Moscú vuelve a reclamar mano dura a los dirigentes del Gobierno polaco
Moscú advirtió ayer nuevamente a los dirigentes polacos que deben "replicar eficazmente a la contrarrevolución" y "reforzar las posiciones del socialismo en Polonia". En un artículo firmado por Alexei Petrov -seudónimo que oculta al Cómité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS)-, Pravda volvía ayer a dar un repaso a la situación en Polonia.
Este comentario del PCUS venía a ser la reedición, atenuada y oficiosa, de las dos cartas de advertencia enviadas en los últimos meses por el Kremlin a los dirigentes de Polonia. "En ningún país se podría tolerar que un sindicato se constituya en instrumento de la lucha contra el régimen", se podía leer en Pravda.Por primera vez desde el inicio de la crisis polaca, Pravda atacaba directamente a la Iglesia, acusando al "clero reaccionario" de apoyar las "actividades subversivas". No faltaban tampoco las ya clásicas acusaciones contra Solidaridad: el sindicato independiente quiere la restauración en Polonia del capitalismo y la destrucción del sistema para sustituirlo por el pluralismo político.
Petrov sugería también que el Gobierno muestra excesiva blandura frente a Solidaridad, accediendo a sus "reivindicaciones irreales", que "arruinan la economía nacional".
Significativamente, Petrov aseguraba que Solidaridad no ha respetado las condiciones que aceptó en el momento de su legalización, al no mencionar en su programa aprobado en el último congreso el término socialismo, ni el "papel dirigente del Partido Obrero Unificado de Polonia (POUP, comunista)", ni tampoco la función del sindicato independiente como colaborador del Gobierno, y el partido.
Esta acusación a Solidaridad de haber roto las condiciones que le fueron impuestas cuando su inscripción parece revelar los deseos del Kremlin de eliminar el sindicalismo independiente polaco, una vez que Moscú aparenta haber descubierto que el juego va mucho más lejos de lo previsto.
Los soviéticos aceptaron en un principio -y sin grandes reticencias- la legalización de Solidaridad. Pero el hecho de que este sindicato sé haya alejado de la política colaboracionista para transformarse sin disimulos en grupos de oposición parece haber causado la indignación del Kremlin
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