Los premios parlamentarios del curso político 1980-1981 se entregaron bajo el recuerdo del 23-F

Una atmósfera de solemnidad y preocupación retrospectiva recorrió ayer los catorce rostros que ocupaban la tribuna presidencial del acto de entrega, de los premios Tiempo de Hoy, cuando el video en el que se reflejaban los principales datos biográficos de los galardonados reprodujo las escenas del Congreso que paralizaron la vida española el pasa do 23 de febrero. El rostro más afectado por aquel recuerdo grabado era el de Adolfo Suárez, ex presidente del Gobierno, que fue premiado con el galardón especial al valor cívico que le entregó el presidente del Congreso, Landelino Lavilla.

Estos premios, destinados a destacar la labor de parlamentarios durante el curso 1980-1981, han sido otorgados por Tiempo de Hoy, revista política del semanario Interviu, que ayer congregó, a la mayor parte de los componentes de la clase política española en el Club Financiero de Madrid. La tensión que se palpó en el ambiente cuando el video recordaba la conducta de Adolfo Suárez el pasado 23 de febrero, fue mitigada inmediatamente después por las miradas más cálidas de la noche: las que se dirigieron Santiago Carrillo, premiado por el rigor expositivo de sus discurso, y el político de Cebreros. El intercambio de parabienes visuales halló su momento culminante cuando el editor de Tiempo de Hoy, Julián Lago, definió al equipo de catorce personas -premiados y encargados de entregar los trofeos- que ocupaban la tribuna, como la realización virtual del viejo sueño de Carrillo: un Gobierno de concentración.El momento menos distendido de la noche se registró cuando Alfonso Osorio, diputado de Coalición Democrática, le entregó a Carrillo la escultura del artista Santiago de Santiago sin que la donación fuera refrendada por el abrazo que en los casos restantes fue habitual.

Entre esos abrazos el que mayor expectación produjo fue el que Juan José Rosón, ministro del Interior, le dio a Juan María Bandrés, diputado vasco de Euskadiko Ezkerra, premiado, según el calificativo de Tiempo de Hoy, con el trofeo a la tenacidad instantes después de que el video recordara unas frases del político vasco sobre la "afrenta histórica" que supone la ignorancia por parte de la Administración central de las necesidades de Euskadi. Después, Bandrés comentaría a este periódico que "dentro de su frivolidad, este es un acto que hace comprobar la posibilidad de la tolerancia.

Enrique Tierno Galván, alcalde socialista de Madrid, entregó el premio al mejor discurso a su compañero, el secretario general del Partido Socialista Obrero Español, Felipe González. Como todos los galardonados recibieron sus premios de manos de supuestos opositores políticos, Tierno señaló luego a EL PAIS: "La verdad es que yo no lo entiendo, porque yo me llevo bien con González".

Francisco Fernández Ordóñez, premiado por su iniciativa legislativa como ministro de Justicia en el anterior Gabinete de Calvo Sotelo, recibió su escultura de manos de Modesto Fraile, el vicepresidente del Congreso que fue presentado como "casi independiente" segoviano. José María de Areilza, galardonado por su elegancia oratoria, recibió de manos del ministro Matías Rodríguez Inciarte la estatuilla de bronce.

El momento de mayor conciliación de la noche se produjo cuando Alejandro Rojas Marcos, diputado andalucista, recibió de Miquel Roca Junyent, portavoz de la Minoría Catalana en la Cámara baja, un regalo adicional. Miquel Roca le dijo: "¡Viva Andalucía!".