Consternación nacional en Francia por el fallecimiento del artista
Al escritor, dramaturgo, académico Eugenio lonesco fue EL PAIS quien le anunció la noticia de Georges Brassens: «¿Qué edad tenía?», preguntó el autor de Las sillas. Un hombre de la calle, abordado a bocajarro, se le transfiguró la expresión y exclamó: «Merde, eso no es verdad». La televisión francesa anunció «la consternación nacional» que causó el anuncio del fallecimiento.lonesco, visiblemente emocionado, y habitado por sus fantasmas del más allá, disertó ampliamente, con ternura, sobre el trovador que ha ensimismado a las tres últimas generaciones de franceses: «Yo no puedo hablar técnicamente de Brassens, porque no soy un especialista de la canción. Su muerte me apena profundamente. Nunca lo conocí en persona. Pero a través de sus canciones sentí la simplicidad, la gracia, la belleza». «¿Cree que hubiera merecido entrar en la Academia Francesa?». «No, no, eso no, porque sus canciones eran simplistas. Tenían gracia, pero no puede decirse que haya realizado una obra. En todo caso hubiera podido entrar en la Academia de Bellas Artes». «¿Qué le inspira su muerte en estos momentos?». lonesco mantuvo tres segundos de silencio y musitó: «Qué Dios acoja su alma».
El presidente de la República, François Mitterrand, instantáneamente, hizo pública una declara ción: «Uno de los verdaderos poetas de este tiempo nos ha abandonado. Georges Brassens realizó la alianza de la música y la poesía, y su obra está inscrita en el patrimonio cultural francés. Esta tarde estamos todos profundamente tristes al lado de aquellos que le amaban. El ministro de la Cultura, Jack Lang: «Brassens era la voz interna de muchas generaciones. La muerte de Brassens afecta a todos los franceses. Su voz confidencial se había convertido en la voz interior de varias generaciones».
El vendedor de un quiosco se entera también de la noticia cuando le interrogamos y exclama: «No me diga que ha muerto Brassens». «¿Qué era para usted Brassens?» Sin dudarlo: «El anticonformismo. Sobre todo el anticonformismo. El decía mierda y puta. Y parecía que lo estaba diciendo uno mismo. Eso era un desahogo, porque uno no se atrevía a decirlo de esa manera anticonformista, como él».
Generoso y púdico
Por teléfono, una profesora de Literatura, Catherine Dreyfus: «Era generoso y era púdico como hombre, y era un gran poeta. El rasgueo de su guitarra representa ba un universo limitado, pero tan profundo que abarcaba el planeta, es decir, lo que hay de más auténtico en el ser humano. La palabra mierda, en su boca, era un quejido gracioso. Brassens vivía apartado del mundanal ruido desde hace varios años. Aunque toda su vida se dedicó con les copains d-abord (antes de nada los amigos), entre los que se encontraban Paco Ibáñez, y el cantante versiano-galaico Amancio Prada, que se dio a conocer en París, en el teatro Bobino, corno telonero de Brassens».
Nacido en Sete, la tierra del hombre de teatro Sean Vilar y del poeta Paul ValIry, pronto se afilió al anarquismo que iba a inspirar su poesía individualista. Su carrera arranco de Montmartre, del célebre cabaré de Patachou, y, desde entonces, con las 135 canciones que ha creado, se convirtió en el poeta de la canción francesa, el que más ha influido en sus colegas después de Charles Trenet.
Vivió toda su vicia con «mi compañera», anónima, de la que sólo tuvieron noticia sus amigos y sus gatos. Brassens decía del amor: «No diferencio el amor- que siento por una mujer y el que siento por mis amigos y mis gatos.». De la muerte dijo: «Cuando uno se muere, se ausenta un POCO ».
El actor y cantante Yves Montand, poco antes de su actuación de ayer en el Olympia, ante un público que le escuchaba en absoluto silencio, dijo que Brassens, como los grandes, no puede morir. «Brassens se ha ido de viaje», comentó Montand.
Ayer noche, en Francia, seguro que todos los conciudadanos de Brassens o derramaron una lágrima o sintieron la necesidad. Las emisoras de radio en cuanto se tuvo noticia de su desaparición interrumpieron los programas normales para transmitir sus canciones.
Babelia
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