Escaso impacto en Europa del informe del Pentágono sobre la URSS
El documento sobre "El poderío militar soviético" publicado esta semana por el Pentágono norteamericano ha tenido poco eco entre el público británico, informa Andrés Ortega desde Londres. Los principales periódicos recogieron la información, añade, pero sin ningún comentario editorial. De un modo general se piensa que el informe no aporta ningún dato nuevo. Su publicación, por otra parte, coincide sospechosamente con las presiones ejercidas sobre el Departamento de Defensa para que reduzca su presupuesto.El secretario británico de Defensa, John Nott, declaró ayer en Hong Kong que el Reino Unido podría comprar para sus submarinos el sistema de misiles nuclares D-5 (Trident II), que está incluido en el programa de modernización de las fuerzas norteamericanas.
Con escaso interés y una cierta decepción se acogió en la República Federal de Alemania (RFA) el documento presentado por el secretario de Defensa, Caspar Weinberger, informa José Comas desde Bonn. Entre los diputados de la coalición gubernamental no se oculta la decepción por lo que se considera "prácticamente nulo interés del informe Weinberger". En el bar del club de Prensa un diputado del centro de la socialdemocracia se lamentó: "Llevaban tanto tiempo hablando de los SS-20 y ahora nos presentan unos dibujos". "No sé a qué esperan para mostrarnos de una vez las fotos de los cohetes rusos".
Ayer, Hans Dietrich Genscher, ministro alemán occidental de Asuntos Exteriores, invitó a la URSS a que publique sus propias cifras sobre las fuerzas militares de que dispone, en un artículo publicado en el diario Nordsee Zeitung.
Ante el nuevo plan de modernización del arsenal estratégico la opinión francesa no se estremece, señala Feliciano Fidalgo desde París. Sobre esta cuestión, la doctrina oficial, expresada claramente por el presidente François Mitterrand, que hace especial hincapié sobre el desequilibrio existente entre la URSS y EE UU, es respaldada por todas las fuerzas políticas, con la única excepción del partido comunista. Sólo los dos diarios más importantes de París, aunque de opuesta orientación política, Le Monde y Le Figaro, comentaron la decisión considerándola beneficiosa para Occidente.
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