Traslado merecido
Le dirijo simplemente ésta porque soy persona muy sensible al dolor humano, y la verdad es que cada día que leo las crónicas de su formidable corresponsal destacado en Moscú, Félix Bayón, me produce una sensación de malestar y tristeza, al comprobar lo que este buen hombre está sufriendo en el infierno moscovita.Por ello creo que debería la dirección, o el, Consejo de Administración de ese gran rotativo no tenerlo por más tiempo allí, en aquel mundo inhóspito, sucio, denigrante, en el que sólo se ven colas de gentes míseras, hambre, dolor, tristeza y tías gordas en las playas. La verdad es que, por parte de ustedes, encierra algo de sadismo, posiblemente sin darse cuenta.
Considero que es joven que se ha merecido sobradamente un buen traslado, por ejemplo, de corresponsal de Nueva York, para que le sirva de descanso y se sature de libertad, democracia, sindicatos libres, limpieza, tranquilidad, tías buenas, chicarrones altos, rubios y guapos, y restaurantes de setenta tenedores.
Es una modesta opinión de un lector que se gasta todos los días treinta pelas en su periódico, por ahora, porque los otros son un asquito leerlos -parece que estamos otra vez en la era franquista (y toco madera)-, pero que no trata de inmiscuirme en asuntos internos de su empresa./