplazamientos cercanos, intramuros de la ciudad. Parece también posible la colaboración del mismo Henry Moore, oran amante de Toledo, que va a celebrar próximamente una exposición en Madrid.
Al principio se quiso organizar una exposición temporal, que permitiera tomar conciencia del hecho, pero la idea hubo de ser abandonada porque los gastos eran demasiado elevados. Entonces se decidió realizar una exposición permanente. El primer paso ha sido organizar un dossier a cargo de la Asociación Cultural Tolmo, que ha contado con el apoyo del Ayuntamiento y con el de la Dirección General del Patrimonio Artístico, dependiente del Ministerio de Cultura. Dicho dossier recoge el deseo de acrecentar el enriquecimiento artístico de Toledo, «dormido en la gloria antigua», a fin de acercar a la sociedad toledana actual las corrientes artísticas contemporáneas.
Casi el 70% de los habitantes de Toledo respondieron afirmativamente a la pregunta «¿Se debe crear un museo al aire libre?», según una encuesta realizada por un grupo de sociólogos. Se ha realizado además un fotomontaje, situando diversas esculturas de los artistas que han ofrecido sus obras en los lugares escogidos para el auténtico museo.
Ahora empieza, en contra de lo que pudiera parecer, la parte más difícil. Se ha obtenido un cierto respaldo económico: a finales de marzo el Ministerio de Cultura otorgó al grupo Tolmo un millón de pesetas para la realización de un proyecto que «acercara la cultura a todo el mundo »; se cuenta también con la colaboración desinteresada de artistas de categoría mundial; se tiene, asimismo, el apoyo espiritual de la mayoría de los toledanos, que han comprendido el significado del proyecto de cara al futuro de la ciudad, pero el verdadero problema es que para realizarlo hace falta un gran respaldo económico, tanto oficial como privado. De momento, se espera la ayuda de la Unesco, organismo que ha cooperado reiteradamente en el rescate y la creación del patrimonio artístico de numerosos países.
«Con un mínimo de presupuesto se hacen maravillas en la galería Tolmo», es el lema de este grupo integrado por siete entusiastas del arte que, además de exponer en la galería, se reúnen amigablemente todos los viernes. Tras diez años de funcionamiento como grupo se han constituido oficialmente hace un año como Asociación Cultural Tolmo.
Su presidente, el pintor Francisco Rojas, ha expuesto recientemente en la galería Carmen Bores, de Madrid. Varios premios y becas constan en la historia de los componentes del grupo; entre ellos una beca de la Fundación Juan March, concedida a uno de los miembros más jóvenes, el pintor Raimundo de Pablos, cuya auténtica vocación es viajar. El único escultor del grupo es Cruz Marcos.
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