Acción sindical ante la crisis
Comisiones Obreras va a celebrar los días 23, 24 y 25 de octubre sus IV Jornadas Confederales de Acción Sindical para trazar las líneas de trabajo sindical a corto y medio plazo.Esta discusión se va a dar en un contexto marcado a nivel internacional por la continuidad y agudización de la crisis económica y por el aumento de las tensiones militares y de la política de bloques (esto último tiene su reflejo, en el plano sindical, con la vuelta de la AFLCIO americana a la CIOSL y los intentos de frenar la evolución de la CES y de retrasar la admisión de CC OO). A nivel nacional, por la gradual derechización de UCD, la perspectiva no lejana de elecciones generales -y la incertidumbre de sus resultados- y por una fuerte ofensiva patronal, todo ello en el marco de la crisis.
Los problemas más importantes que la crisis crea sobre los trabajadores se pueden resumir en: altas tasas de paro, segmentación del mercado de trabajo, crecimiento de la economía sumergida, pérdida de posiciones de los trabajadores (legislación, salario directo e indirecto, capacidad de negociación, reivindicación y decisión) y los obstáculos que aún existen para la plena implantación de los sindicatos.
La creciente pólitización de la CEOE y sus arrogantes actuaciones últimas (abandono de la Comisión de Seguimiento del ANE) van dirigidas a influir más directamente en la política del Gobierno, a de cantar hacia una posición más de rechista el equilibrio de fuerza en el interior de UCD y a impedir una eventual victoria electoral socialista. En el terreno económico-labo al, la CEOE intenta: avanzar hacia la privatización de las áreas más rentables de la Seguridad Social (bajas de pensiones), evitar la consolidación sindical y recortar la participación institucional de los sindicatos, el endurecer sus posiciones ante el derecho de huelga y adaptar los marcos de negociación colectiva a su propia estructura y objetivos.
En la práctica, hasta el ANE, los sindicatos hemos estado centrados en temas como el salarial y la jornada en los convenios colectivos o en acuerdos como el AMI; en un sindicalismo dirigido, sobre todo, hacia los trabajadores empleados y de las grandes empresas, y gastando esfuerzos en la competencia sindical.
El reto sindical hoy es realizar un sindicalismo para el conjunto de la clase y reconvertir la acción sindical hacia los temas: empleo, reconversión económica, salario indirecto y diferido y la acción institucional. Aquí es donde la patronal está planteando su ofensiva, más estratégica que en temas como el salario directo, persiguiendo una nueva forma de acumulación de capital, a través de la disminución del gasto público y de la privatización de la Seguridad Social, a la vez que se aprovecha de la debilidad de los colectivos con menos organización y capacidad de respuesta: pensionistas, parados, enfermos.
La lucha contra el paro
El paro está siendo utilizado como factor de ajuste de la crisis a las expectativas de ganancia del capital, al aumento de la productividad, a la disminución de costes y para el reforzamiento del poder empresarial. Para CC OO, el eje de la acción del sindicato debe ser la lucha contra el paro y sus consecuencias, contra la disminución de la población activa y por la plena ocupación en la perspectiva de la salida de la crisis.
Por ello el primer objetivo para 1982 es el cumplimiento íntegro del ANE. Especial importancia tiene el mantenimiento de la población ocupada, del que la CEOE se quiere desresponsabilizar. Los sindicatos debemos actuar para que este objetivo sea un hecho real y no un incumplimiento a denunciar. La tarea por unos Presupuestos Generales del Estado en consonancia con esta meta es la tarea más próxima para los sindicatos y la izquierda.
Pero, evidentemente, con el ANE no acaba la política de empleo de CC OO, sino más bien empieza. La política de empleo y solidaridad reafirmada en el II Congreso Confederal con el Plan de Solidaridad contra el Paro y la Crisis (PSCPC) es la perspectiva de trabajo a medio plazo. Las líneas de avance hacia el PSCPC pasan por:
- La reunificación del mercado de trabajo, superando las diferencias de intereses inmediatos entre los distintos colectivos de trabajadores y los efectos negativos de la disgregación producida por la aplicación de la ley básica de Empleo, de las formas de contratación previstas en el Estatuto de los Trabajadores (creación, de un mercado secundario de trabajo: temporeros, a tiempo parcial, "autónomos", a domicilio, "trabajo negro", etcétera).
- La política de empleo hacia las zonas de emergencia. Orientando recursos e inversiones de choque hacia la creación de empleo y protección al desempleo. Concitando en torno a estos planes zonales o sectoriales a todas las fuerzas sociales, políticas e institucionales.
- La organización estable y movilización de los parados y "trabajadores precarios"; el trabajo institucional en el INEM, INSS, Oficina de Colocación, etcétera, y la reducción gradual, pero continua de la jornada son, entre otras, piezas clave en la lucha contra el paro.
La evolución de la crisis económica está delimitando el papel de España en la división internacional del trabajo y estamos asistiendo a profundas transformaciones en los sectores económicos y en las empresas. Las "reconversiones" sectoriales, junto a los "planes de viabilidad" de empresa, alcanzan cada vez a un número mayor de trabajadores y tienen carácter de auténticos convenios colectivos "marco". Pero se están produciendo, de forma más silenciosa y no negociada, transformaciones que afectan de una forma u otra a la práctica totalidad de la producción y los servicios. Estos procesos incluyen: mayor flexibilidad en la utilización de la mano de obra, cambios profundos en la organización del trabajo e introducción de nuevas tecnologías.
El Estatuto de los Trabajadores, el AMI y el papel jugado por las delegaciones de Trabajo han contribuido de manera decisiva a la introducción de "reivindicaciones estratégicas" de la patronal en el sentido arriba apuntado (flexibilidad de despido y de contratación y de modificar la organización del trabajo, absentismo y productividad, etcétera), que repercuten de manera muy negativa en. las condiciones ambientales de trabajo y en la salud laboral, amén de reforzar el autoritarismo empresarial.
Los sindicatos debemos incidir en estos procesos de cambio y negociar todo lo que afecte a la relación laboral. En este sentido, los convenios colectivos, que están sufriendo un empobrecimiento importante de contenido y de eficacia como instrumento para regular las condiciones de trabajo, deben revalorizarse con un nuevo enfoque que haga posible la negociación de aquellas materias, establezca la eficacia general de los mismos y articule la negociación en un proceso de ampliación de los ámbitos.
En definitiva, el gran objetivo para el sindicato es la salida negociada de la crisis económica, para que los trabajadores salgan colocados lo mejor posible y se aboque a otro tipo de modelo de crecimiento económico, de producción y de consumo más justo y solidario, con altas tasas de empleo y con mejores condiciones de trabajo y de vida.
Para ello, y para hacer frente a los problemas descritos (paro, ofensiva patronal, cambio económico, etcétera), es preciso la discusión profunda y en conjunto entre CC OO y UGT sobre estos temas, su priorización sindical, centrando qué es lo fundamental y huyendo de roces en cuestiones secundarias que sólo sirven para distraer fuerzas en favor de los Planes de la derecha económica y política y nos alejan de la construcción de una alternativa progresista viable y unitaria ante la crisis que entusiasme al conjunto de los trabajadores y permita recuperar la iniciativa al movimiento sindical.
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