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La legislación sobre indecencia, nuevo golpe a la industria tradicional del Soho londinense

Andrés Ortega

El Soho londinense ha comenzado a taparse los pechos -y otras partes- con la entrada en vigor, el martes, de la nueva ley sobre exhibición de material indecente. Resulta, sin embargo, difícil definir lo que es «indecente», y algunos de los mercaderes del sexo del famoso barrio de la capital británica ya están descubriendo fisuras en la legislación: podrían transformar sus sex-shops en galerías de arte.De hecho, la nueva ley no define lo que resulta «indecente». Esto es algo que tendrán que calibrar los propios jueces en los tribunales. La ley, sin embargo, viene a dar al traste con un maremagnum de legislación, que se remontaba al siglo XIX y que confundía a policías y magistrados.

La ley es clara en un solo punto: este material «indecente» sólo debe ser visible para los que quieran verlo. Los quioscos de periódicos tendrán que colocarlo de ahora en adelante en lugares especiales, protegido con carteles. Esta medida servirá para relajar las preocupaciones de muchos padres de familia para con sus menores. Las penas pueden llegar a multas de 175.000 pesetas y hasta dos años de encarcelamiento por incumplimiento de esta legislación.

Algunas tiendas de sexo habían retirado ayer de sus escaparates las publicaciones indecentes que suelen vender, cubriendo las lunas con cartulina negra, sobre la que con letra casta se recomendaba a los curiosos no entrar si podían verse ofendidos con lo que en el interior se mostraba, y prohibiendo la entrada a los menores de dieciocho años. De hecho, los carteles indicaban explícitamente las «delicias» ofrecidas en estas tiendas.

Están, sin embargo, excluidos de esta legislación los programas de televisión controlados por la BBC o por la Indeperident Broadcasting Authority (IBA), las obras de teatro, las películas y las exposiciones de galerías de arte. De ahí que el propietario de una de estas sex-shops estuviera ya pensando en convertir su tienda en una galería de arte, donde los clientes podrían comprar lo que en ella se exhibiera.

Esta nueva legislación, que comenzó con la propuesta individual del diputado conservador Timothy Sainsbury, no es, sin embargo, tomada demasiado en serio por nadie. El Ayuntamiento de Londres quiere ahora introducir una licencia especial para las tiendas de sexo, pero ha sido criticado por lo que supondría de prohibición encubierta de la pornografía. Este Ayuntamiento desearía limpiar el barrio del Soho, en decadencia desde hace unos años. Los tremendos impuestos y alquileres locales han conseguido echar del barrio a los pocos artesanos que quedaban. Otras muchas tiendas de alimentación exótica también están cerrando, el Soho se ha convertido en el barrio del sexo barato -y no se trata aquí sólo de precios- para extranjeros despistados.

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